La violencia de género es aquella que afecta de una u otra manera a las mujeres, por el hecho de ser mujeres. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la agresión contra mujeres y niñas sigue siendo una de las transgresiones de los derechos humanos más extendidas y generalizadas en el orbe. Se calcula que, en el ámbito mundial, casi una de cada tres ha sido víctima de violencia física y/o sexual al menos una vez en su vida. En 2023 aproximadamente 51 mil 100.
En todo el mundo, cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres. Actualmente este movimiento para visibilizar la violencia que sufren las mujeres alrededor del planeta se celebra no solo cada 25 de noviembre, sino cada 25 de mes, con el conocido Día Naranja, formando parte de la campaña Naranja ÚNETE, puesta en marcha en 2008 por el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, cuyo propósito es el de generar consciencia para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres y niñas.
En México, en palabras de Cynthia Acosta Ugalde, coordinadora de la Comisión Interna para la Igualdad de Género (CInIG) de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, de la UNAM, siete de cada diez mujeres han sufrido violencia, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, sin embargo, hay que considerar que estas cifras corresponden a quienes han podido externar o, incluso, denunciar esa situación.
Las mujeres en general hemos padecido violencia en sus diferentes tipos y modalidades: física, sexual, psicoemocional, económica, patrimonial, doméstica, institucional, laboral, digital o política, entre otras. Aunque algunas no han sido golpeadas, sí se ha padecido de diversas manifestaciones como en el acoso callejero, dado que ha existido desde tiempos inmemoriales y responde a la cultura conocida como machista, con la que comulga gran parte de la sociedad.
A partir de la década de los noventa, en México se comenzaron a recabar datos e información sobre la violencia a las mujeres, por lo que sabemos que es necesario hacer un cambio cultural de fondo, dejar atrás la ideología patriarcal de nuestra sociedad, especialmente la latina, ya que la mayoría de los países con índices más altos de feminicidios se encuentran precisamente en América Latina. Si esta ideología es cuestionada y, sobre todo, modificada, cada hombre y mujer podrá hacer valer sus derechos y libertades para decidir sobre sí misma, además de rodear a las mujeres de una sociedad que las proteja y respete (Sánchez de los Monteros, 2020).
Actualmente los discursos feministas y las manifestaciones masivas de mujeres en los espacios públicos han generado que más de ellas resistan y denuncien las violencias, pero también que muchos hombres aumenten la crueldad y las formas en que la ejercen, lo que se ha denominado la teoría del “contragolpe masculino”. Cristina Herrera, experta de El Colegio de México (Colmex), consideró que se requiere promover una cultura diferente que revalorice el trabajo de las mujeres, dentro y fuera del hogar; que haya políticas favorables a su autonomía: educativa, laboral, de cuidados y de apoyo. Explicó que el acoso sexual en los ambientes laborales, por ejemplo, no sólo tiene como interlocutor a la mujer violentada, sino también a otros hombres frente a los que se busca mostrar virilidad, poder, estatus.
Esta especialista subrayó, que las mujeres están más en los espacios públicos porque se han integrado al mercado remunerado por necesidad, por gusto, por realización personal, y se quedan allí porque alcanzan mayores niveles educativos, pero las que se incorporan a espacios que antes se consideraban estrictamente masculinos también sufren más violencia, igual que las que laboran en fábricas, maquilas y en tareas del hogar.
Las áreas administrativas también tienen altos índices de violencia contra ellas, pues allí enfrentan actos de discriminación y desigualdad laboral ya que hay hombres que consideran que “ese no es su lugar”, que el “trabajador ideal” es el que se dedica en cuerpo y alma y la mayoría de las mujeres no tienen esa entrega, porque deben cumplir con otras tareas, como el cuidado de la familia.
El 25N o “Día Naranja” tiene el objetivo de dejar de normalizar la violencia para construir una sociedad que realmente viva tranquila, en equilibrio. Mucho más allá de la invitación de “pintar nuestro mundo de naranja”, no olvidemos que cada 25 representa la oportunidad para sumarse al llamado de la no violencia contra nosotras y contribuir así a construir un mundo libre de discriminación, desigualdad y actos de violencia hacia mujeres y niñas.
Referencias
Gaceta UNAM. noviembre 2024.
Sánchez de los Monteros, A.C. (2020) La violencia de género en México, ¿en qué vamos? Revista Digital Universitaria Vol. 21, Núm. 4, julio-agosto