El lunes pasado murió Zygmunt Bauman, célebre sociólogo polaco quien, a lo largo de más de seis décadas, construyó una de las perspectivas de mayor amplitud y profundidad en la disciplina. Y es una pena porque, aunque había superado la edad de 90, se mantenía perfectamente lúcido y productivo. Su bibliografía sobrepasa la cifra de setenta libros, 15 de los cuales publicados en este decenio. Aunque Bauman es principalmente conocido por su obra Modernidad líquida, traducida al español y publicada por el Fondo de Cultura Económica en el 2000, lo cierto es que abordó una amplia variedad de temas, problemas y movimientos de la sociedad contemporánea.
Nació en Poznan, Polonia, en 1925. Durante la segunda guerra mundial, por el acoso del nazismo a los polacos de origen judío, su familia se vio obligada a emigrar a la Unión Soviética. El joven Bauman se alistó en el ejército soviético y tuvo ocasión de participar en el frente de batalla haciéndose merecedor de la Cruz Militar del Valor. A su retorno a Polonia terminó su formación académica en la Universidad de Varsovia, militó en el Partido Comunista, y ejerció tareas de docencia e investigación en dicha universidad desde mediados de los cincuenta hasta 1968. Como participante en el movimiento contra las políticas soviéticas de la época, se vio obligado de nueva cuenta al exilio. Primero emigró a Israel, y tras una breve estancia académica en Estados Unidos y Canadá, fue invitado por la Universidad de Leeds (Inglaterra) para incorporarse al plantel académico de esa institución, en donde permanecería hasta su deceso (datos de Wikipedia).
Su trabajo sociológico en la Universidad de Varsovia transitó del análisis del pensamiento político marxista hacia los fundamentos de la sociología clásica occidental. De la época destacan obras tales como Clase, movimiento y élite: un estudio sociológico sobre la historia del movimiento laborista británico (1960), El sistema de partidos en el capitalismo moderno (1962), Un esquema de la teoría marxista de la sociedad (1964) y Cultura y sociedad (1966).
En los años setenta, ya instalado en Leeds, publicó obras de contenido eminentemente teórico, entre las cuales destaca Cultura como praxis (1973), Hacia una sociología crítica (1976), y Hermenéutica y ciencia social: Aproximaciones hacia la comprensión (1978). En estos trabajos Bauman apuesta por la sociología clásica, principalmente en la matriz Durkheim-Weber y toma distancia, a la vez, del estructuralismo y de la sociología de inspiración marxista. Muestra un interés creciente por las relaciones individuo-sociedad, así como sobre la articulación entre los dominios del poder y las formas culturales.
En las obras de Bauman de los años ochenta se advierte una nueva ampliación de la temática del autor hacia problemas clásicos de la sociología política, principalmente un par: la condición de la modernidad, y la problemática de la libertad en el ocaso del Estado benefactor y de los regímenes socialistas. Como una síntesis de sus reflexiones hasta ese momento, al abrir la década de los noventa publica la obra Pensando sociológicamente, cuyo cometido original es brindar una introducción, de carácter eminentemente pedagógico, al quehacer de la sociología y a su posible contribución al entendimiento del mundo.
Este trabajo, que está a la altura de clásicos como La imaginación sociológica, de C. Wright Mills, o El oficio de sociólogo, de Pierre Bourdieu y coautores, busca discernir entre el discurso del sentido común y el propio de la disciplina sociológica. El autor examina, a tal efecto, una serie de temas en que coinciden las preocupaciones del científico social y las del individuo común: libertad y dependencia, orden y caos, interés personal y deber moral, naturaleza y cultura, entre otros. Sostiene, como Durkheim en su momento, que la perspectiva sociológica está obligada a tomar distancia del sentido común para brindar una respuesta objetiva y significativa a dilemas de esa naturaleza.
La producción de Bauman en los años noventa abunda en la agenda abierta a partir de Pensar sociológicamente, y coincide temporalmente con el apogeo de las vertientes del post-modernismo en sociología y otras disciplinas sociales. El debate abierto con los intelectuales posmodernistas ocupa entonces buena parte de su obra del periodo y concluye, entre otros escritos, con el trabajo Teoría sociológica de la postmodernidad, cuya versión en nuestro idioma fue publicada en 1996 en la revista Espiral. Estudios sobre Estado y Sociedad, vol. II, núm. 5, pp. 81-102. En este texto Bauman intenta conciliar su perspectiva con la de otros teóricos, aunque enfatiza las limitaciones del enfoque clásico post-moderno.
En el 2000 se publica Modernidad líquida, y en la primera década del siglo varios trabajos complementarios que amplían y enriquecen la posición del autor. En ella se da cuenta de diversos procesos de ruptura estructural en los órdenes y modelos de la sociedad y el Estado modernos. La idea de “liquidez” busca describir una serie muy amplia de fenómenos que van de la desintegración del espacio político convencional, las fronteras entre clases y estratos sociales, a la interacción cotidiana en su mínima expresión.
La sociedad líquida, que para Bauman es una condición necesariamente transitoria, pone en cuestión las formas sociales y culturales canónicas, pero también refleja y abre camino a nuevas posibilidades. Desde esta perspectiva la principal tarea de la sociología, concluye Bauman, es contribuir a la comprensión de la problemática: “Así como en la historia de la condición humana el descubrimiento equivales a la creación, y en el pensamiento humano explicar y enten der son la misma cosa, en los esfuerzos por mejorar la condición humana, diagnóstico y terapia coinciden”. (Epílogo de Modernidad líquida).