La forma de presentar la información puede ser más importante que la misma información. El tema educativo es muestra de ello.
Por citar un ejemplo: se ha dicho, con verdad, que México es de los países que más mejoró en matemáticas de acuerdo a la prueba PISA en el período 2003-2012, de entre los 39 que han sido consistentes. 65 países presentan este instrumento de evaluación, solo 39 han estado desde 2003, cuando esta materia fue también la de mayor amplitud en la prueba. En esta lista se incluyen tanto integrantes de la OCDE como países o economías asociadas que decidieron presentar la evaluación.
En esos años, los jóvenes de 15 años de edad (52 por ciento de los cuales fueron mujeres) lograron que México subiera de 385 a 413 puntos en matemáticas. Ello también fue gracias al esfuerzo de autoridades, docentes, padres de familia. Hasta ahí, el vaso medio lleno…
También podemos afirmar, en apego estricto a la verdad, que el porcentaje de estudiantes debajo del nivel 1 (el de menor desempeño) disminuyó de 36 a 23 por ciento entre el 2003 y el 2012. En el nivel 1 tenemos a 32 de cada 100, y se aumentó el porcentaje de estudiantes en los niveles 2 (apenas suficiente) de 22 a 28 por ciento, y 3 (adecuado) de 11 a 13 por ciento. El 4 por ciento se sitúa en el nivel destacado.
Sin embargo, también es válido decir que de los 65 países que participaron en 2012, 52 superan el resultado de los mexicanos. Somos similares a dos (Costa Rica y Uruguay). Superamos a diez. Nuestros 413 puntos palidecen ante los 580 promedio en Shanghai-China, los 555 de Hong Kong o los 551 de Singapur. Ahora, el vaso medio vacío…
Igual podemos jugar con los resultados de la prueba PLANEA, que mide Matemáticas y Comprensión lectora. Esta prueba se aplicó por primera vez en 2015, a alumnos de sexto de Primaria y a tercero de Secundaria. Algunas entidades federativas presumieron sus buenos resultados que mostraban algunas gráficas que surgieron, deliberadamente dejaron de mencionar su bajo desempeño mostrado en otras. Hablaron del vaso medio lleno. Las cifras están en internet, pero pocas personas las revisan, analizan y comparan para estudiar a fondo el panorama.
Como en todos los temas, siempre hay estudiosos que señalan errores, excesos, desvíos, formulan críticas. Muchos de esos planteamientos surgen de diversas ópticas, pero las autoridades deben tener mecanismos institucionalizados para procesarlas. Para escuchar con atención las críticas que tienen sustento, saber cómo responder a la “grilla” o al desconocimiento del tema, y ser permeable a las mejoras. El vaso, como está.
La Secretaría de Educación Pública es una institución muy grande, difícil de mover con la agilidad necesaria, por tantos intereses presionando, con tantas “capas de poder” insertadas en ella. Requiere la adecuada combinación de habilidad política con profesionalismo pedagógico para sostener cada medida.
Las autoridades federales y las locales tienen o deben tener bien precisos sus ámbitos de competencia. Los Padres de Familia, Docentes, Organizaciones Civiles, Universidades, Medios de Comunicación, Gremios, etc., también la suya. Todos debemos hablar con datos duros, sosteniendo puntos de vista que den pie a debates enriquecedores.
Educación es ámbito de todos. Y a todos nos tienta la “grilla” de señalar al vaso medio vacío, o bien, medio lleno. Veamos el vaso como está. Tal cual.
Presidenta Ejecutiva de Suma por la Educación
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