El 1 de octubre de 2024, Claudia Sheinbaum asumió el cargo como presidenta de México para el periodo 2024-2030. Su llegada ha generado expectativas sociales que llaman profundamente la atención.
Una de las expectativas más significativas surge del hecho de que Sheinbaum es la primera mujer en ocupar la presidencia en la historia de México. Este hecho la coloca en un selecto grupo de mujeres líderes en América Latina, como Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, Michelle Bachelet en Chile y Dilma Rousseff en Brasil.
La llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia supone que la forma de gobernar deberá ser distinta; es decir, mejor para todos, pero sobre todo mejor para las mujeres que históricamente han sido excluidas. En ese sentido, se aplaude la llegada de una mujer a la presidencia. Pero, ¿la forma de gobernar y el ejercicio del poder será distinta en función del género o se aplicarán las estrategias tradicionales de búsqueda, concentración y ejercicio del poder?
De arranque, el gobierno de Sheinbaum requiere cambios de forma y de fondo. Por ahora, en la forma ha prometido una paridad de género en su gabinete y la creación de una Secretaría de la Mujer, lo cual refleja un compromiso con la igualdad. Resta por ver si también habrá un cambio en el fondo, es decir un gobierno distinto y mejor en función del género.
Otra expectativa social tiene que ver con la formación académica y las altas credenciales académicas de Claudia Sheinbaum, lo que hace suponer mejores tomas de decisiones basadas en el conocimiento científico-social y las evidencias de efectividad. Sin embargo, las credenciales académicas no son una panacea, como lo demuestra el presidente Ernesto Zedillo (1994-2000), quien tuvo altas credenciales académicas, había estudiado en el Instituto Politécnico Nacional y tenía estudios de posgrado en el extranjero. Pero, sólo es recordado por la crisis económica del “error de diciembre” y el manejo del Fobaproa. Entonces, ¿será la preparación académica o el área de conocimiento en la que se formó, factores determinantes en su éxito? Ya veremos.
Sumado a lo anterior, tenemos una última expectativa poderosa, la amplia aprobación a Claudia Sheinbaum para darle continuidad a un proyecto denominado, ahora, como “el segundo piso de la cuarta transformación”. Aquí, habría que valorar la continuidad de los programas sociales, pero además su sustentabilidad financiera. Y también, habría que considerar el “efecto AMLO”, es decir, una suerte de carisma que construyó AMLO a través del tiempo y de las mañaneras, con sus expresiones lingüísticas, culturales, gastronómicas que lo acercaban a la gente y lo volvieron incluso un objeto de consumo en la plaza pública. ¿Claudia Sheinbaum tiene ahora la aprobación, pero y ese carisma? Por ahora, la continuidad de las conferencias matutinas denominadas “Las mañaneras”, ya tiene un leve giro en su contenido.
En resumen, las expectativas son altas y diversas. Tal vez algunas se cumplan, mientras que otras podrían desvanecerse. Sólo el tiempo lo dirá.
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