La profesión académica es distinta en varios aspectos de otras profesiones. Así, por ejemplo, si bien en todas las profesiones se promueve la colegialidad entre sus miembros, para los académicos la colegialidad es un valor central en el desarrollo de sus actividades. Por otro lado, la colaboración y la integridad en la comunicación de sus trabajos son condiciones indispensables para que la comunidad académica pueda realizar sus labores de investigación. Todos los académicos se apoyan en el trabajo de colegas que los han precedido y que trabajan al mismo tiempo en sus áreas de interés, y por ello se espera que todos reconozcan debidamente, cuando así sea el caso, la fuente de sus ideas y de sus palabras.
No es sencillo delimitar claramente todas las situaciones en las que un integrante de la profesión académica se adjudica un trabajo, las ideas o las palabras que no son suyas. No obstante, en ocasiones las situaciones son claramente evidentes, y es posible afirmar que las mismas pueden calificarse como plagio, independientemente de que sea el resultado de un descuido, ingenuidad, ignorancia, una práctica común dentro de cierta comunidad específica, o abiertamente de la intención de hacer que aparezca como propio un trabajo que no lo es. Pero las situaciones no son siempre “claramente evidentes,” y es por ello que muchas veces es necesaria una reflexión colegiada que considere todos los aspectos de la situación en cuestión, toda vez que se está poniendo en entredicho uno de los principios básicos del trabajo académico, el de la confianza, integridad y el reconocimiento al trabajo de los colegas.
Prácticamente todas las instituciones públicas de educación superior elaboran documentos institucionales en los que, regularmente, existe un “protocolo no escrito” en cuanto a su autoría. Tomemos el caso de los Cuadernos de Planeación y Desarrollo Institucional que edita la Universidad Autónoma de Baja California. Más específicamente, hablemos del Cuaderno No. 23, el cual lleva por título Modelo Educativo de la UABC.
Como es costumbre en los documentos institucionales, en la página dos se encuentra el directorio institucional, y en él están relacionados el Rector, el Secretario General, el Vicerrector Campus Ensenada, el Vicerrector Campus Mexicali, el Vicerrector Campus Tijuana y, finalmente, la Coordinadora de Planeación y Desarrollo Institucional. Es un lugar común que estar enlistado en esta relación no hace, automáticamente, que la persona en cuestión haya sido autor(a)/co-autor(a) del documento institucional en cuestión, ya que su inclusión en esta lista depende de que ocupe un determinado puesto, y no de que participe en la elaboración del documento que las autoridades institucionales presentan como una postura oficial de la universidad.
No obstante, es una práctica positiva que inclusive los documentos institucionales reconozcan la autoría de las personas que, de una manera efectiva y significativa, participaron en la elaboración de los mismos. Así lo ha hecho, por ejemplo, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior en sus documentos de política educativa. Del mismo modo, la UABC también lo ha hecho en sus Cuadernos de Planeación y Desarrollo Institucional en general y, en particular, en el No. 23 que nos ocupa. Específicamente, en la página dos del Cuaderno de Planeación Modelo Educativo de la UABC se lee, hacia la parte inferior de la misma:
Elaboraron este reporte: Felipe Cuamea Velázquez, Anabel Magaña Rosas, Salvador Ponce Ceballos, Saúl Méndez Hernández, Saúl Fregoso González, Joaquín Caso Niebla, María del Socorro Montaño Rodríguez, Patricia Moctezuma Hernández, Guadalupe de los Angeles Ortega Villa y Andrea Verdugo Bátiz.
Asumamos que las personas arriba relacionadas elaboraron el reporte que constituye el Cuaderno de Planeación y Desarrollo Institucional No. 23. Estos autores, como es práctica común en el ámbito académico, proporcionan en la bibliografía (páginas 111-117) las fuentes que utilizaron en su elaboración. No obstante, al parecer hay al menos una carencia notable en esa bibliografía. Veamos.
En un oficio sellado de recibido el 22 de mayo de 2014 y dirigido al Dr. Felipe Cuamea Velázquez, el Mtro. Rafael Reséndiz Ramírez, ex-profesor de tiempo completo de la Facultad de Pedagogía e Innovación Educativa que dirige el Mtro. Salvador Ponce Ceballos, afirma lo siguiente:
Estimado Señor Rector:
Reciba un cordial en nombre de su seguro servidor, mismo que le desea éxito en sus labores diarias. El motivo de la presente es con la finalidad de hacer de su conocimiento una omisión o falta con respecto a créditos o reconocimientos en una publicación de la Universidad que usted honorablemente dirige. El 22 de junio de 2012, a las 13:46, siendo profesor de tiempo completo con número de empleado 24802, envíe por correo electrónico tanto al director como al subdirector de la Facultad de Pedagogía e Innovación Educativa, la versión final de un estudio realizado por mí, sobre el Modelo Educativo de la UABC. Este documento fue entregado tanto en PROMEP, como a la dirección de la FPIE como documento adjunto en el Informe final de actividades en el momento de separarme de su honorable institución. Sin embargo, hoy, al estar revisando los Cuadernos de Planeación y Desarrollo Institucional, me encontré con que en el Numero 23 denominado “Modelo educativo de la UABC”, aparecen varias personas como elaboradores del reporte, sin citarme ninguna vez, cuando han retomado páginas enteras del trabajo que yo presenté. Mi reclamo en este momento es solamente para que me den los créditos correspondientes, además de la corrección o fe de erratas pertinentes, pues creo que esta omisión pudo haber sucedido por descuido, no tanto por negligencia o plagio. Adjunto documento probatorio completo con las consabidos textos retomados de mi trabajo sin citarme, también anexo capturas de pantalla de correos enviados que demuestran el envío del citado documento, así como el antedicho informe final de actividades. Considero que usted como hombre íntegro y la honorable Institución que presiden realizarán las acciones pertinentes para remediar dicha omisión.
Sin otro particular por el momento, me despido de usted, reiterándome a sus apreciables órdenes…
Se puede consultar el documento al que hace referencia el Mtro. Reséndiz Ramírez (Modelos Educativos; ver anexo), y compararlo con el Cuaderno de Planeación No. 23 (Modelo Educativo de la UABC; ver anexo). Es posible observar, entonces, que no pocos pasajes que aparecen en el documento Modelos Educativos, también se pueden leer en el Cuaderno de Planeación y Desarrollo Institucional, No. 23, aunque no siempre con exactamente las mismas palabras. Así, para documentar con un ejemplo esta afirmación, atiéndase que en la página 21 del texto del Mtro. Reséndiz Ramírez se dice lo siguiente:
el modelo propuesto por la UABC, aun cuando enuncia su centralidad en el estudiante (Universidad Autónoma de Baja California, 2006), se debe entender como una centralismo inclusivo e incluyente. Es decir, no se excluye el papel del docente, pero se regula su papel como el guía o facilitador del aprendizaje, el aprendiz experto que propicia esos espacios de construcción que requiere el estudiante como aprendiz novato (Serrano González-Tejedo & Pons Parra, 2011).
Por otro lado, en la página 61 del Cuaderno de Planeación y Desarrollo Institucional No. 23 se puede leer lo que sigue:
el modelo propuesto por la UABC, aun cuando enuncia su centralidad en el alumno (UABC, 2006), se debe entender como un centralismo inclusivo e incluyente; es decir, no se excluye el papel del docente, pero se regula su participación como el guía o facilitador del aprendizaje, como el aprendiz experto que propicia esos espacios de construcción que requiere el alumno como aprendiz novato (Serrano & Pons, 2011).
