“…las condiciones económicas transformaron primero a la masa de la población del país en trabajadores. La dominación del capital ha creado a esta masa una situación común, intereses comunes. Así pues, esta masa es ya una clase con respecto al capital, pero no es una clase para sí. En la lucha… esta masa se une, se constituye como una clase para sí. Los intereses que defiende se convierten en intereses de clase. Pero la lucha de clase contra clase es una lucha política” (Marx, k., 1975).
En los últimos días, hemos sido testigos de una serie de eventos en los que la “negociación”, como principal punto para dirimir un conflicto, ha sido más que evidente. Me refiero pues, a las mesas de negociación entre la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y la Secretaría de Gobernación (SG); esto, por las protestas que la primera ha manifestado en contra de la reforma educativa que el gobierno del Presidente Peña Nieto impulsó desde el inicio de su mandato y que, después de los hechos de Nochixtlán en Oaxaca, arreciaron, no sólo en esta entidad de la República Mexicana, sino en todo el país.
Y es que mire usted, la cerrazón con la que había actuado – hasta antes de Nochixtlán – Aurelio Nuño, Secretario de Educación y amigo del Presidente, propició, lo que desde mi perspectiva, he calificado como un “hartazgo magisterial” y “la unión de la tribu* disidente y no disidente en la defensa de sus derechos”, y hay razón en ello. Me explico.
Una vez que Nuño tomó posesión del cargo que le fue conferido, garrote en mano, se fue directo contra el magisterio responsabilizándolo de todos los problemas educativos en nuestro país: que si el Sistema Educativo Mexicano (SEM) está mal, es por los maestros; que si los niños no aprenden lo que deberían de aprender, es por los maestros; que si las escuelas no cuentan con los recursos e infraestructura adecuada para atender y cumplir con su función, es por los maestros; que si Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Michoacán están “jodidos”, es por los maestros; que si no quieren evaluarse y justifican su inasistencia, es porque no quieren mejorar el SEM. En fin, tantas y tantas aseveraciones cuyo sustento ni siquiera se acercaron a lo más lógico y razonable porque, como muchos especialistas e investigadores en la materia lo han afirmado y fundamentado, el problema, el fracaso educativo, no está en los maestros.
Con este escenario y ante la cerrazón de un Secretario poco sensible y nada dispuesto al diálogo, en pocos días, éste logró lo que jamás hubiéramos imaginado en estos tiempos, mover al magisterio disidente y no disidente. El primero, fortalecido a nivel nacional por los hechos en los que fallecieron más de 8 personas en Oaxaca y, el segundo, haciendo uso de sus supuestas funciones para “negociar con el patrón” sin que reparara en lo que en la historia de México se ha conocido como “charrismo sindical”.
Tengo claro que en todo conflicto la política como tal se hace presente. El arte de la negociación es uno de sus pilares, sin embargo, no debemos perder de vista que dentro de dicha política, la forma es fondo y, por lo que hasta el momento hemos conocido, la CNTE ha mantenido una postura radical y sustentada en tres puntos que, a decir de ellos, deben dialogarse para llegar a un acuerdo: el político, el educativo y el social; mientras tanto el SNTE, a decir de muchos, pero de muchos maestros, simple y sencillamente no ha negociado, se ha vendido.
Solo unas décadas han pasado desde que el conflicto ferrocarrilero se hizo presente en nuestro país; habría que recordarlo. Solo unas décadas han pasado desde que apareció una nueva modalidad de control sindical: “el charrismo sindical”; habría que revisarlo. Solo unas décadas han pasado desde que Jesús Díaz de León – mejor conocido como El Charro” – figuró a nivel nacional porque en su honor, surgió ese mote tan expresado en estos días: “sindicato charro”; no habría que olvidarlo. Solo unas décadas han pasado y… ¿la historia? La tenemos aquí, de nuevo.
Analicemos los hechos, tenemos por un lado a un líder sindical que después del encarcelamiento de la maestra Gordillo, en ningún momento expresó una sola inconformidad por la implementación de una reforma laboral y no educativa, es más, se unió a tal propuesta porque a decir de éste traería beneficios a millones de mexicanos y, por el otro, a un movimiento magisterial radical que hasta el día en que cierro estas líneas, sigue empujando por la abrogación de dicha reforma. La diferencia ahí está. Usted tendrá la mejor opinión sobre este asunto pero, desde mi perspectiva, la CNTE ha ganado terreno y no precisamente por sus estrategias y formas de negociación, sino porque buena parte de los maestros, están hartos de esa estigmatización, denostación y represión de la que han sido objeto por el Secretario de Educación en turno, así como también, por una falta de representación sindical que vele por sus derechos.
Fue curioso observar en esta semana, que el SNTE difundiera a través de diversos medios de comunicación – con mayor énfasis en Facebook y Twitter –, los resultados de las negociaciones que tuvo con la SEP, y con el hashtag #SNTEcumpleconelmagisterio, hizo alarde de los acuerdos a los que llegó derivados de esas mesas de negociación en las que se hizo presente. La pregunta que me surgió en ese momento – y aún la sostengo – fue: ¿qué es lo que ha cumplido? Porque el rechazo y la poca credibilidad que los mentores tienen sobre esta institución cuya función, a decir de sus principios, se basa en la “defensa de los derechos de los trabajadores”, ha quedado entredicho, porque en los hechos, poco o nada ha defendido a su gremio.
Veremos cómo termina todo esto, mientras tanto, me quedo con la reflexión con la que inicié estas líneas para intentar comprender la realidad que estamos viviendo.
Referencias bibliográficas:
Marx, Karl (1975) Miseria de la filosofía, citado por Humberto Cerroni, “Para una teoría del partido político”, en Teoría marxista del partido político/1, Córdova, Arg., Cuadernos Pasado y Presente, No. 7, 1975, p. 9.
León, Samuel. La burocracia sindical. En http://www.aleph.org.mx/jspui/bitstream/56789/5969/ 1/DOCT2065116_ARTICULO_3.PDF
Nota: * El término alude a los conceptos que Tony Becher empleó en su Libro “Tribus y territorios académicos”. Para mayor referencia, ver Fuerza Regia Magisterial que publiqué en este mismo espacio.