Axel Meléndez*
Desde sus inicios, la educación se ha encontrado en permanente tensión y disputa no solo entre los grupos que gobiernan en ciertos momentos históricos y las derechas de cada época, también se encuentran en ese debate los sectores de izquierda. Para muestra de ello, solo basta abrir un libro de historia de la educación para constatar que, desde las reformas liberales de Gómez Farías, las Leyes de Reforma, los Congresos Nacionales de Instrucción Pública en tiempos de Porfirio Díaz, la revolución mexicana, el sexenio de Lázaro Cárdenas, el actual periodo neoliberal, la educación ha sido un periodo de permanente tensión y disputa.
Solo para colocar un ejemplo: en los Congresos Nacionales de Instrucción Pública, que reuniría a personalidades como Rébsamen, Cosmes, Justo Sierra, entre otros, se buscaba la consolidación de un sistema educativo nacional, entre otras cosas. Dentro de estos espacios existieron intensas discusiones entre diversas posiciones desde el positivismo nacional, pues había posturas que defendían que cada región del país debía de contar con una particularidad educativa y otros más defendían la necesidad de homologar la educación nacional. Los congresos y sus tareas fueron interrumpidos por la irrupción social de la revolución mexicana que, al mismo tiempo de que las y los revolucionarios iban tomando terreno, el general Emiliano Zapata ordenaba que “se instalaran en cuanto antes escuelas públicas en el territorio recuperado”, pues “al gobierno le convenía que el pueblo fuera eternamente ignorante para poder explotarlo siempre” y sentenciaba “la revolución no puede, ni debe seguir el mismo procedimiento”. En ambos casos, hubo gente de izquierda y de derecha, funcionarios, medios de comunicación e instituciones como la iglesia que se oponían, tanto a los congresos de instrucción pública, como a lo dictado por el Caudillo del Sur.
Lo anterior solo es un ejemplo de las tensiones y disputas existentes alrededor de la educación, pero si rascamos aún más en la historia encontraremos los debates entre los intelectuales cercanos a Lázaro Cárdenas y los intelectuales de la máxima casa de estudios que, entre otras cosas, provocó que un grupo de profesores y estudiantes de la Escuela de Veterinaria solicitaran la separación de su campus de dicha universidad, pues se argumentaba que la institución “no estaba a la altura del momento y de los sectores más pobres”. Más ejemplos de dichas tensiones y disputas se pueden encontrar en la democratización del magisterio nacional, las huelgas de estudiantes en la UNAM, la lucha de aspirantes excluidos de las universidades, entre otros.
La tensión y disputa parecen ser cuestiones inherentes a la educación cada que existe un intento de cambio, modificación o simplemente porque las condiciones del momento ya son insostenibles para quienes articulan los procesos educativos. Esto tiene razón al entender que la educación nunca tendrá una completitud y por esto mismo el debate de lo “que tendría que ser la educación” se encuentra presente hasta el día de hoy. Y es que no es para menos, pues es desde la educación que se forman las y los ciudadanos, en cuerpo y subjetividad, así como en la forma de interpretar y relacionarse con la realidad desde los valores, ideas e ideologías que impulse quienes detentan el poder en esos momentos. Es decir, la educación se convierte en un espacio articulador de la sociedad, ya sea para seguir manteniendo un sentido común sobre la explotación y dominación de las grandes mayorías, o bien, para buscar la liberación y emancipación a partir de elaboraciones y reflexiones más críticas que aporten a una sociedad más justa. Cabe aclara que la educación, como se ha dicho desde hace muchísimo tiempo, no es la panacea esperada que acabará con el sistema de dominación y explotación pues esta tiene sus límites, pero son en esos límites que se pueda aportar a las luchas más amplias.
Actualmente el debate se centra en la propuesta de reforma curricular, donde funcionarios, académicos, investigadores, movimientos, activistas, profesores y profesoras, así como periodistas, han marcado su posición ante la propuesta de construir otro tipo de educación. Este debate que se encuentra en artículos de opinión, en redes sociales, así como en eventos públicos, es necesario para el intercambio de ideas y la reflexión de lo que se puede o no se puede hacer en los límites de la educación y en los límites del actual momento histórico. Que, insistimos, no es para menos, pues es desde la educación, sin reconocer espacios más amplios, en donde se forman las y los ciudadanos y es en donde se pueden o no sostener en un futuro proyectos de nación más amplios. Una expresión del debate actual, así como de las tensiones y disputas que existen alrededor de la educación, fue el caluroso intercambio de ideas sobre la actual reforma curricular entre Marx Arriaga, Director General de Materiales Educativos de la SEP y Erick Juárez, periodista especializado en educación.
Marx Arriaga se ha caracterizado, como muy pocos funcionarios, de entablar el debate de las ideas de forma frontal en redes sociales, en eventos, foros, en conferencias de prensa, etc., Esto es de necesario reconocer. Pero, al mismo tiempo, se debe de entender que la propuesta de reforma curricular rebasa más allá a la persona y aunque brille por su ausencia en el debate la actual Secretaria de Educación y el actual Subsecretario de Educación Básica, debemos señalar que la propuesta se realiza, como Arriaga lo ha señalado, en medio de resistencias -y apuesto que de tensiones y disputas- a lo interno de la Secretaria de Educación Pública. Esto no quiere decir que tengamos que estar de acuerdo con toda la propuesta, ni mucho menos guardar silencio ante lo que ocurre. Significa situar el análisis más allá de lo que se presenta de manera inmediata, para entender los límites de lo que es posible y de lo que no es posible actualmente.
Por otro lado, quienes estamos involucrados en la educación, ya sea desde la academia, el periodismo, así como desde los movimientos sociales y estudiantiles, tenemos la responsabilidad de reflexionar sobre lo que acontece actualmente en el terreno de la educación, de criticar lo que se tenga que criticar, de proponer lo que se tenga que proponer y de disputar lo que se tenga que disputar lo cual no significa, como se esta de moda decir, que “le estamos haciendo el juego a la derecha”. Para distinguirnos de esa derecha, tenemos que ser más hábiles y tener una argumentación sólida, tal y como lo muestra Erick Juárez y el medio que representa, Educación Futura. Podré o no estar de acuerdo con muchas de las posiciones de Erick o de las plumas que escriben en este medio tan plural, pero afirmar que son “prensa basura” o tachar de conservadores a quienes escriben es, por decir lo menos, injusto.
Las posiciones encontradas en el debate son necesarias, pues la historia nos muestra la relevancia de estos intercambios, pues permite entender desde dónde se piensa la educación y las propuestas que se hacen desde lo que “deberían de ser” los procesos educativos -Freire decía que “la cabeza piensa donde los pies pisan”-, al mismo tiempo, permite entender las disputas y tensiones que existen actualmente, así como los caminos que se deben de recorrer para construir una educación que no se base en desigualdades de género, etnia y clase.
Educación Futura y Erick Juárez, siempre han estado del lado de los derechos de las y los trabajadores de la educación, también salen a la calle a conocer las voces de los movimientos y las organizaciones -que, por cierto, fue en una marcha del Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación Superior hace ya más de 8 años que conocí a Erick que solicitó una entrevista para hablar hacer públicas nuestras demandas-, entablan dialogo con especialistas y funcionarios, abren sus espacios para quien tiene algo que opinar o denunciar. En fin, Educación Futura promueve el debate necesario alrededor de las tensiones y disputas en la educación, asimismo, es la expresión de aquellos espacios que tenemos que cuidar y procurar por el bien de ese horizonte en donde pensamos que otra educación es posible una educación futura.
*Pedagogo
@axelmelendezm91