Por un lado a las 11 de la mañana de ese lunes 20 de agosto, Elba Esther Gordillo recurría a uno de sus discursos incendiarios, “estoy de regreso, salgo libre y la reforma educativa se viene abajo”. En otro lugar y casi a la misma hora, se reúne el gobierno saliente con el gobierno que tomará posesión el 1° de diciembre. Enrique Preña en su oportunidad afirma “la reforma educativa continuará”, López Obrador en su oportunidad pero más enérgico afirma “la reforma educativa se cancelará”. En todos los lugares rincones, municipios, entidades federativas miles de niños, niñas y jóvenes asisten por primera vez en el ciclo escolar 2018 – 2019, cómo ordenar las piezas de este complejo rompecabezas.
Elba Esther Gordillo, recurre a una estrategia mediateca (que le dio buenos resultados en otro momento), con la intención de chantajear al próximo presidente. Su táctica es intimidatoria, primero logró hacerse ver como la víctima, la pobre profesora que fue objeto de una gran injusticia, para luego dar el nuevo zarpazo por el poder y el control del magisterio, eso es lo que aprendió hacer y quiere repetirlo.
El encuentro de los presidentes coloca en el centro, la disputa por la propuesta educativa y la disputa por la propuesta educativa tiene que ver con el tipo de mexicanos y mexicanas a las que se aspira formar.
Estos elementos simbólicos de la actual coyuntura educativa, nos lleva a concluir que efectivamente estamos ante una disputa del poder educativo. Por otro lado alguien sigue mirando a la OCDE y a los países desarrollados que les va bien en PISA como el gran paradigma al que se aspira llegar y por el otro, alguien mira hacia el corazón de México, a sus raíces, sus asimetrías socioculturales y sus grandes cicatrices sociales, producto de las inequidades y la injusticias educativas acumuladas en los últimos años.
El proyecto educativo no se desliga del proyecto de nación al que se aspira, López Obrador está inaugurando formas inéditas de ejercer el poder presidencial, ¿Cuál es el escenario de este nuevo estilo que se espera para educación?. Lo que está en juego en este momento de transición es la educación para el desarrollo social y cuál es el tipo de desarrollo social para la educación.
Este momento de transición ha creado un clima enrarecido, parece que estamos ante un contexto de “tierra de nadie”, ni el gobierno actúa gobierno, ni el que ganó el primero de julio lo hace debido a que aún no toma posesión. Esta tierra de nadie permite escenas como las protagonizadas por la señora Gordillo.
Lo importante de la actual agenda es la disputa por el proyecto educativo que en el fondo es también la disputa por el poder político, los viejos y los nuevos grupos de poder han sacado a relucir sus verdaderos intereses, tanto en el SNTE, la burocracia de la SEP, Mexicanos primero, los grupos de empresarios todos tienen algo que decir, porque todos quieren sacar provecho de la coyuntura.
El campo educativo o el sistema educativo en su conjunto deberá blindarse a partir del nuevo gobierno, democratizar no sólo la vida sindical sino la vida en la escuela y la relación con los padres de familia, legitimar la propuesta o el modelo educativo por el que se opte, (independientemente de sus contenidos), garantizar mejoras sustantivas en el terreno educativo no sólo en escolaridad sino también en aprendizajes significativos para toda la vida, llevar el mejor servicio de excelente calidad a los lugares que han sido los eternos rincones olvidados de la república, para cumplir con el principio ideológico de “primero los pobres”.
En educación se condensa y se sintetiza la actual disputa por el poder y por el rumbo de la nación, en este estira y afloja los oportunistas casi siempre sacan el mayor provecho y los puristas, en aras de no contaminar su purismo político e ideológico casi siempre se quedan al margen. La aparición de la señora Gordillo el día 20 nos demuestra en esta coyuntura que “a río revuelto ganancia de oportunistas”.