Siendo secretario de Educación Pública, Jesús Reyes Heroles hizo una crítica lapidaria al funcionamiento burocrático y centralista de la Secretaría de Educación Pública. Mencionó que la SEP parecía un elefante reumático y artrítico. El secretario actual, Emilio Chuayffet, recupera el afán crítico, incluso cita a Reyes Heroles, pero en su faceta de intelectual y político, y apunta que la SEP es un archipiélago sin comunicación entre las islas.
En la coyuntura presente, la declaración del secretario Chuayffet es relevante. En la inauguración del V Congreso Internacional y VII Mexicano de Derecho Administrativo, en la Universidad Nacional Autónoma de México, el 8 de agosto, retoma algo de la beligerancia discursiva que mostró al comienzo del gobierno de Enrique Peña Nieto. Traza que había echado a un lado desde que la Secretaría de Gobernación comenzó a negociar con los maestros disidentes y estudiantes normalistas que tomaban carreteras y hacían destrozos en edificios públicos.
El mensaje del secretario Chuayffet contiene un elemento político y otro doctrinario; el primero es el más importante. Con éste trata de retomar la iniciativa en el debate sobre las reformas a la educación que desde finales de abril tienen los maestros disidentes y sus voceros. En las semanas que siguen veremos si el gobierno es consecuente con este intento o seguirá con dubitaciones y temores ante las amenazas de los grupos opositores.
En la parte medular, al referirse a la reforma constitucional que promueve el gobierno de Peña Nieto, el secretario expresó: “Esta reforma es el camino para que la Secretaría de Educación Pública recupere la rectoría en la materia, después de que ha sido asaltada por los poderes fácticos. Esta situación obliga, además, a reorganizar el sector educativo…”. Luego hizo la comparación con el archipiélago.
Después de tres décadas de la aserción de Reyes Heroles, se podría decir que el elefante se movió. El sistema educativo sostuvo cambios institucionales extensos con la descentralización educativa, que el gobierno llama federalización, pero de manera incorrecta. No obstante, la artritis continúa, ahora desparramada en más de 32 islas. Mas, contrario a lo que expresa el secretario Chuayffet, el archipiélago sí está comunicado (y muy bien), pero no por las autoridades, sino por los poderes fácticos a los que él hizo referencia en su pieza: las camarillas que controlan el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y gobiernan en la educación básica.
El elemento doctrinario de la pieza del secretario también contiene su porción de crítica, pero el énfasis está en la propuesta positiva. “Se ha dicho que esta reforma es más orgánica que sustantiva, más laboral que de fondo. Sin embargo, esta es una estimación absolutamente incorrecta… La calidad es un principio y, por tanto, derecho condensado… el cual tiene relevancia para los profesores, directivos, materiales educativos, métodos de enseñanza, instalaciones… Ésta es nuestra encomienda y para cumplirla necesitábamos construir un nuevo andamiaje jurídico”.
El secretario no ofreció pistas sobre ese andamiaje. Se sabe que un grupo de diputados y senadores, acompañados por la Junta de Gobierno del INEE y de funcionarios del gobierno ya concluyó con un proyecto de ley para el Instituto; pero no hay noticias sobre la Ley del Servicio Profesional Docente donde, se presume, los legisladores le pondrán dientes a la SEP para que pueda recuperar la rectoría de la educación. Pero, por esa razón, los grupos disidentes del SNTE, y los no disidentes también, pero con disimulo, se oponen con todo y obligan (o convencen) a la Segob de negociar con ellos, organizar foros donde se repiten las consignas, que en el fondo no son más que la defensa de lo existente.
Concedo que los principios doctrinarios son importantes, hasta trascendentes. La calidad de la educación es un fundamento y un fin por el que vale la pena luchar. También considero que la ofensiva discursiva del secretario Chuayffet ofrece una pista de que el gobierno no abandona el terreno a sus opositores; pero serán lo hechos, no las palabras, los que definirán el rumbo de las reformas de Peña Nieto. Esperemos que la SEP pueda comunicar al archipiélago o los poderes fácticos lo seguirán haciendo.
Publicado en Excelsior