En las noticias, la inconformidad docente se ha vuelto un lugar común. Ya intuimos las noticias que nos hablan de manifestaciones en las calles o en los eventos. Lamentablemente, se ha vuelto una normalidad escuchar que hay una marcha, y no es nada raro enterarse de que hay otro esfuerzo de los docentes por dignificar su labor. Lo más triste, es el marasmo emocional y sistémico que nos arropa. Hay muchas palabras en muchas bocas; hay inconformidades similares, pero con reacciones distintas en dos países latinoamericanos.
Paro indefinido en Chile
Se está debatiendo una nueva Política Nacional Docente en Chile. El objetivo central es claro e incuestionable: “asegurar una educación de calidad para todos los niños, niñas y jóvenes” de ese país. La “reforma educativa” presentada por el gobierno de Michelle Bachelet, en lo que se refiere a la Política Nacional Docente, tiene dos grandes ejes: 1. El fortalecimiento de la Formación Inicial de Profesores, y 2. El Desarrollo de un Nueva Carrera Docente (inducción, estabilidad, desarrollo, ascenso, retiro, y evaluación).
En la agenda de la reforma educacional, se cubrieron los requisitos legislativos en 2014; y se abrió un espacio de participación para construir la Política Nacional Docente (julio 2014 – enero 2015). Y en la mesa con el Colegio de Profesores: se descongeló la Renta Total Mínima, se otorgó la titularidad a más de 32,000 profesores, y se aprobó un Bono de retiro.
Este proceso ha generado discrepancia en todo el gremio docente. El pasado 11 de mayo se realizó una consulta para aproximarse a la postura de los profesores respecto a la reforma, y se encontró un dato alarmante: el 96% de profesores rechaza el proyecto de carrera docente del gobierno de Bachelet (Resumen, 13/05/2015), por lo que se agrava la situación días después.
Para terminar con el paro iniciado el 1 de junio, la exigencia es el retiro del proyecto de carrera docente. Los profesores chilenos quieren el rediseño del proyecto. Jaime Gajardo, Presidente del Colegio de Profesores, el 24 de junio, declaró que la mayoría de su gremio mantiene la posición del paro indefinido. Y solicitan la intervención de Michelle Bachelet, porque señalan que el conflicto sobrepasó al Ministerio de la Educación, y a la Cámara de Diputados.
El siguiente movimiento es el enroque en el gabinete chileno. El ministro de educación, Nicolás Eyzaguirre dejó el cargo para irse a la Secretaría General de la Presidencia, y dejó a Adriana Delpiano al frente del ministerio de educación. Cabe señalar que la gran ola de inconformidad se compone de profesores de educación pública o municipal y del sector particular subvencionado.
Aunque tienen diferentes tipos de patrón, los profesores chilenos ven afectados sus regímenes laborales y han unido sus quejas en demandas de todo el grupo de profesores. Es importante recordar que las reformas neoliberales en Chile, datan de la década de los 80, y que de ahí en adelante, no se ha consolidado el sector educativo, esto lo podemos ver con las manifestaciones que refieren al nivel de educación básica, y también a la educación superior.
Inconformidad indefinida en México
Como sabemos, la “reforma educativa” en nuestro país, comenzó con el Pacto por México (2012), y fue progresando en el marco legislativo: reforma al Artículo 3°, a la Ley General de Educación, y las leyes secundarias promulgadas el 11 de septiembre de 2013.
En la Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD), se establecen los lineamientos para el ingreso, promoción, permanencia y reconocimiento de los profesores de educación básica y media superior. Y había quedado inconclusa la creación del Sistema Nacional del Formación Continua y Superación Profesional de Maestros en Servicio, que regula el Acuerdo 676.
El establecimiento de un nuevo régimen laboral, se había detenido por el diseño de un programa equivalente a Carrera Magisterial, ahora llamado Programa de Promoción en la Función por Incentivos en Educación Básica, que cierra la pinza de la reforma laboral docente.
En la agenda de la reforma educativa en México, primero se establecieron los lineamientos legislativos (febrero 2013), posteriormente se puso en marcha el Servicio Profesional Docente (Septiembre 2013), y al final se realizó la consulta (Febrero-junio 2014). Es decir, primero se impuso el remedio, y luego se diagnosticó el malestar.
A todo esto, han brotado células de protesta, en foros, eventos, actos cívicos, en las calles y en las plazas de algunos estados de la república. Múltiples marchas, múltiples demandas, pero todas en un tono desperdigado, en donde la intermitencia de los lugares y los momentos no logra unificar la voz de la lucha.
Además, hay una limitante de inicio. A dos meses de iniciada la reforma educativa, y a casi el mismo tiempo de distancia de la detención de Elba Esther Gordillo, el nuevo dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) Juan Díaz de la Torre, dejó en claro que no habría resistencia contra la reforma educativa, por parte del gremio que representa (Excélsior, 11/04/2013).
Esto pone en relieve las acciones del gremio disidente, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), y la fuerte incidencia de su bastión de lucha: Oaxaca, Michoacán, Guerrero y Michoacán. Estas posiciones en contra de la reforma educativa, han rendido sus frutos, tales como respeto a los salarios y alternativas a la evaluación para la promoción de profesores.
Por otro lado, el 24 de junio la Suprema Corte de Justicia de la Nación avaló y declaró constitucional la evaluación magisterial, rechazando los amparos que se habían interpuesto para que los docente implicados no fueran parte del proceso de evaluación (Excélsior, 24/06/2015), entonces, la CNTE ha llamado a todos los maestros que se sientan “agraviados” a sumarse a la nueva etapa de reorganización y lucha (La Jornada, 25/06/2015).
Condiciones docentes en Chile y México
Como ya revisamos, las condiciones en ambos países son muy similares. Las políticas docentes están alineadas a la configuración neoliberal de los organismos económicos supranacionales. Sin embargo, queda pendiente revisar la pertinencia de las reformas. En ambos países se estableció un modelo normalista desde inicios del siglo XX, aunque han tenido diferentes resultados.
Para el caso de Chile, la formación docente se ha concentrado en los programas de pedagogía de las universidades. Según el historiador sudamericano Iván Núñez (2010), el sistema normalista en Chile nunca pudo “resolver la brecha entre la cantidad de normalistas formados y el número de profesores que necesitaba la educación primaria”. Esto aunado a la política paralela creada para formar profesores de educación básica en las universidades, mas la orden de Pinochet de 1973, cerraron en Chile la política de formación docente normalista.
Algo similar ocurre en México, cuando el documento del INEE, Los docentes en México. Informe 2015, reveló que los egresados de las Instituciones formadoras de docentes (Normales y UPN, y programas afines) serán insuficientes para el reemplazo intergeneracional docente. Por lo que, de alguna manera, se justifica la apertura del Servicio profesional docente, en donde cualquier egresado de nivel superior puede concursar por una plaza docente, de básica o media superior. Sin embargo, no se pone énfasis en el perfil pedagógico de los sustentantes; dado que se confía en el modelo de tutoría docente prescrito, pero casi inexistente.
Parece ser, que los años neoliberales que nos lleva de adelanto la nación chilena, les ha dejado como impronta la necesidad de oponerse a una reforma antes de que se inscriba en el orden constitucional.
En México, ya está instrumentado todo el aparato legislativo, para “justificar” a la política docente. En Chile tienen un paro indefinido, y en México, lo único indefinido es la lucha. Falta establecer una postura docente, falta la suma de los sindicatos, faltan muchos maestros que están inconformes pero están callados, falta defender lo justo, y faltan 43.