Y sí pasó. En el ciclo de la política pública, el diseño de nuevos procesos es complejo más allá del conocimiento experto, que sin duda requiere. Con pocos o muchos argumentos debe hacerse deseable, y de ahí la tarea es convencer que es algo plausible, que el esfuerzo y los inconvenientes quedarán superados y justificados por los beneficios que aportará.
Después necesita pasar por la prueba de la comunicación, de la “aceptabilidad”, pues debe promocionarse para ser aceptada por quienes administran las decisiones y la normativa.
Aprobada, o al menos superviviente si fue combatida, la nueva pieza entra a su verdadera prueba de fuego: tiene que hacer un espacio al cambio a la mitad de la inercia.
La más popular e inspiradora de las soluciones tiene que, una vez decretada o instruida, luchar por su lugar en medio de prácticas añejas, convicciones arraigadas, prejuicios insospechados, resistencias a perder comodidad, privilegio y/o hábito.
En estos días hay dos grandes victorias culturales de la transformación educativa. La primera es que el INEE definió que los resultados de la tercera etapa –el examen de conocimientos y habilidades– para la evaluación de desempeño de Asesor Técnico Pedagógico (ATP) no cumplía con los requisitos de confiabilidad, de manera que no autorizó su calificación.
Es una gran noticia, porque la alarma sí opera, porque el INEE sí ejerció su poder de detener un proceso de la autoridad educativa, sí funcionó un contrapeso de la democracia basado en el conocimiento experto y no en el compromiso político.
La segunda buena nueva es el evento de adscripción para los profesores que ganaron su ingreso y promoción por la vía del concurso en Oaxaca.
Ya no plazas automáticas, y menos promociones a director y supervisor ganadas en marchas y plantones, como solía ser, con la coerción desde la cúpula de la Sección 22 dispensando favores y destruyendo carreras docentes según si se plegaban o no a sus consignas.294 maestros de secundaria tienen ahora plaza y nombramiento según la ley y en los parámetros del derecho de los niños y jóvenes a un docente idóneo, como lo señala el Artículo Tercero. 77 directores, supervisores y ATPs que no llegaron ahí por su conecte con los líderes, sino porque pasaron por una selección basada en sus proyectos escolares y su conocimiento de la función que están por ejercer.
¿Ya se ganó la partida en Oaxaca? Aún no. Pero esta victoria es esperanzadora. Es el comienzo.