Aunque no en todos los casos se encuentran en el Cuaderno de Planeación exactamente las mismas palabras usadas en el documento del Mtro. Reséndiz Ramírez, el grado con el que se asemejan es tal que resulta difícil evitar concluir que el Mtro. Reséndiz Ramírez merecía, al menos, ser citado como fuente de múltiples párrafos y expresiones y, muy probablemente, ser incluido como co-autor del mencionado Cuaderno de Planeación y Desarrollo Institucional, toda vez que su contribución al mismo fue mucho más que ser una fuente de información. En todo caso, esta situación debería ser atendida por un cuerpo colegiado con legitimidad para emitir una opinión informada e independiente al respecto.
Como lo señala el Mtro. Reséndiz Ramírez, el documento Modelos Educativos le fue entregado al Mtro. Salvador Ponce Ceballos, Director de la Facultad de Pedagogía e Innovación Educativa. Dada la inclusión del Mtro. Ponce Ceballos en la relación de las personas que elaboraron el reporte el Cuaderno de Planeación en cuestión, podría suponerse que está enterado sobre la manera en que un buen número de ideas y palabras usadas en el documento Modelos Educativos fueron a parar, sin ninguna referencia a su autor, al texto del Cuaderno de Planeación y Desarrollo Institucional No. 23 (Modelo Educativo de la UABC).
Efectivamente, el Mtro. Ponce Ceballos ha de saber, toda vez que, de acuerdo al Mtro. Reséndiz Ramírez, aquél le pidió a éste, vía correo electrónico, un documento que sirviera para sustentar el modelo educativo de la UABC. Y si el Mtro. Reséndiz Ramírez le hizo entrega al Mtro. Ponce Ceballos del documento encargado, y si partes de su contenido fueron reproducidos de una manera casi textual en el Cuaderno No. 23, ¿Por qué no está el nombre del Mtro. Reséndiz Ramírez en la relación de los autores del mismo? ¿Por qué no está relacionado el documento del Mtro. Reséndiz Ramírez en la bibliografía del Cuaderno? ¿Acaso juzga el Mtro. Ponce Ceballos que, en su calidad de director de una unidad académica, puede encargar documentos y, posteriormente, no dar los créditos pertinentes porque el autor intelectual trabaja (o trabajaba) en la unidad académica en la que él ocupa el puesto de director?
¿Fue descuido? ¿Es una práctica común y culturalmente aceptada que los directivos de la UABC se apropien del trabajo académico del personal que está bajo su coordinación? ¿Fue una acción deliberada hecha con el propósito de hacer aparecer como suyo un trabajo que no lo era? ¿Fue algo que no es ninguna de las tres alternativas mencionadas?
Las autoridades universitarias, con la visibilidad e influencia que tienen en la dinámica institucional, son los primeros que, moralmente, están obligados a mantener y promover el respeto a las normas académicas sobre actividades que atentan contra el debido reconocimiento al trabajo de los académicos. Son las autoridades universitarias las que deben estar más comprometidas con la protección de la autoría y los derechos de autor de los académicos que trabajan en la UABC.
El Mtro. Reséndiz Ramírez, en su oficio al rector de la UABC específica:
Mi reclamo en este momento es solamente para que me den los créditos correspondientes, además de la corrección o fe de erratas pertinentes, pues creo que esta omisión pudo haber sucedido por descuido, no tanto por negligencia o plagio.
La solicitud hecha está respaldada por documentos pertinentes. En una institución universitaria una situación de esta naturaleza debe atenderse de una manera expedita, aclarando en el proceso el rol que han jugado todos los implicados. ¿Será mucho esperar una respuesta de parte de la máxima autoridad de la UABC? ¿Qué podría decir de estos sucesos la Junta de Gobierno o la Comisión Permanente de Honor y Justicia del Consejo Universitario? El oficio se entregó el 22 de mayo pasado y hasta el día lunes dos de junio el Mtro. Reséndiz Ramírez no había recibido respuesta alguna. ¿Descuido, ingenuidad, ignorancia, plagio, abuso de autoridad?
Publicado en el Observatorio Académico Universitario