Me sumo a la felicidad con reservas, el cambio se acerca a nuestro país en el terreno político y educativo. Este primero de julio del 2018 es una fecha histórica, no sólo han sido las elecciones o un ejercicio electoral como los que se llevan a cabo cada 3 o 6 años, no, en esta ocasión asistimos por primera vez en muchos años, a abrir una nueva ventana para mirar y vivir la democracia. Alguien dice que es el triunfo de la izquierda, yo digo que es el inicio de una transición hacia un modelo económico y político diferente, que tenga como constante formas civilizadas de decidir y de relacionarse entre mexicanos.
Andrés Manuel López Obrador a partir de realizar una campaña inteligente y con buena asesoría, ha derrotado al viejo régimen del PRIAN, para muchos (entre los que me incluyo) sentimos un triunfo por primera vez en nuestra vidas y este es motivo de reflexionar y de pensar las cosas bajo un formato diferente.
La educación y la democracia se han engarzado este 1° de julio, los mexicanos y mexicanas no sólo salimos a votar también estábamos dispuestos a defender el voto. Este ejercicio de las elecciones del primero de julio, dan para muchas aristas algunas de ellas comienzan a analizarse. Me detengo en el asunto educativo, en general López Obrador tiene un compromiso dual en todo su proyecto político: a) ser capaz de desmantelar las estructuras anacrónicas del viejo sistema, sobre todo en donde se generaban las grandes prácticas de corrupción y de complicidades políticas y b) por el otro, poder instaurar las nuevas formas y el nuevo estilo de gobernar basados (según sus principios) en la austeridad, la transparencia, la honorabilidad y una nueva lealtad basada en principios. La tarea será muy complicada se trata de extirpar un cáncer usando todo tipo de remedios. Junto a ello el gran problema de nuestro país es de inequidad con un reparto injusto de las diversas riquezas (materiales y culturales) y aunado a ello de violencia e inseguridad.
Desmantelar el viejo sistema no es tarea para seis años, pero se debe de comenzar ahora, el priismo se veía desgastado y el panismo con falta de creatividad y visión, el perredimso optó por el pragmatismo oportunista, y MORENA, un partido que hace pocos años prácticamente no existía hoy es el gran protagonista político. Esta no es ni de izquierda, ni de derecha son formas inéditas de proceder vinculado con la gente. Lo que viene y lo que muchos esperamos es la congruencia en las acciones a partir de las promesas reiteradamente anunciadas, erradicar la corrupción con justicia y equidad.
Los retos en educación son de cuatro tipos:
- Mantener un posicionamiento crítico con la mal llamada reforma educativa de Peña – Nuño, de tal manera que se permita delimitar y extraer los elementos favorables de la misma. Aprendizajes claves, involucramiento de los docentes. Para ello también es importante, mantener un posicionamiento con respecto a la evaluación como una vía para conocer los problemas y necesidades de la práctica de los docentes y del sistema educativo nacional.
- Desburocratizar el sistema educativo nacional, de tal manera que se garantice más academia y menos admisntración. Para ello es necesario reconstruir el tejido institucional que nace desde la escuela, luego pasar a las zonas escolares, en vinculación con los padres de familia de las comunidades. Es necesario descentralizar el poder que llegue hasta la escuela, para asumir compromisos y propuestas de trabajo basadas en la detección de necesidades sociales desde los espacios concretas en donde se inserta cada centro escolar.
- López Obrador tiene una oportunidad de oro, de brindarle un mejor escenario de organización y participación sindical a los maestros y maestras de nuestro país. No sólo se trata de acabar con el corporativismo y la antidemocracia sindical, se trata también de inaugurar nuevas formas de organización y participación de los y las educadores de México. El SNTE deberá desaparecer para convertirse en un conglomerado de fuerzas y corrientes en torno a un organismo común aglutinar todas las expresiones sindicales en la perspectiva de un proyecto común, primero la educación de los y las mexicanos y luego los derechos de los trabajadores de la educación, para realizar la tarea en condiciones dignas de práctica educativa.
- Desplegar un ambicioso proyecto educativo de una educación para los mexicanos que rescate las raíces, que mire a los pueblos y sus historias, que tenga un profundo compromiso de justicia y dignidad educativas. En donde cada acción, cada práctica educativa, cada decisión tomada, impacte en la perspectiva de generar una nueva cultura nacional. Basada en el respeto en la tolerancia, en una convivencia sana y civilizada. Para ello se requiere modificar todas las estructuras del sistema comenzando con la formación de los docentes (los que apenas se forman y los que ya están en servicio), ahí está la clave y el inicio del cambio educativo para nuestro país.
El primero de julio de 2018 nuestro país, ha amanecido con una nueva oportunidad de mirar la historia pensando en los mexicanos, mexicanas y sus necesidades. Era necesario una vuelta de tuerca hacia la izquierda y en ello muchos mexicanos estamos contribuyendo. Que las nuevas generaciones sean capaces de agradecer esta lección de democracia que vivimos este primero de julio.