La Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, de la UNAM, ha creado el Módulo de Apicultura, un espacio en el que se desarrolla la apiterapia para prevenir o tratar distintas patologías.
Este espacio, indica Liborio Carrillo Miranda, encargado del proyecto, abre nuevas pautas de investigación, como la apitoxina, que usada a través de pomadas y linimentos muestra mejorías en ciertas afecciones, como molestias articulares, edemas y atrofias estéticas, como estrías.
Esta unidad multidisciplinaria es reconocida por la elaboración de sustancias hechas a base de miel, propóleos, cera y otros elementos producidos por abejas, y uno de los objetivos del laboratorio es comprobar, con fundamento científico, lo que por años se ha realizado, y la mejor manera de lograrlo es mediante los resultados obtenidos en las pruebas efectuadas con esas toxinas naturales, en este caso el veneno de abeja.
“Los antecedentes de estas prácticas se remiten a tiempos ancestrales, pero en la actualidad, en América Latina una de las precursoras es Ana Ramona González Guerra, directora del Laboratorio de Referencia para Investigaciones y Salud Apícola de Cuba, quien ha explorado los fundamentos químicos, biológicos y médicos del uso de los productos de la colmena como sistemas terapéuticos”, explica.
Señala que luego de una serie de visitas de la especialista a esta unidad multidisciplinaria, un grupo de académicos, encabezado por Carrillo Miranda, comenzó con la experimentación de este método, lo que ha derivado en un compuesto de abeja, que mezclado con extractos naturales, se utiliza como remedio para diversas afecciones.
Algunas de las combinaciones que han mostrado mayor efectividad son las de árnica y castaño de indias. La primera se emplea para disminuir y prevenir moretones en caso de golpes y en la reducción de las dolencias propias de la artritis deformante. La segunda es destinada para corregir las venas dilatadas a causa de una mala circulación, conocidas como várices.
Cabe resaltar que en colaboración con el Laboratorio de Investigación de Energías Renovables de la Unidad de Investigación Multidisciplinaria de la misma facultad, a cargo de Víctor Hugo Hernández Gómez, los expertos diseñan una máquina para extraer el veneno de las abejas sin que esto les cueste la vida.
La idea es que, a través de impulsos eléctricos, se estimule a los insectos para que puedan ser ordeñados. La fuente de alimentación de este artefacto será la luz solar.