David Auris Villegas
En un país de contrastes como Perú, donde las alturas de los andes hasta la exuberante selva desafían la vida del ser humano, pero, como titanes, surge la figura del maestro como un verdadero héroe sin capa. Este 6 de julio, Día del Maestro, es una ocasión para reflexionar sobre su inspiradora y comprometida labor. A pesar de las adversidades, imparten conocimientos y dedican su vida a educar y guiar a las nuevas generaciones, con la esperanza de brindar oportunidades a cada ciudadano para un mundo más inclusivo, equitativo y solidario.
El Maestro con su ejemplo de servicio desinteresado, amor por el prójimo y compromiso con la educación integral, especialmente con sabiduría y paciencia, despliegan sus esfuerzos para formar mejores personas. Entre ellos, aparece extraordinario maestro invidente, Leonardo Pachacútec Mejía, quien con su lema “El laborioso siempre triunfa”, enseña a los estudiantes a esforzarse para el éxito y a no rendirse nunca. Leonardo destaca la ética tanto dentro como fuera del aula y trabaja en el Centro de Educación Básica Especial (CEBE), Luis Braille, en el distrito de Comas, dedicado a transformar vidas.
Por otro lado, en las zonas rurales de nuestro país, donde los caminos son escasos, emerge la figura de la perseverante maestra rural, Gloria Machuca. Luego de sobrevivir a un terrible occidente y enfrentar grandes dificultades, disfruta enseñando y transmitiendo valores a los estudiantes. Esto demuestra que las escuelas están distantes y las carreteras ausentes, lo que hace que los maestros rurales arriesguen sus vidas para educar a niños repletos de sueños. Esta maestra, con su resiliencia, es un ejemplo digno de seguir por su constancia, su enseñanza de la crítica y la creatividad y esa lucha por una vida mejor de toda una generación.
Asimismo, por nuestra espesa selva, Maribel Simon, líder pedagógica rural y maestra bilingüe, se esfuerza por sembrar las semillas del conocimiento en las mentes de los niños indígenas en derechos humanos y justicia. Ella reclama a las autoridades, mejor infraestructura para las aulas y resalta que los maestros viajan varias horas en lancha para llegar a las escuelas. Su dedicación inspira a la sociedad y ella, apelando a su alta sensibilidad, aboga por una mayor interculturalidad en un Perú inclusivo y equitativo para todos los niños rurales.
Por todas estas épicas acciones y las de los anónimos maestros, quienes a menudo no reciben el reconocimiento que merecen de la sociedad y los gobernantes, celebremos su labor pedagógica por un mundo mejor. ¡Feliz Día Maestro que me enseñaste a vivir y ser mejor persona!
© David Auris Villegas. Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCP.