En este país hay dos tipos de participación social en la vida pública. El primero es el de órganos regulados, que por su naturaleza semioficial tienden a ser cooptados por las autoridades —a las que se supone deben asesorar y vigilar que sus actos se apeguen a la ley— y a burocratizarse. El segundo se refiere a la participación de organizaciones civiles, grupos de presión, camarillas sindicales y otras asociaciones que, aunque no sean invitadas a participar, se convierten en acompañantes molestos de los actos de autoridades. Éstas no se manejan por indicaciones de los funcionarios o por mandato de ley.
Este lunes, la Secretaría de Educación Pública instaló el Consejo Nacional de Participación Social en la Educación (Conapase). No es tan numeroso ni tiene a tanto funcionario como el que se estableció en los tiempos en que gobernaba el país Ernesto Zedillo. En su seno hay personas independientes y hasta críticas del sistema y de la SEP.
Los lineamientos que elaboró la SEP para instituir el nuevo Conapase contienen un residuo de los tiempos del corporativismo, al integrar a miembros del SNTE aunque sea un órgano que nada tiene que ver con lo laboral. Quedó integrado por 33 personalidades que durarán en su cargo dos años; 16 de ellos representan a los Consejos de participación social de escuelas, son padres de familia, fueron electos por insaculación; cuatro titulares de las secretarías de educación de los estados (seleccionados por región) junto con otro de la misma SEP. Asimismo, cuenta con dos representantes de las asociaciones de padres de familia, tres de organizaciones de la sociedad civil y del sector empresarial, dos investigadores (invitados por la SEP, no electos por sus organizaciones profesionales, sin embargo, de pensamiento independiente); dos maestros distinguidos (también invitados por la SEP), y los dos representantes de los trabajadores, éstos designados por el SNTE.
El secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet, propuso la terna para que los miembros del consejo designaran al presidente. Resultó electo José Sarukhán, persona de estatura académica y política, exrector de la UNAM, premio nacional de ciencias y miembro de El Colegio Nacional. La función principal del Conapase reside en darle seguimiento a las políticas, los planes y programas de estudio; también podrá proponer medidas para modificar tendencias o programas. Me imagino que habrá debates en el seno de este consejo, algunos hasta al margen de los cánones diplomáticos. No me parece que vaya a ser un órgano de consulta a modo y dócil ¡Bienvenido!
El 26 de febrero, Excélsior publicó una nota de Lilian Hernández que da cuenta de la creación del “Ojo ciudadano”, una nueva asociación de 96 organismos civiles, liderados por Mexicanos Primero. Sus propósitos son claros, ser vigilantes celosos de que la Reforma Educativa, que promueve el gobierno de Peña Nieto, no se quede en declaraciones y sus fines sean letra muerta. Además, el Ojo ciudadano, desarrolló un sistema de alarmas en una página web, tanto para exigir a las autoridades que cumplan con los plazos, como para prevenir a los ciudadanos ante “la simulación, la excepción y el atraso”. Sea también bienvenido.
Habrá funcionarios (y colegas en el campo de la investigación educativa) que se molesten por la participación de estas organizaciones que nadie convidó, que son “metiches” y critican las acciones del gobierno, del SNTE y de otros actores. Y es cierto, nadie las convocó, se constituyeron al margen y aun en contra de designios del gobierno; algunas son de larga data y otras de creación más reciente. Velarán porque se cumplan las leyes y se declaran defensores de la participación social; no piden permiso para opinar ni se sujetan a reglamentación alguna; son organismos civiles, pues.
Algunos de mis colegas critican a estas organizaciones porque, dicen, son de empresarios y quieren privatizar la educación. Los dirigentes del SNTE —y más los de la CNTE— las aborrecen porque señalan que hay comisionados en exceso y muchos aviadores disfrazados de asesores técnico pedagógicos.
Eso afecta sus intereses.
No es un parteaguas histórico, pero por fin la SEP y el SNTE tendrán quien los escolte (y presione) para que se cumplan los propósitos que el gobierno anunció.
*Académico de la Universidad Autónoma Metropolitana
Publicado en Excelsior