En los últimos años se ha incrementado el contenido que se produce en las redes sociales como Facebook o TikTok relacionado con las vacaciones a las que tienen derechos los trabajadores de la educación y que, como sabemos, están contempladas en el calendario escolar.
A veces con mayor gracia que otros, algunos “memes” o videos de corta duración exponen situaciones que, aunque de manera explícita no se dicen ni se hacen en las escuelas o centros de trabajo, si llegan a recrearse en la mente de quienes laboran en el magisterio. ¿Quién no ha pensado o imaginado que, al momento de iniciar las vacaciones podría dormir más horas o despertarse un poco más tarde del horario al que está acostumbrado para ir a clases?, ¿quién no ha pensado o imaginado que, una vez que suene el timbre de la escuela que anuncia la salida de la misma, podría tomar sus maletas y dirigirse a una playa o algún lugar turístico? Sin temor a equivocarme, puedo decir que muchos hemos imaginado este tipo de eventos, sin embargo, no siempre llegan a cumplirse, porque la realidad que nos impone la vida cotidiana o biológica, nos indica que tenemos ciertas obligaciones en casa, o bien, que nos despertamos a la hora habitual debido a eso que le llaman “reloj biológico”. En consecuencia, sea cual fuere el caso, siempre resulta absolutamente necesario salir un poco de la rutina o del trajín diario.
De hecho, si se piensa bien, una vez que los estudiantes y trabajadores de la educación regresen a sus respectivos espacios escolares, o de trabajo, quedarán aproximadamente tres meses del ciclo escolar 2023-2024. Un ciclo escolar que, por donde quiera que se mire, ha sido en extremo complejo y lleno de incertidumbres y grandes retos.
Hasta el momento se han desarrollado en el mes de agosto de 2023, 1 semana de Consejo Técnico Escolar y Taller Intensivo de Formación Continua para Docentes (CTE); 2 o 3 días de Taller Intensivo de Formación Continua para Docentes en enero de 2024; 5 sesiones del CTE en los meses de septiembre, octubre y noviembre de 2023, y en enero y febrero de 2024; 2 días para descarga administrativa, uno en el mes de noviembre de 2023 y el otro en marzo de 2024; 2 semanas para la entrega de boletas a padres de familia y/o tutores; 1 jornada de salud y limpieza en las escuelas en el mes de agosto de 2023. También, hasta este momento, y de acuerdo al calendario escolar, solo ha habido cuatro suspensiones de actividades escolares en los meses de noviembre de 2023 y en febrero y marzo de 2024.
Visto de esta forma, es decir, de acuerdo con el calendario escolar, parece que las actividades en las escuelas y/o centros de trabajo no representa una complejidad importante y, por tanto, pudiera ser que alguien se preguntara si en realidad es tan necesario un periodo vacacional como el que desde este 23 de marzo ha comenzado en prácticamente todo el país; la respuesta a tal interrogante es un tanto obvia porque, independientemente de que en dicho calendario se hayan establecido estas actividades, la verdad de las cosas es que el cúmulo de acciones que a diario se realizan, por ejemplo, en las escuelas, trae consigo un desgaste importante. Desde luego, con esto no intento “romantizar” la labor que los trabajadores de la educación, particularmente la de los docentes llevan a cabo en sus instituciones educativas porque, como más adelante comentaré un poco, en el magisterio se puede encontrar de todo; pero bueno, la idea aquí es afirmar que siempre es necesario e indispensable un momento de descanso porque, además de ser un derecho humano, es, principalmente, una necesidad física y mental. Algo que probablemente desde la Secretaría de Educación Pública (SEP) no se entienda porque está claro que, si algo hace bien esta Dependencia, es no entender al magisterio.
Y bueno, ya que estamos hablando de la SEP y del poco entendimiento que tiene del magisterio; resultaría importante agregar al desgaste que líneas atrás señalaba, la implementación del plan de estudios 2022 para la educación básica. Es decir, que además todas las actividades que se desprenden de lo programado en el calendario escolar, habría que sumarle la pésima estrategia que implementó esta secretaría para que se pusiera en marcha dicho plan en las escuelas del territorio mexicano.
Un plan que si bien es cierto tiene varios elementos que podrían favorecer la libre expresión de los aprendizajes de los estudiantes, también es cierto que, sin la debida formación hacia las maestras y maestros, no está operando como debiera. Ojo, no estoy hablando que se deba formar a los docentes para que éstos puedan operar un plan, lo que estoy diciendo es que se tuvieron que brindar las condiciones (a través del fortalecimiento de su formación continua) para que los docentes se formaran en teorías, metodologías, etc., que son propias del trabajo por proyectos. Reitero, la SEP confundió autonomía profesional y curricular que el mismo plan concede a los maestros, con “háganle como puedan y quieran para entender dicho plan”; esto último, desde mi perspectiva, no es formación y si una falta de responsabilidad de la autoridad educativa.
Finalmente deseo señalar que, en efecto, en el medio educativo confluyen una serie de actores de singular relevancia; como todo en la vida, particularmente en el ámbito laboral, ingresan o permanecen varios de éstos que poco o nada tendrían que estar haciendo en este. Tal vez la idea, tan compleja como lo es, relacionada con la vocación, nos llevaría a establecer un diálogo al respecto, sin embargo, pienso que no todos los trabajadores de la educación tienen o, al menos, manifiestan el compromiso con la labor que desempeñan; no sé si esos trabajadores deban o no ser acreedores a tal periodo vacacional, lo que sí sé, porque me consta, es que hay otros tantos más que tienen merecido estos días de descanso porque, indiscutiblemente su actividad profesional, les brinda ese reconocimiento social y profesional propios de su quehacer.
A todos ellos, y desde luego, a todos los estudiantes: disfruten sus vacaciones. Ya habrá tiempo de volver a las escuelas.