Eduardo Gurría B.
Muchos son los problemas que México enfrenta en materia de educación: en primer lugar, está el evidente retraso educativo, no solo con respecto al resto del mundo, sino al interior debido a la nula atención que se le presta al sector, a la politización que ha usado, vía sindical, la educación como escalada hacia puestos de control, de poder y de enriquecimiento, o viceversa: desde la cúpula del gobierno para la manipulación vertical y hacia abajo, hacia las bases laborales del magisterio, y, así, no vamos a ningún lado.
Vistas de esta manera las cosas, resulta que es la educación lo que menos preocupa a quienes debería, incluso, quitar el sueño en vías de una mejora constante en todos los ámbitos educativos, como responsables de uno de los principales ejes de desarrollo de un país.
Dos son los aspectos que representan focos rojos en materia educativa: por un lado tenemos el costo que significa, ya sea para las escuelas o para los estudiantes, el hecho del aumento del impuesto a las tarifas en todos los aspectos de la tecnología digital, como internet, plataformas y redes entre otros, cuando debería ser lo contrario, es decir, que el gobierno debiera asumir, cabalmente, el costo de la educación en su totalidad, proporcionando a la educación los medios para tener acceso de manera incluyente a todos los sectores de la población, sobre todo en el presente, cuando vivimos una impredecible pandemia mundial, de otra manera, nos encontramos con trabas que más parecen un sabotaje a la educación, como si la consigna fuera generar un pueblo analfabeta e ignorante… al parecer es ahí a donde vamos.
Se han mencionado los ejemplos de países que apuestan por la educación, destinando importantes partidas de sus presupuestos para ello, con lo que los resultados se han visto reflejados, indudablemente, en el PIB y, por ende, en el desarrollo, y uno de los aspectos más determinantes ha sido la política de hacer llegar la tecnología digital a todos: instituciones, maestros y estudiantes de manera gratuita o, en el peor de los casos, a costos muy bajos, aclarando que no necesariamente se trata de países ricos, más bien se trata de países con gobernantes inteligentes y visionarios.
El otro aspecto es, quizás, más preocupante; se trata del regreso de la “maestra” Elba Esther Gordillo, personaje por demás nefasto para la educación. Los hechos hablan por sí solos: fue detenida en febrero del año 2013, acusada de los delitos de delincuencia organizada, operación con recursos de procedencia ilícita y el desvío de $2,600,000, 000.00 de pesos pertenecientes al patrimonio magisterial a través del SNTE, delitos graves por los que debería, al menos, permanecer en la cárcel, sin embargo, ha ocurrido todo lo contrario, ya que fue exonerada de todos ellos y no solo eso, recuperó sus plazas magisteriales de la sección 36, una, como maestra y otra como directora, así mismo, se le devolvieron las cantidades que había saqueado, se le otorgó el registro al Partido Redes Sociales Progresistas –lo que sea que eso signifique-, bajo la dirección de su yerno José Fernando González Sánchez, con la consecuente asignación de millonarios recursos, por lo que ahora, ocupa una posición muy ventajosa para recuperar, a través de la imposición, la dirigencia sindical que detentaba desde el año de 1989,para remover a Alfonso Cepeda Salas, dirigente del CEN, todo gracias a su cercanía con López Obrador, los diputados de MORENA, quienes exigen la renovación de las dirigencias sindicales, y a su relación con diversos movimientos.
Todo esto nos lleva a varias conclusiones: uno, la corrupción en el magisterio continuará y crecerá potencialmente; dos, por lo mismo, la educación sufrirá un retroceso aún más radical; tres, los maestros seguirán siendo saqueados impunemente de su patrimonio; cuatro, el sector educativo quedará, nuevamente y como siempre, en manos de criminales y de MORENA y no de educadores; cinco, los recursos nunca llegarán a quienes deben llegar, sino que serán destinados a la compra de departamentos en México y en el extranjero, a la acumulación de obras de arte y a los viajes de compras a Nueva York por parte de EEG y sus allegados; seis, el nepotismo será la norma que rija la asignación de plazas y posiciones de poder; siete, el presidente se fortalecerá aún más con el apoyo del movimiento magisterial para utilizar los recursos en lo que le venga en gana y en detrimento de los estudiantes y maestros mexicanos; y ocho, la educación quedará en manos de un partido político cuyo único fin, como el de todos, es el de medrar con el patrimonio nacional.
El surrealismo que se vive en México ha dejado de serlo, ahora es una realidad, pero en lo que respecta, falta ver hasta dónde están dispuestos los maestros, los verdaderos maestros a permitir que les pisoteen sus derechos y les roben su patrimonio, además de que jueguen con la vocación que les llevó a las aulas.
Referencias:
Ver “Exigen diputados de Morena renovación de dirigencias sindicales del SNTE y su democratización”, Erick Juárez Pineda, Revista Educación Futura, 22 de octubre de 2020