Carlos Ornelas
La enseñanza es libre; pero será laica la que se dé en los establecimientos oficiales…
Artículo tercero de la Constitución, 1917
Garantizada por el artículo 24 la libertad de creencias, dicha educación será laica y, por tanto, se mantendrá por completo ajena a cualquier doctrina religiosa.
Artículo tercero de la Constitución, 1992, 2019
Por mucho tiempo el laicismo experimentó su versión jacobina, es decir, se entendía como doctrina antirreligiosa y, sobretodo, anticlerical. Para luchar contra esa concepción segmentos de la Iglesia católica apoyaron a los cristeros, que también quería terminar con esa idea.
La noción de la enseñanza laica se esfumó de la Constitución con la reforma de 1934, cuando la educación “será socialista”, rezó el texto. Una versión más radical todavía porque “además de excluir toda doctrina religiosa combatirá el fanatismo”. No fue una declaración de guerra, pero sí decantó la contienda por “el alma del pueblo mexicano”, asentó el jefe máximo de la Revolución, Plutarco Elías Calles.
La palabra laica no regresó a la constitución en las subsecuentes reformas al tercero de 1946 y 1980. Retornó en la de 1992, en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, mas en una versión moderada. Ya no era de laicismo militante, sino de laicidad. Ésta, según Antonio Gramsci, no es contra los credos, sino plural; no implica una moral religiosa sino una ética ciudadana.
La enmienda legal de 1992 incorporó el texto citado en el segundo epígrafe. Sin embargo, los conservadores no captan que la educación se mantenga ajena a las doctrinas, en especial a la cristiana. Y parece que esa ideología hoy se marida con porciones de la retórica del presidente López Obrador.
Él menciona con cierta frecuencia a Jesucristo, al creador y manifiesta sus creencias en el pulpito del Palacio Nacional. Propuso al magisterio que leyera (incluso que abrazara) los “respetos” que Alfonso Reyes plasmó en La cartilla moral.
Quizá por ello la derecha se envalentonó y lanzó propuestas de reforma en leyes de educación estatales donde se intentaba introducir el “pin parental” que, de haberse aprobado, los padres podrían vetar temas que no les plazcan; como civismo, sexualidad y pluralidad.
La Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros, lanzó la Convocatoria para la Admisión a la carrera docente para el siguiente ciclo escolar, acompañada de un “Catálogo de cursos extracurriculares”. Los aspirantes a una plaza docente tendrán que tomar uno o varios.
La oferta de cursos (los únicos oficiales) es considerable, pero sobresalió el “Taller de Moral Cristiana”, que impartiría el Instituto Villa del Espíritu Santo.
Ante las protestas en redes, la Usicamm lo eliminó de la lista. Sin embargo, no renegó de haberlo puesto. No expresó que se excluyó porque atenta contra el espíritu y la letra de la Constitución, nada más dijo que era una actualización del catálogo.
No obstante, la afrenta a la educación lacia quedó registrada.