Aún con el obsesivo afán del actual gobierno de extranjerizarnos en nuestro propio territorio, nosotros seguimos siendo de México y por lo tanto mexicanos. Pero ser mexicanos y vivir en la patria nuestra, dicho fenómeno tiene muchos significados. Viene siendo el nacionalismo manipulado del que se han apoderado las televisoras como televisa y tv azteca, los empresarios apátridas cuyo único interés es el capital, junto a los gobernantes oportunistas y vende patrias.
Sin embargo la idea de México debe ponerse por encima, la del otro México, la del México, de los jodidos y desarrapados, las que no tienen tierra pero si derechos para exigirla, la del México de hombres y mujeres que han estado en la trinchera de las guerras internas o en contra de las invasiones extranjeras.
El grito de independencia del 15 de septiembre en donde recordamos a algunos personajes como Miguel Hidalgo, José María Morelos, José Ortiz de Domínguez, y otros muchos otros, es una serie de acontecimientos icónicos que marcan una parte de nuestra historia, quizás la mas ideologizada, en donde producto de la guerra de independencia nacimos como nación independiente, con una bandera, un himno, un escudo y colores propios.
Sin embrago el grito de independencia se grita diferente en cada rincón de la patria, es la consigna de lucha de los maestros de la CNTE, es el reclamo de estudiantes rechazados por un lugar en la escuela pública, es el grito de reclamo de muchas madres y padres por encontrar a sus hijos desaparecidos, es la sociedad entera que exige el cese a la violencia pública y la violencia de estado, es el grito de la presentación con vida de los 43 estudiantes desaparecidos de la normal rural de Ayotzinapa, es el viejo grito zapatista por paz, tierra, justicia y libertad.
Paradójicamente el grito desde el poder es débil, ambiguo, inseguro, contradictorio, es un grito de duda del propio poder, que ha perdido la brújula de la historia y de los significados ligados a la nación y a la patria.
En estos días estuvieron llegando mensajes invitando al silencio como forma de protesta, que contraste los excesos autoritarios de un gobierno que al perder la brújula sólo grita para violentar o reprimir a los hijos de México y de la patria mexicana.
Es lamentable como el grito de independencia se confunda con una festividad absurda, llena de excesos y de sinsentidos, sobre todo en las capas medias y altas de la sociedad.
El grito de Dolores, merece ser gritado desde los problemas del presente con convicción y con fuerza por una patria libre y en contra de los malos gobiernos. Por eso al gritar ¡VIVA MÉXICO!, también hay que gritar: ¡VIVA LA LUCHA DEL MAGISTERIO DISIDENTE!, ¡VIVAN LOS MAESTROS QUE MARCHAN POR UNA PATRIA LIBRE!, ¡VIVAN LOS NORMALITSAS QUE RECLAMAN UN ESPACIO DE TRABAJO!, ¡VIVA EL MÉXICO QUE ELLOS Y ELLAS REPRESENTAN Y POR EL QUE LUCHAN! ¡VIVA MÉXICO!