Una vez más nuestro país sale mal librado de un reporte internacional, en este caso la publicación de los resultados de la prueba PISA, dicha prueba se aplica a jóvenes de 15 años un año después de que egresan de la escuela secundaria. La prueba es por competencias, estandarizada y se aplica de manera estratificada cada 3 años. Este es un ejercicio de verdadera evaluación, que el gobierno federal no quiere abrirse para practicarla.
En 10 años los resultados de la aplicación de la prueba PISA demuestra que seguimos al fondo de la tabla no hemos avanzado ni medio milímetro, aun con la alternancia de los gobiernos, y bajo el pomposo anuncio de reformas educativas. Países como Vietnam el cual ha sido golpeado por la guerra y la marginación de las grandes potencias, hoy se encuentra entre los primeros lugares. Por encima de nosotros de los llamadas países de la región están Chile, Colombia, Uruguay incluso la Republica Dominicana, abajo solo aparecen Brasil y Perú.
Sin embargo la contraparte también hay que decirlo, la prueba PISA no es tan pertinente para nuestro país, evalúa una serie de aspectos que no forman parte del curriculum mexicano o de las orientaciones específicas ligadas con las prácticas de los y las educadores. Salimos mal porque estamos mal pero la prueba no es tan sugerente que permita visualizarnos en el marco global de los países miembros de la OCDE.
La prueba PISA y otras más como fue Excale o Enlace sirven de escaparate para demostrar que los problemas de fondo están en el sistema en su totalidad y complejidad, en una mala gestión y administración del mismo y de que han sido mal entendidos y peor encauzados los conceptos claves de la moda educativa como son: calidad, equidad, eficiencia, eficacia, equidad y trasparencia.
Me referiré aquí brevemente al asunto de la calidad educativa. El gran error que hemos cometido es que a la calidad se le ha entendido como un calificativo de la tarea educativa y no como su sustancia. Habrías que invertir las figuras no hablar de una educación de calidad sino de calidad educativa. La idea es que la calidad y el servicio educativo queden fusionados en una idea articuladora que se asuma en la práctica. Para ello se requieren diseñar algunos indicadores.
El segundo problema al que nos enfrentamos es que todos esos términos como el de calidad, eficiencia, rendimiento, productividad, cumplimiento de metas, etc., han sido traídos de la empresa y han sido trasladados a la educación. No es lo mismo admisntrar una empresa que adminsurtar una escuela, es más las escuelas no se admisntran, se organizan en torno a un proyecto de desarrollo. La calidad entonces se trata de definir con claridad las metas anuales de cada centro de trabajo con la capacidad de desarrollo y contrastarlo con lo que se pudo lograr en un periodo determinado.
Y el ultimo aspecto tiene que ver con el funcionamiento del sistema, un sistema rígido, piramidal, autoritario cuyas disposiciones se trazan de arriba abajo y en donde en la esfera superior se compone de burócratas no de académicos o de personajes que conozcan de educación y del sistema educativo. Todo ello, genera tensiones, desfases simulaciones e incumplimientos. Es por ello que la calidad educativa en nuestro país es un mito del que se habla mucho pero se han hecho pocas cosas para garantizar su cumplimiento.
*Doctor en educación y profesor – investigador de la Universidad Pedagógica Nacional, campus Guadalajara.