Si bien hay debates en la academia sobre si debe usarse el término deserción (que para algunos es irracional y hasta racista) o abandono escolar (que es el concepto de la corrección política), en el análisis concreto se refieren al mismo fenómeno. Es el proceso de renuncia voluntaria o forzada a la escuela donde el estudiante se encuentra inscrito, sea por causas académicas o por razones económicas. Los alumnos que dejan los estudios provocan efectos negativos, personales, familiares y sociales. Esta es una de las conjeturas que planteó Juan Carlos O’farrill Jiménez, en su tesis de doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, Diseños institucionales y reflexividad: deserción escolar en México y Brasil.
Este escrito es un magnífico ejemplo de cómo hacer comparaciones sistemáticas, usar estadísticas nacionales y mostrar similitudes y diferencias en la política educativa, también sus consecuencias en personas y sociedad. El argumento de la tesis es complejo, el concepto de reflexividad, si no ajeno, es poco usado en el examen de la educación en América Latina. El autor se apoya en los estudios de Margaret Archer (y como un eco lejano en Karl Popper), para definir reflexividad: “el ejercicio básico de la capacidad mental compartida por todas las personas normales, para considerarse en relación con sus contextos sociales y viceversa”. La complejidad se acentúa con el uso de la noción de conflación en la teoría política, dentro de un enfoque morfogenético.
A pesar de la complejidad de la argumentación, el texto puede leerse sin problemas, la escritura es clara, lo que permite no perder el hilo. Además, se aleja de los lugares comunes de echarle la culpa a la persona por no proseguir sus estudios por incapacidad o falta de capital cultural. O de otras investigaciones que ponen todo el peso en el contexto económico y social. Juan Carlos no desprecia esas explicaciones, por el contrario, ofrece datos y referencias que las refuerzan, pero va más allá. Destaca las interacciones escolares negativas y el clima en el aula que tal vez no incidan en el momento de la deserción, pero son factores que explican buena parte del abandono. En contraste, las pobres interacciones con padres y madres y la depresión juvenil sí afectan de inmediato. También la violencia estructural.
El foco del estudio de Juan Carlos es la deserción en educación media de Brasil y México del 2000 al 2019. No tomó los años recientes porque el covid-19 agravó los problemas y pudo causar distorsiones en las estadísticas. Su tesis, la deserción escolar puede explicarse por la coexistencia de tres condiciones: 1) diseños institucionales, 2) reflexividad de los agentes corporativos implicados en el sector educativo y 3) elementos del contexto socioeconómico relevantes.
El método de análisis que usa Juan Carlos también es sofisticado y poco utilizado en la literatura de educación comparada latinoamericana, el Análisis cualitativo comparado, que refiere por sus siglas en inglés: QCA.
Este tipo de análisis se interesa en examinar la pertenencia de cada caso a los distintos conjuntos que son objeto de análisis, donde un tema podría presentar diferentes grados de pertenencia a los cúmulos bajo investigación. Lo cual, según Juan Carlos —y su tutora, Gisselle de La Cruz Hermida—, enriquece la reflexión y permite arribar a imágenes complejas de la realidad social que se examina. Un asunto que sobresale: de 2000 a 2019, tanto en Brasil como en México, disminuyó la deserción. Y ofrece elementos que explican ese progreso.
La tesis de Juan Carlos O’farrill, Diseños institucionales y reflexividad: deserción escolar en México y Brasil, es de calidad sobresaliente y contiene hallazgos significativos. Espero se publique pronto.