Rosalina Romero Gonzaga
En el proyecto de nación 2018-2024, dado a conocer en noviembre del año pasado por el ahora virtual presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, no se hizo alusión alguna a la educación básica y, en específico, la educación secundaria, salvo referir que se ampliará la cobertura en todos los niveles educativos.
Aunque el documento señalado no representa propiamente un programa educativo, si contiene las principales líneas y ejes de acción prioritarias para el candidato y ahora próximo presidente de la República. El documento contempla un eje centrado en la inclusión de jóvenes a la educación media superior: “Educación, ciencia, valores y cultura”, en el cual se ha referido a incorporar entre 150,000 y 300,000 jóvenes a las universidades públicas y privadas; crear 100 nuevas universidades1; ofrecer empleo a 300,000 jóvenes, entre otras.2
Adicionalmente, en una entrevista reciente, (http://www.elfinanciero.com.mx/nacional/como-hara-el-gobierno-de-amlo-para-que-no-haya-rechazados-en-las-universidades, Esteban Moctezuma, propuesto para la SEP, propuso “modificar las vocaciones desde la escuela secundaria y media superior” como una medida para reorientar la demanda educativa para vincular a los estudiantes a las áreas más convenientes. ¿Qué estará pensando el futuro secretario? ¿por qué ahora la preocupación por la educación secundaria, cuando se le ha relegado del proyecto de nación 2018-2024?, ¿acaso sólo es importante la educación secundaria para “reorientar las vocaciones” y, en específico, para apoyar la selección y diferenciación de opciones de estudios post-secundarios acordes con las exigencias del mercado mundial, sin preocuparse por la formación y el desarrollo integral de los adolescentes?
Muchos o, quizá, todos los viejos y nuevos problemas, retos y desafíos que enfrenta hoy en día la educación media superior y superior se deben buscar en el abandono sistemático de la educación secundaria.
Desde varios años atrás, las propuestas y recomendaciones de académicos, especialistas y expertos se han dirigido a favorecer una educación general y prolongar la selección de las orientaciones y vocaciones hasta el nivel superior.3 En ese sentido, si se quiere atacar el problema de la falta de oportunidades laborales y académicas para los adolescentes y jóvenes, se debe abordar, primero, los viejos y nuevos problemas que enfrenta la educación básica y, en particular, la educación secundaria.
En 1952, la SEP creó el Servicio de Orientación Educativa y Vocacional, con el fin de preparar a los adolescentes de secundaria en las actividades útiles y productivas (en la fábrica, taller, comercio, oficina, campo) que el Estado fomentó para consolidar el desarrollo estabilizador. Aunque se estableció en el currículum, los estudiantes de secundaria recibían una orientación abocada a mantener el disciplinamiento y la obediencia a las normas y códigos escolares. La orientación educativa no sirvió para alcanzar el fin con el que se había creado: apoyar y orientar a los adolescentes en aspectos familiares, personales y, sobre todo, académicos.
En 1982 aparecen los asistentes educativos para apoyar el desarrollo de los estudiantes y en 1984 se introdujo el Sistema Nacional de Orientación Educativa (SNOE) con la finalidad de asesorar a los estudiantes de nivel medio superior de todo el país para elegir adecuadamente su carrera. Sin embargo, por el gran número de estudiantes que asisten a las preparatorias y el limitado tiempo del que disponen los orientadores, no se logró ubicar a los jóvenes en la carrera de su elección.
El gobierno de Carlos Salinas de Gortari implementó el Programa Nacional de Orientación Educativa, 1989-1994, el cual buscó inducir la demanda hacia las opciones de educación media superior conforme a las necesidades del modelo neoliberal. Con Salinas se encauzó la demanda del nivel educativo superior a la modalidad técnica, creando 54 universidades tecnológicas y privadas, Esteban Moctezuma quiere crear 100 nuevas universidades, extraña coincidencia, sin embargo, no se resolvieron los viejos problemas de calidad y equidad. Por el contrario, aumentaron. Los orígenes de las dificultades debemos ubicarlas en la educación básica obligatoria.
La educación secundaria se ha constituido como un espacio de formación de perfiles, debido a la organización por asignaturas que promueve la educación postsecundaria y otras que preparan el camino para el ingreso al mercado laboral. Sin embargo, la formación de los perfiles, materia de la Orientación Educativa, ha estado desdibujada dentro mapa curricular.
Desde la reforma de los planes de estudio de 1993, la Orientación Educativa, tuvo un espacio en el currículo, pero fue sustituida por la asignatura de Formación Cívica y Ética, orientada a aspectos de desarrollo emocional y asistencial. Con la reforma de la educación secundaria en 2006, se introdujo en el currículo la Orientación y Tutoría, la cual se plasmó como acompañamiento, gestión y orientación a los alumnos en su inserción y participación en la vida escolar, sin reconocer plenamente sus necesidades e intereses. Con la articulación curricular, en 2011, se dio preeminencia a la Tutoría y fue eliminada de facto la Orientación Educativa. En el modelo educativo 2017, se ha incorporado la Tutoría dentro del área del desarrollo denominada Educación socioemocional, sin contemplar los componentes de asesoría, acompañamiento y orientación.
