Por Claudia Altamirano
Las escuelas del siglo XXI deben pasar de ser centros de enseñanza a ser centros de aprendizaje conjunto, en ellos, los primeros que tienen que aprender son los adultos, señalaron las expertas en dirección escolar Lourdes Bazarra y Olga Casanova.
Para lograr este gran objetivo, según las profesoras, se requiere de directivos que más que simples administradores, sean parte activa del proceso educativo y coadyuven en la creación de un nuevo modelo de escuela.
Las maestras participaron en el 8º Seminario Internacional de Educación Integral, celebrado los días 18 y 19 en la Biblioteca de México, en el Distrito Federal, organizado por la Fundación SM con la colaboración de Educación Futura.
En este marco, Lourdes Bazarra explicó que cuando los profesores y directivos se forman, son entrenados para ser parte de un centro que enseña a los alumnos a aprender asignaturas y herramientas para la vida, pero no se les enseña a aprender ni a actualizar el conocimiento.
“Hoy sabemos que el aprendizaje es de toda la vida; los primeros centros que tienen que demostrar que esto no es una etapa de la vida en la que uno aprende y después vive con lo enseñado, sino que el aprendizaje nos acompañará a lo largo de toda la vida, los primeros que tienen que dar el ejemplo de eso son las escuelas. Hay que pasar de ser centros de enseñanza que creemos que lo sabemos todo, a centros de aprendizaje”.
En entrevista con Educación Futura, Bazarra relató que, en su experiencia, asesorando a grupos directivos de escuelas han encontrado muchos directores con un papel de gestión y administración; o profesores que, al darles un cargo directivo, se manejan con algunos temas elementales pero no con una formación directiva.
“Lo que se necesita son directivos inteligentes, capacitados en habilidades directivas, que respondan a la complejidad de la escuela”.
Por su parte, Olga Casanova agregó que la capacitación para ser directivo es muy reciente, pues hasta hace 5 o 7 años se consideraba que el profesor trabajaba en el aula pero no había sentido de equipo, “de proyecto, de acompañamiento, estamos ante una visión muy nueva de la escuela, de lo que es fundamental para hacer frente a las escuelas que respondan a lo que los niños necesitan. Estamos empezando pero hay mucho interés”, dijo.
Las profesoras impartieron la conferencia ‘Directivos de escuelas inteligentes’, durante la cual explicaron su concepto de los directivos escolares actuales, dividido en tres categorías:
1) Los directivos de escuelas planas: directores que sólo administran.
2) En tránsito: directores que empiezan a desarrollar visión, que están dándole la vuelta a las metodologías, al papel del profesor y de los directivos.
3) Escuelas inteligentes: donde los directores hacen que los profesores hagan una mejor escuela, y lo hacen co-creando la escuela con ellos.
Al final realizaron un taller con los maestros asistentes, en el que les pidieron definir en qué categoría se ubica su escuela. Entre los problemas más comunes detectados por ellos, está que son “maestros educados en el siglo XX formando alumnos del XXI”, y que hay muchos que se resisten al cambio.
Durante las conclusiones, Lourdes Bazarra sugirió considerar el error como una fuente de aprendizaje –visión que comparte con otros panelistas del Seminario–. Citó el caso del pegamento usado en las notas post-it, que fue inventado por un empleado de la empresa 3M que creyó que se había equivocado, porque el papel se podía despegar de nuevo. “Lo tiró a la basura y luego alguien lo recogió de ahí y lo recuperó”.
Finalmente, Olga Casanova invitó a las y los asistentes a realizar pequeños cambios en lugar de pretender hacer grandes transformaciones que probablemente se topen con reticencias.
“Cambiar una cosa pequeña en la escuela, cambia la escuela. No empezar de golpe, tomar una sola de las propuestas y llevarlo a cabo. Como en la física es el efecto mariposa, de lo pequeño a lo grande, si algo empieza en el Distrito Federal, la ola llegará a Japón”.