Acaban de pasar las elecciones en México, que, a pesar de tantas campañas de descalificación, mentiras y polarización, se llevaron a cabo de manera libre y en paz en casi todas las casillas establecidas en nuestro país. Si bien, siguen manifestándose diversas voces que descalifican la votación, hay que reconocer que ha sido posible constatar de manera directa, el conteo paso a paso que ha hecho el Instituto Federal Electoral de la mayor elección que históricamente se ha vivido, que no admite posible fraude en el proceso electoral. Votamos y los resultados así están.
Aunque se califique como una fiesta democrática, porque la ciudadanía eligió a sus representantes y a sus gobernantes, de fondo, sigue estando presente la partidocracia, que busca el poder por encima de la vocación democrática. Por ello, pienso que este resultado y sus implicaciones merecen análisis diversos, no solo los realizados por académicos e investigadores, por expertos politólogos o los miles de “expertos” que aparecen cada vez más en las redes sociales. Desde mi punto de vista es un tema que debería de estarse tratando en las escuelas, incluso debatiéndose tomando en cuenta los valores presentes, porque si se está proponiendo que se tomen en cuenta los contextos, este proceso forma parte de la vida cotidiana de las familias en nuestro país y nos afecta a todos.
En mi colaboración anterior, invitaba a reflexionar en la necesidad de identificar la democracia real y posible de la democracia estrictamente política, es decir, no pensar en una democracia que implique solamente votar, sino explicitar el compromiso ciudadano de exigir e impulsar a quienes ganaron esta elecciones, a continuar discutiendo de un modo amplio y plural (ya sin tintes partidistas) y contribuir a edificar un proyecto colectivo, capaz de promover de un modo efectivo la igualdad social, fortalecer la participación comunitaria y autogestionaria del demos, profundizando la solidaridad social y luchar por la liberación de las clases y grupos subalternos explotados y oprimidos en el capitalismo actual.
Lo anterior, se vuelve necesario en todos los países. En toda la Unión Europea UE, se están realizando elecciones del 6 al 9 de junio, donde se busca decidir colectivamente el futuro de la Unión Europea porque, así se expresa; votar siempre es importante, ya sea nivel local nacional o europeo. Se destaca su importancia porque todos los ciudadanos son afectados por los resultados de estas elecciones. En el Parlamento Europeo se aprueban leyes que afectan a los grandes países, a las pequeñas comunidades, a las grandes empresas y a las jóvenes empresas emergentes, tanto a escala mundial como a escala local.
La legislación de la UE abarca entre las principales temáticas: el medio ambiente, la seguridad, la migración, las políticas sociales, los derechos de los consumidores, la economía, el cambio climático, la guerra y su financiamiento etc. El voto solicitado decidirá a los 720 diputados del Parlamento Europeo, de los cuales a Alemania le corresponden 96.
El seguimiento al proceso inicia a las 20.15 horas del 9 de junio. El Parlamento Europeo publicará los resultados de las elecciones del 2024 por Estado miembro con cifras globales correspondientes a los grupos políticos, así como una proyección de su composición con cifras globales basándose en la estructura del Parlamento saliente. La proyección se irá actualizando hasta que todos los Estados miembros terminen de votar y las autoridades locales electorales nacionales publiquen los resultados finales.
Un breve recuento sobre las ideas que los principales partidos alemanes destacan, nos acerca a la complejidad de su proceso. Los principales partidos de Alemania, se presentan a las elecciones europeas con ideas extremadamente opuestas. Según la Deutsche Welle DW, los Verdes y la AfD, en particular, son mundos aparte: los Verdes (Bündnis 90/Die Grünen), quieren convertir a la Unión Europea UE, en un Estado federal europeo, tienen un acuerdo de coalición con los socialdemócrata SPD y el liberal FDP basados en que los intereses alemanes son los intereses europeos. El partido de ultraderecha, Alternativa para Alemania (AfD), es la antítesis de Los Verdes y no sólo en lo que respecta a la política europea. La AfD es el único partido del Bundestag alemán que quiere abolir la UE, al menos en su forma actual.
Para el Partido Social Demócrata (SDP), la solidaridad y la seguridad social son los conceptos clave en su programa, la igualdad de normas mínimas en los sistemas de seguridad social de la UE y un salario mínimo para toda Europa, que implica mucho dinero que quieren recaudar mediante nueva deuda e impuestos altos, además de una política climática coherente, normas estrictas para el derecho de asilo e inversiones públicas masivas. Se destaca en otro aspecto: “La paz en Europa no puede lograrse contra Rusia, sino con ella”, ostentándose como el partido de la paz en Alemania, una Ostpolitik (o política hacia el Este). El actual canciller Olaf Scholz, pertenece a este partido.