Asimismo, la figura del tutor se ha superpuesto con la del asesor y orientador educativo (personal de asistencia educativa), en una suerte de confusión de funciones, todas ellas enfocadas a tareas “remediales” para superar los problemas que los alumnos muestran en el trabajo académico en las diferentes asignaturas y, soslayando la orientación vocacional de los estudiantes bajo una vertiente de potenciar sus experiencias y conocimientos para formarse un pensamiento crítico que les permita tomar mejores decisiones en el presente y para su futuro.
En un entramado socioeducativo donde ha privado la lógica administrativa y burocrática y la orientación ha desaparecido o perdido sentido, ¿cómo modificar las vocaciones de los estudiantes, si la preocupación central en las escuelas secundarias sigue siendo el disciplinamiento y control de los adolescentes. Las consecuencias visibles de esto redundan en el predominio del empleo informal, que se calcula representa 52.5% a 57%.
Si bien a nivel nacional, la cobertura y asistencia a la educación secundaria se ha incrementado progresivamente 96% y 93% respectivamente, la eficiencia terminal es de 87% y el abandono de alrededor del 5%4, sin embargo, aún no se consigue su universalización, el número de adolescentes que dejan truncos sus estudios sigue siendo considerable, ya que cerca del 60% de los adolescentes sigue realizando trabajo no remunerado,5 lo que se traduce en falta de atención, rezago, reprobación y abandono.
El crecimiento y expansión de la matrícula se ha dado en las escuelas secundarias de menor tamaño y con mayor grado de marginación (escuelas con financiamiento privado en localidades rurales (11.7%); escuelas comunitarias (15.6%) y secundarias comunitarias en localidades pequeñas (13.4%),6 mostrando carencias en cuanto a los resultados de aprendizaje, los materiales y métodos educativos, la infraestructura educativa. La universalización de la secundaria corre el riesgo de seguir el rumbo centrado exclusivamente en la expansión y cobertura sin atender seriamente las problemáticas reales de los adolescentes, los intereses, expectativas y necesidades, los contenidos y métodos de enseñanza, por demás obsoletos, y fincar la evaluación en sistemas estandarizados que establecen principios y lineamientos rígidos y homogéneos.
Si hay algo urgente que atender en esta etapa de la transición es el papel y lugar de la educación secundaria dentro del nuevo diseño de los sistemas educativos, ya que representa la antesala de la transición a la educación media superior. Si se desconoce las necesidades, las expectativas, los intereses y las vocaciones de los adolescentes de secundaria, cómo se pretende revertir el rezago y la deserción en la educación media superior cuando las dificultades mayores a las que se enfrentan se presentan en la secundaria. El futuro secretario haría bien en romper con lo instaurado hasta ahora en el gobierno de la educación pública; revisar y trabajar en la transformación y articulación real del subsistema de educación básica y media superior en aras de acabar con el anacronismo de los contenidos curriculares y las formas de enseñar y aprender; acercarse a los maestros, los padres de familia y los estudiantes para identificar sus intereses vocacionales y escolares, ofrecerles asesoría especializada, promover el desarrollo de hábitos de estudio, fortalecer su autoestima, recuperar la Tutoría y la Orientación como práctica y campo de conocimiento que ha forjado estrategias y métodos sociales, clínicos o psicopedagógicos para transitar de una educación instrumental que subordina los intereses individuales a las necesidades y exigencias de la globalización a una educación con sentido humano, donde confluya la convivencia social y el desarrollo personal. Esperemos que en los próximos días el futuro secretario de Educación disipe dudas y tome decisiones acertadas, escuchando a los ciudadanos, a los adolescentes, para transformar, y no maquillar, el rumbo de la educación en México.
Referencias
2 https://lopezobrador.org.mx/2016/11/20/lineamientos-basicos-del-proyecto-alternativo-de-nacion-2018-2024-anuncia-amlo/; https://drive.google.com/file/d/1n2_IWn5Vs2FH9Cs26j_MZPeHuOWB-Jv0/view
3 Caillods, F. (2005), “Las reformas de la educación secundaria en países de Europa”, Seminario Internacional. La escuela media hoy. Desafíos, debates y perspectivas, 202 Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura – OEI. Disponible en: http://www.oei.org.ar/edumedia/pdfs/T05_Docu6_Lasreformasdelaeducacion_Caillods
BANCO Mundial (2005). “Ampliar oportunidades y construir competencias para los jóvenes. Una nueva agenda para la educación secundaria”. Washington D. C., 302 pág. Disponible en: http://documentos.bancomundial.org/curated/es/337041468314693189/pdf/34360optmzd0RE101OFFICIAL0USE0ONLY1.pdf
4 INEE (2018). La educación obligatoria en México. Informe 2018, pág. 124. Roberto Rodríguez e Imanol Ordorika. Plan de diez años para desarrollar el sistema educativo nacional, pág. 203
5 Preparar o servir alimentos para su familia; Limpiar su casa, lavar o planchar; Hacer las compras para la comida o la limpieza. INEGI (2015) Encuesta intercensal, México. Disponible en: http://www.beta.inegi.org.mx/proyectos/enchogares/especiales/intercensal/
6 INEE (2018). La educación obligatoria en México. Informe 2018, pág. 104.