Tremendo revuelo causaron en los medios de comunicación, los datos que el martes pasado, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) dio a conocer con relación a la prueba PISA (Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos) que se aplicó a cerca de 540 mil estudiantes de más de 70 países. México, como hace más de diez años, se colocó en los últimos lugares. Asunto nada menor y del cual se despenden varias cuestiones, pero vayamos por partes porque de éste y otros temas, hay mucha tela de donde cortar. Veamos.
Hace unos días, millones de mexicanos fuimos testigos de un hecho que, hasta el momento en que cierro estas líneas, sigue causando polémica. Se trató de la niña Andrea, estudiante de educación básica que en la 36 Feria Internacional del Libro, corrigió al Secretario de Educación, Aurelio Nuño. “No se dice ler, se dice leer”, fue una frase que – quizá – se convirtió en un grito de rebeldía. Como era de esperarse, los memes no tardaron de aparecer e inundaron las redes sociales. El hecho, plasmado así como lo fue y es, se antoja chusco a más no poder. Sin embargo, y permítame ser un tanto crudo al respecto, este tipo de cuestiones, son el reflejo de la realidad que estamos vivimos los mexicanos: tenemos a un Secretario de Educación que se preocupa más por su popularidad y por hacer política con miras a ocupar una gubernatura o presidencia de la república, que por corregir sus problemas de dicción. Si ésta es la realidad que vivimos en nuestros días, imagínese cómo estarán las demás cosas.
Bien se dice que cuando la cabeza está mal, lo demás esta igual, y hay razón en ello. En este caso, y para el momento que estamos viviendo, desafortunadamente le tocó a Nuño ser objeto de burlas y comentarios más que soeces por quienes nos encontramos dentro del Sistema Educativo, pero también, por quienes se hallan fuera de éste. Y es que mire usted, el problema como tal no radica, como una y otra vez lo he reiterado en este y otros espacios, en los maestros, sino en los funcionarios que han estado al frente de áreas tan importantes para el desarrollo cognoscitivo de los mexicanos. Dese cuenta, los datos que ofreció la OCDE nos hacen pensar en ese rezago en el que nos encontramos insertos desde el 2000 a la fecha. Obviamente que este problema viene arrastrándose de años anteriores al que señaló líneas arriba pero, en este caso, los tomó para ejemplificar la idea que pretendo aterrizar.
Recordemos que con la alternancia, producto de la victoria en las urnas que obtuvo Vicente Fox en el 2000, muchos pensamos que las cosas iban a cambiar. Recuerdo que en ese tiempo, el Secretario de Educación, Reyes Tamez Guerra, estuvo subordinado a los designios de la maestra Elba Esther Gordillo quien, ávidamente, estableció una mancuerna con la primera dama, Martha Sahagún, para el logro de sus propósitos. Posteriormente con Calderón, algo similar pasó, solo que el asunto empeoró para el sector educativo, específicamente, para el nivel básico de enseñanza, dado que Josefina Vázquez Mota, cedió la Subsecretaría de Educación Básica al yerno de la profesora Gordillo, Fernando González.
Culminada esta triste y lamentable etapa de gobiernos panistas, llegó a la Secretaría de Educación Pública, Emilio Chuayffet, abogado y político mexicano que, gracias a la victoria que obtuvo Peña Nieto, fue colocado por tres años en tal puesto. Si, así como lo leyó: tres años; y bueno, a la salida de éste llegó Nuño, jefe de la oficina del Presidente y hombre cercano al mismo.
¿Qué le parecen estos datos?, ¿le dicen algo? Si nos preguntamos por qué México se encuentra en niveles deplorables en comparación con otros países del orbe, tal y como lo mostró la prueba PISA, aquí tiene una respuesta, misma que se complementa con la serie de factores que inciden en la escuela pública mexicana. ¿Cuáles son éstos? En reiteradas ocasiones, muchos investigadores, académicos, maestros, columnistas y colegas, nos hemos referido a ellos de manera particular, aunque pueden englobarse en cuatro grandes rubros: economía, cultura, política y sociedad. Cada uno con sus propias particularidades pero que, de manera directa e indirecta, han influido e influyen en la educación de mi México querido.
Ciertamente, la tarea educativa es de todos los mexicanos, de eso no tengo duda. Todos los que habitamos este bello país, tenemos la enorme responsabilidad de participar en la formación de los millones de niños, jóvenes y adultos. Comenzar en casa, con nuestros hijos y familiares, es una buena opción, y podemos hacerlo. Sin embargo, y con todo el respeto lo digo, debemos y tenemos que exigir a los gobiernos y gobernantes que hagan su chamba. Cansados estamos de que tiren culpas a los menos culpables y eludan sus responsabilidades.
Si el Sistema Educativo Mexicano (SEM) está como está, es porque quienes han tenido la posibilidad de mejorar las condiciones de quienes asisten o asistimos a formarnos a una escuela, no lo han hecho. Lamentablemente la SEP, ha sido vista como un trampolín político para llegar a una gubernatura o presidencia de la república, mientras que la educación… ha sido relegada a un segundo plano.
Requerimos pues, menos discursos como los que en días pasados ofreció tan flamante Secretario – Nuño – quien, en su intento de legitimar su actuar en razón de los resultados que dio a conocer la OCDE, pretende agarrarse de su “reforma educativa” que, como se ha dicho, no traerá beneficios y mejoras al Sistema en tanto no destierren la corrupción que priva al interior del medio y se proponga un modelo apegado a la realidad y con sentido.
Por cierto, ¿pensará Nuño culpar a los maestros y maestras de México cuando en las recientes evaluaciones más del 85% obtuvo resultados satisfactorios? Hacerlo, sería cínico y harto ofensivo. Ya veremos.