El tercer partido, el liberal FDP, presentan un enfoque significativamente diferente, ya que cuestionan los planes de la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen (cuya elección en el 2019 fue muy polémica), ya que implica una amenaza y una carga adicional para la economía alemana y sus ciudadanos, en lugar de regulaciones y requisitos de cada vez mayor alcance, se muestran partidarios de la apertura a la tecnología. Además, les gustaría apoyar a Ucrania, pero consideran que el financiamiento debe de generarse antes de distribuirse, además de que en lugar de que exista nueva deuda, piden se hagan efectivo los ahorros, por ejemplo, que el número de comisarios deberían de reducirse de 28 a 18 y el Parlamento debe de dejar de reunirse en dos sedes: Estrasburgo y Bruselas.
El partido conservador CDU, junto con su partido hermano bávaro CSU, se ve a sí mismo como el último partido popular de Alemania, que debería ser elegible para amplios sectores de la población. Su programa es una enumeración de combinaciones o acotaciones: protección del clima sí, pero sin coerción; economía de mercado sí, pero con seguridad social; solidaridad europea sí, pero con una política presupuestaria sólida. En materia de seguridad y defensa, la CDU quiere un rearme masivo de la Unión Europea, que incluya portaaviones y un escudo antimisiles propio.
En cuanto a la política migratoria, Alternativa para Alemania aboga por una “fortaleza europea”, según la cual la UE debería apoyar a los Estados miembros en la protección de las fronteras exteriores y las deportaciones. En su opinión, la protección del clima es totalmente superflua porque el clima siempre ha estado cambiando. Por ello, el partido también rechaza todas las medidas para reducir las emisiones de CO2, por ejemplo, en el transporte o la calefacción. La AfD también adopta un enfoque radicalmente distinto respecto a Rusia. Pide el fin de las sanciones económicas y un acercamiento a Moscú.
El partido La Izquierda (Die Linke) no cuestiona fundamentalmente la UE, pero está a favor de reformas drásticas. “Si quieres Europa, tienes que quitársela a los ricos“, reza su programa electoral. La Izquierda quiere ampliar radicalmente la política social, imponiendo impuestos mucho más altos, sobre todo a las empresas. En Alemania, está a favor de una semana de cuatro días con compensación salarial completa, un salario mínimo de 15 euros (actualmente es de 12,41 euros) y un sistema básico europeo de protección de la infancia. De acuerdo con esta formación, la política de asilo y refugio no debe restringirse en modo alguno. Y hay paralelismos con la AfD en un punto: el partido La Izquierda también busca un acercamiento a Rusia y está en contra del suministro de armas a Ucrania.
Una diferencia sustantiva que observé, fue que, a diferencia de México, en Alemania hay unos cuántos carteles de propaganda de los partidos políticos en las calles de las ciudades, no se observan bardas pintadas, espectaculares o la repetición incesante en los medios de comunicación de sus propuestas electorales. Además, en sus escuelas se está tratando a partir de talleres lo que implica los valores y la práctica de la democracia, especialmente por el avance de la ultraderecha en el ánimo público.
A los ciudadanos alemanes les llegó con oportunidad, una notificación oficial por correo acerca de las elecciones europeas de parte de la Oficina Electoral de cada Estado federado. No se observan grandes diferencias en cuanto a lo indicado en México sobre lo necesario para votar presencialmente, si quieren realizarlo de otra manera, les plantea otras opciones: con formulario, con solicitud, en línea o en cita personal a partir del 6 de mayo y ponerse en contacto con su colegio electoral.
Los resultados de una encuesta muestran que buena parte de los alemanes piensan en cambios necesarios, porque para muchos de ellos, “todo está mal”, sin embargo, cuando se les pregunta cómo están sus condiciones de vida, la mayoría expresa que bien o muy bien, lo que muestra cierta contradicción en sus respuestas. Cómo puede observarse, siempre hay insatisfacción en cuanto a cómo se vive aquí, allá y en todas partes; y a pesar de que hay diferencias significativas entre México y Alemania, en cuanto a lo relacionado con el voto, sigue estando presente la partidocracia, que si bien, dicen representar a los ciudadanos, en el fondo siempre buscan el poder por encima de la vocación y de los valores democráticos.
Referencias
Tu voto. Elecciones europeas. https://elections.europa.eu/es/