Aún cuando se ha quitado la pesada losa del sometimiento o cese al magisterio con la derogación de la parte punitiva de la fracción III del artículo 3º Constitucional y de la ley del patíbulo conocida como la Ley General del Servicio Profesional Docente, la reforma educativa de la Cuarta Transformación es la reforma de la reforma, así de claro lo expresan sus funcionarios y legisladores. La abrogación prometida no llegó y las comas permanecen.
El marco de referencia de la reforma educativa de 2019 abreva al igual que la del Pacto por México, de mandatos de organismos multinacionales como Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), tratados como el de Libre Comercio, declaraciones como la Educación 2030 conocida como la Declaración de Incheon, promovida por la Organización para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y coorganizadas –entre otros- por el BM y la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
Este texto se aboca a la Educación 2030, documento que retoma el numeral 4 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el ODS-4, cuyo propósito es garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, así como, promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos[1], para ello, la Unesco tiene el mandato y la coordinación para lograr 7 metas de resultados a cumplir en 2030.
Educación primaria y secundaria universal.
Desarrollo en la primera infancia y educación preescolar universal.
Acceso igualitario a la educación técnica/profesional y superior.
Habilidades adecuadas para un trabajo decente (competencias para el empleo y emprendimiento).
Igualdad entre los sexos e inclusión.
Alfabetización universal a la juventud.
Educación a la ciudadanía.
A continuación se revisan algunos puntos del ODS-4, sus correspondientes similitudes con las reformas 2013-2019 y su vinculación con los preceptos para los países asociados:
El punto 9 del ODS-4 describe la educación de calidad como garante de la de lectura, escritura y cálculo, así como de la mejora en los resultados del aprendizaje; “la calidad de la educación supone el desarrollo de aptitudes, valores, actitudes y conocimientos que permiten a los ciudadanos llevar vidas sanas y plenas, tomar decisiones fundamentadas y hacer frente a los desafíos del orden local y mundial”.[2]
En documentos de la 4T, no obstante las declaradas aspiraciones hacia un nuevo paradigma educativo, se continúa en la misma tesitura, la calidad se reemplaza por excelencia, se deroga el inciso d de la fracción II pero se adiciona el apartado i que conceptualiza “la excelencia como máximo logro de los educandos”, esto es, la misma definición para calidad de 2013, pero agregándole fastuosidad, con el calificativo sustituto.
Dentro del apartado Visión, justificación y principios del ODS-4, se acentúa la importancia de la educación para el logro de los demás ODS como lo es la salud, el crecimiento y el empleo, ya que, afirma, amplía los horizontes con beneficios económicos y sociales.
El ODS-4 insta a circunscribirse al desarrollo global actual, “los sistemas educativos deben adaptarse a los mercados laborales, los avances tecnológicos, la urbanización, la migración, la inestabilidad política, la degradación ambiental, los riesgos de desastres naturales, la competencia por los recursos naturales, el aumento del desempleo, la persistencia de la pobreza, la desigualdad creciente y las amenazas cada vez mayores a la paz y la seguridad”.[3] Esto guarda total coincidencia con el dictamen del 29 de abril del presente, donde se menciona que el objetivo legislativo es “fortalecer el derecho a la educación, alineando las acciones que le dan vigencia a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas de los que México es signatario”[4], esto es, esforzarse por incidir en el control social de las desastrosas consecuencias del neoliberalismo.
También habrá que cumplir los Compromisos de la Educación para el Desarrollo Sostenible y la Educación para la Ciudadanía Mundial (ECM). En el apartado II Objetivo, enfoques estratégicos, metas e indicadores, el punto 13 establece garantizar la equidad e inclusión y la igualdad de género, para la equidad propone formar docentes en educación inclusiva y visión de género, las primeras se avalaron en el nuevo modelo educativo y se instrumentó la licenciatura en inclusión educativa en las escuelas normales con Nuño Mayer. En esta administración seguramente se continuará con dicha licenciatura y probablemente se erigirán las de Educación Sexual en la Escuela y Género.
El punto 25 y 26 cita la educación en situaciones de emergencia donde habrá que fortalecer la educación a favor de la paz, adaptación al cambio climático y preparación/respuesta a emergencias como desastres naturales, conflictos, o desplazamientos. Respecto a las Metas y estrategias indicativas universales se espera que cada gobierno las ajuste a su realidad donde todos los “asociados” participen y se logre “un sentimiento de propiedad nacional y un buen entendimiento”.[5]
Los objetivos sucesivos exponen el eliminar en la educación la discriminación de género, hacia las personas con discapacidad, a los integrantes de pueblos indígenas y a los niños con vulnerabilidad; además para un mundo globalizado, habrá construir sociedades pacíficas por lo que se fortalecerá la educación en derechos humanos, para la paz, intercultural, la no violencia y la ciudadanía mundial.
Como se observa todos estos puntos están contemplados, unos con más énfasis que otros en la reforma de Peña y en la actual.
La Declaración de Incheon sitúa a la educación como puntal para aminorar la pobreza, como eje coadyuvante para alcanzar los demás Objetivos de Desarrollo Sustentable, para el desarrollo económico y la formación de ciudadanía.
Esta declaración esta dirigida a normalizar, mantener, subsanar, continuar, avanzar y sostener la “sociedad global”. De esta manera de da por hecho que no hay otras opciones de vivir, relacionarse con la naturaleza, educarse, acceder al trabajo y menos aún de reconocer la posibilidad de otros sistemas económicos y políticos. Es la visión gozosa del capitalismo con “buenas intenciones” para la ideal prosperidad compartida. Destaca el reconocer a la educación como derecho plasmado en Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, pero lo primordial es su tratamiento como inversión estratégica de los organismos multinacionales.
[1] Organización de las Naciones Unidas (2015),Objetivos de Desarrollo Sostenible. La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, es el documento aprobado en septiembre de 2015 por parte de los países miembros con las 17 metas de los ODS.
[2] Educación 2030 Declaración de Incheon (2015), Enfoques Estratégicos, punto 22.
[3] UNESCO (2015) “Educación 2030, Declaración de Incheon y Marco de Acción, Visión, Justificación y Principios del ODS-4, punto 6, p.26.
[4] Dictamen de las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales, de Educación y de Estudios Legislativos, 29 de abril 2019, p. 94
[5] Enfoques estratégicos punto 28.