La semana pasada se dio a conocer un nuevo trabajo de la OCDE sobre el asunto de nuestra baja productividad. El estudio Políticas prioritarias para fomentar las habilidades y conocimientos de los mexicanos para la productividad y la innovación enfatiza la necesidad de que México invierta más y de forma más integral en desarrollar las competencias de los mexicanos (tanto en lo educativo como en lo laboral) a fin de impulsar mayores niveles de innovación y productividad.
Si bien es claro que los resultados del sistema educativo mexicano en materia de calidad y pertinencia dejan muchísimo que desear, me resulta menos evidente cuál es la conexión causal precisa entre nuestros déficits educativos y nuestros muy serios problemas de productividad. En el trabajo de la OCDE que aquí comento, al igual que en muchos otros estudios recientes sobre el tema, la principal causa de nuestra baja productividad se le atribuye a la existencia de una economía informal muy voluminosa.
Los datos disponibles indican, en efecto, que el estancamiento de la productividad de la economía mexicana en las últimas décadas encuentra buena parte de su origen en la productividad decreciente de las pequeñas y medianas empresas, muchísimas de ellas informales. Hasta ahí todo bastante claro. Lo que no acabo de entender bien es cómo de ahí saltamos al que el problema está en la baja calidad y pertinencia de las habilidades, saberes y competencias de los mexicanos.
¿Hay mucha informalidad porque los mexicanos tienen bajas competencias? ¿No será, más bien, que tanta informalidad, misma que demanda bajos niveles de competencias, esté contribuyendo a desincentivar la inversión –individual y colectiva– en la adquisición de más y mejores competencias? ¿De qué manera y a través de que canales concretos pudiera incidir el contar con mayores competencias en lo educativo y lo laboral en reducir el tamaño de la economía informal? No tengo respuestas para estas preguntas y ni este estudio de la OCDE ni otros parecidos me ayudan a dar con esas respuestas.
Regreso a lo que sí parece claro y contundente. Primero, tenemos un serio problema de productividad y todo indica que ese problema tiene muchísimo que ver con los muy elevados niveles de informalidad de nuestra economía. Segundo, en la actualidad y al igual que muchos otros países, la muy grave falta de empate que caracteriza la relación entre la oferta y la demanda de habilidades en el país. La brecha en el mercado mexicano de habilidades incluye temas de cantidad (generación insuficiente de empleos calificados en el sector formal) y de calidad (falta de calidad y/o pertinencia de los conocimientos y habilidades que los egresados obtienen en las aulas). Tenemos así, dos problemas en simultáneo: egresados de media superior y, en especial, de educación superior que no encuentran trabajos formales y/o calificados que correspondan a su nivel de escolaridad, por un lado, y un alto porcentaje de empleadores que reportan serias dificultades para llenar muchas de sus vacantes, pues los candidatos disponibles no cuentan con las habilidades requeridas para ello.
Un indicio particularmente alarmante de la desconexión entre sistema educativo y mercado laboral en México y, más particularmente, de los rendimientos monetarios decrecientes de mayor escolaridad tiene que ver con la caída en el ingreso salarial promedio tanto de los egresados de licenciatura así como de posgrado, misma que, de acuerdo a un estudio reciente del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, fue de más del 30 por ciento en términos reales entre 1995 y 2013. Este muy preocupante dato pudiera estar asociada a una disminución de la calidad y pertinencia (laboral) de los saberes y habilidades que obtienen de la universidad. Los menores rendimientos monetarios de mayor escolaridad, sin embargo, también pudieran tener mucho que ver el bajo dinamismo de la generación de empleos calificado en el país desde mediados de los años 90 hasta la fecha, mismo que tiene todo que ver con un sector moderno muy pequeño (que es el que oferta empleo calificado).
La pregunta de fondo, así, sigue siendo: ¿Cuáles son las causas de nuestros altos niveles de informalidad y, más importante, qué tanto nuestros problemas de productividad son el resultado de factores que no sólo explican la alta informalidad sino la convivencia persistente entre un amplio sector informal e improductivo y un pequeño sector moderno con altos niveles de productividad?
Coordinadora del Programa Interdisciplinario sobre Política y Prácticas Educativas (PIPE) del CIDE.
Twitter:@BlancaHerediaR