Miguel Ángel Pérez Reynoso*
Los tiempos actuales son tiempos de debate en el marco de la reforma y no son tiempos de reforma que incentive los debates. El poder se encierra en sus propios monólogos y desde ahí pretende erigirse en el guía que orientará la tarea educativa para el futuro. Sin autoridad moral ni pedagógica impone sin convencer.
La presentación del llamado Modelo Educativo 2016, es una especie de fraude educativo, dentro del cual no se es capaz de brindar directrices claras para resolver la crisis educativa del país, ni tampoco la crisis de gobernabilidad en la conducción de los asuntos educativos de la nación, en la que están involucrados la propia SEP y sus funcionarios.
El fracaso de la reformas mexicanas, es el fracaso de muchas instancias y de muchos otros fracasos, que se erigieron como instancias mediadoras para imponer y darle sentido y conducción a una propuesta nada viable para la educación en México.
Es el fracaso del organismo emergente y oportunista llamado Mexicanos Primero, que desde los sótanos del poder empresarial ha querido entrometerse en la agenda pública de los asuntos educativos para imponer desde ahí su visión, la cual está cargada del sesgo de intereses de grupo, con fines políticos poco viables para nuestro país.
Es el fracaso del SNTE que se le ve desdibujado y oportunista como siempre, ha sido la agencia que va a la cola de los acontecimientos carente de propuestas, sin originalidad ni creatividad política. Su postura es la que le ha hecho repetir la propia SEP.
Es el fracaso del INEE quien quiso disfrazar como neutral intereses poco éticos, al querer imponer la visión transnacional de la OCDE y del resto de los órganos internacionales para la vida pública de la educación en México.
Es el gran fracaso de la SEP y de Aurelio Nuño quien le apuesta a la sucesión presidencial por la vía más fácil y, más tonta posible, de querer presentar un supuesto modelo a modo de distractor sin claridad en cuanto a las condiciones de arribo hacia un nuevo estadio educativo para México, y sin las mediaciones para lograrlo.
Es el fracaso del Modelo Educativo 2016, el cual es un conjunto de clichés y de lugares comunes dentro de los cuales no brinda ningún elemento de claridad para arribar a un nuevo estadio educativo, su construcción argumentativa, solo sirve como un manual que integra buenas intenciones pero que está muy lejos de convertirse educativa que requiere nuestro país y más ahora en tiempos de turbulencia y de confrontación política.
El Modelo educativo 2016, hace un repaso tramposo por la historia, la historia fragmentada e ideologizada que le conviene a Nuño, no aparecen los aportes de Lázaro Cárdenas, la escuela rural mexicana queda caricaturizada. ¿Qué se pretende con el modelo 2016, aparte de generar confusión y distracción entre el magisterio del debate que se disputa en las calles y en las escuelas?
Es importante recordarle a Aurelio Nuño las palabras del primer secretario de educación Moisés Sáenz cuando en 1921 se dirigió al pueblo de México e inspirado por las ideas de John Dewey planteó un ambicioso proyecto dirigido a los pobres y a todos aquellos que no habían tenido acceso ni a las letras ni a la cultura universal. “Requerimos una gran obra educativa en donde los más pobres sean los beneficiados de dicha tarea y que puedan aprender a leer y escribir para que logren descubrir las maravillas del mundo de las letras”, (Moisés Sáenz, citado por Philiphe Sachasuffauser Mizi).
*Profesor-investigador de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Guadalajara. mipreynoso@yahoo.com.mx