La malaria o paludismo causa la muerte a 627 mil personas cada año, la mayoría de ellas menores de 5 años en el África subsahariana; además, como resultado del proceso evolutivo, el parásito y su vector cambian, generando nuevas formas de evadir las medidas de control.
Ante ello, investigadores del Departamento de Infectómica y Patogénesis Molecular del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav-IPN), han desarrollado diversas investigaciones sobre un gen del mosquito Anopheles, transmisor de la enfermedad, conocido como croque-mort (enterrador en francés), con el fin de suprimir la expresión del mencionado gen, lográndo “apagar” también la reproducción del parásito que genera la enfermedad.
El grupo liderado por los investigadores Fidel de la Cruz Hernández y Mónica Gonzalez-Lázaro en colaboración con científicos de la Universidad de Baltimore (Maryland, EU), señalaron que aparentemente el parásito sigue una estrategia similar a la del VIH, el virus causante del Sida, en cuanto a que utiliza el sistema inmunitario del mosquito para reproducirse.
Explicaron que este tipo de tecnología ya es accesible en países como Inglaterra, donde la compañía Oxitec patentó una variedad de mosquitos modificados genéticamente en la cual las hembras no pueden remontar el vuelo, condición indispensable para aparearse.
“Estas nuevas técnicas genéticas podrían ser una opción para combatir no sólo al mosquito Anopheles, sino a muchos otros insectos patógenos. Esta misma tecnología podría utilizarse para combatir plagas agrícolas como la mosca de la fruta mexicana o el salivazo de la caña”.
Finalmente señaló que gracias a las medidas sanitarias aplicadas, el paludismo se mantiene controlado en el país, pese a que tiene todas las condiciones geográficas para su transmisión, sobre todo en los estados de Yucatán, Chiapas, Oaxaca, Puebla y Tamaulipas.
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