De acuerdo a las convocatorias para participar en el “proceso” (que no concurso) para ocupar plazas de Profesores de Tiempo, 46 vacantes por jubilación y 130 de nueva creación, para el 20 y el 24 de junio, respectivamente, se habrán notificado los resultados a los profesionistas que hayan sido seleccionados para ocupar las plazas en cuestión. Dado que la primera convocatoria se lanzó oficial y discretamente desde el viernes 9 de mayo, y la segunda desde el domingo 18 de mayo a nivel nacional, se tendrán dos procesos que durarán, en su totalidad y aproximadamente, un poco más de un mes y una semana cada uno. En estos dos procesos se decidirá la ocupación de 176 plazas de tiempo completo.
En las convocatorias para concursos de oposición abiertos participan, por ley, las Comisiones Dictaminadoras, de modo que hay alguna oportunidad para que los académicos enriquezcan y, hasta cierto punto, legitimen académicamente las decisiones tomadas en dicho concursos. Así mismo, las convocatorias suelen señalar “las pruebas específicas a las que el aspirante deberá someterse” (análisis curricular, entrevista, presentación de un tema por escrito y otras pruebas) (véase la Gaceta Universitaria No. 314, del 27 de Octubre de 2013).
En esta ocasión, en contraste con lo anteriormente expuesto, no se sabe bien a bien quién o quiénes estarán encargados de tomar las decisiones sobre qué solicitantes resultarán “beneficiados” con su incorporación a la UABC. Tampoco se sabe, más allá de la formación que se especifica en la relación de las plazas a ocupar, sobre qué bases se tomarán dichas decisiones. Así visto, el asunto en cuestión (las decisiones sobre la asignación de plazas) se presta para que intervengan en él factores ajenos al mérito académico y el potencial de cada solicitante para madurar, de una manera integral, como académico.
Se habla de que en una unidad académica en la que se están ofertando alrededor de 10 plazas hay ya más de 100 solicitudes. ¿Quiénes analizarán los más de 100 CVs, particularmente ahora que se está en la etapa final del semestre, cuando todos los profesores de tiempo completo saben que el trabajo es normalmente más demandante que durante la parte previa del semestre? ¿Quiénes y bajo qué criterios determinarán a cuántos y a quiénes entrevistar? ¿Con quién o quiénes se entrevistarán los profesionistas seleccionados para esa segunda fase implícita en el proceso convocado? (¿O se entrevistará a todos?) ¿Quién o quiénes tomarán la decisión final sobre los profesionistas seleccionados para ocupar las plazas que se ofertan, ya sea vacantes por jubilación o por ser de nueva creación? ¿Bajo qué criterios se tomarán esas decisiones? Las convocatoria plantean con frecuencia que el solicitante debe contar con un doctorado; ¿qué pasa si nadie con doctorado se presenta? ¿Y qué pasa si algún(a) solicitante se inconforma? ¿Habrá elementos para que alguna instancia independientemente juzgue sobre la pertinencia de la decisión, toda vez que las convocatorias no son concursos de oposición y, en esa medida, las Comisiones Dictaminadoras no intervendrán en ellas?
Así las cosas, el calificativo “fast-track” es simplemente descriptivo en cuanto a la dimensión temporal del proceso; en menos de mes y medio la UABC se encargará de distribuir 176 plazas de tiempo completo. Dada esta rapidez y la complejidad de un proceso como el que nos ocupa, no es irracional dudar que este proceso sea la respuesta para enriquecer la planta académica de la universidad, sobre todo si consideramos que no hay, a la vista, ninguna razón por la cual no se pudiera implementar un proceso más pausado en cuanto a su duración, y colegiado en cuanto a su naturaleza. Bueno, dicen algunos, a menos que se piense que la ya próxima sucesión rectoral es una muy buena razón para contratar a 176 nuevos académicos de tiempo completo.
Por otro lado, el calificativo de “plazas con retrato hablado” hace referencia a la posibilidad de que, si no todas, un buen número de las 176 plazas de tiempo completo disponibles, ya tengan un destinatario. En el mejor de los casos profesionistas y profesores de asignatura con merecimientos académicos sólidos y con una perspectiva de desarrollo prometedora; ojalá. En el otro extremo, en el peor de los casos, parientes de funcionarios, amigos, profesores de asignatura cuyo principal mérito es haber sido leales a la autoridad; hacemos votos por que esta última posibilidad no se materialice, pero es importante mencionarla porque como posibilidad, y bajo las condiciones en que están planteadas las convocatorias, ahí está y, si vemos el pasado, hay algunos antecedentes lamentables que apuntan en esa dirección.
Sea como sea, lo cierto es que estos 176 nuevos académicos de tiempo completo que la universidad, al parecer, incorporará dentro de aproximadamente un mes, serán parte de la nueva generación de académicos que determinará el futuro de la UABC por los próximos 20-30 años. ¿Cómo pintará el futuro para la UABC con estos académicos y estas autoridades?
Publicado en el Observatorio Académico Universitario