Proyecto La reforma educativa en el marco del derecho a la educación. Universidad Iberoamericana, Ciudad de México
Bajo el lema de “aportes y desafíos de la investigación educativa para la transformación y la justicia social” concluyó el 24 de noviembre el XIV Congreso Nacional de Investigación Educativa en la ciudad de San Luis Potosí. El acto de clausura fue propicio para dar cuenta de un detallado balance de los cinco lustros de un periodo caracterizado por un intenso ciclo de reforma educativa de acuerdo a un enfoque de espectáculo, abordado así por el Dr. Adrián Acosta en su conferencia magistral.
La noción de espectáculo resulta sugerente para observar en retrospectiva a este ciclo. Sin estar necesariamente ligada a alguna línea teórica en particular, esta idea ofrece cierta flexibilidad como concepto para pensar a este proceso de reformas como un escenario en donde tienen lugar las intervenciones de los diversos actores que toman parte en la escena.
Sin embargo, a diferencia de la noción de espectáculo, las categorías de gobernabilidad y gobernanza, dos de las nociones centrales en la narrativa de Acosta, sí responden a una clara línea teórica para abordar los asuntos del Estado, en particular en relación a los procesos de ordenamiento y cambio que implican las reformas. Un aspecto que caracteriza a estas categorías es la búsqueda de un cierto balance entre ambas lógicas, el orden y el cambio.
Recuperando la idea de espectáculo, cabe enfatizar la centralidad del Estado como el actor que protagoniza las acciones que tienen como prioridad ejercer la “gobernanza institucional”, es decir, “la capacidad de gestionar el conflicto y el cambio”. Sin embargo, los datos presentados en el acto de clausura señalan que, de 2013 a 2017 se han sucedido al menos 204 eventos de conflicto, de los cuales 154 corresponden a los actores del nivel básico y de éstos aproximadamente el 40% han tenido lugar principalmente en Oaxaca y la Ciudad de México.
Lo anterior indica que “la gobernabilidad ha dominado a la agenda de la gobernanza sistémica”, es decir, la intensidad del conflicto ha demandado que se destinen energías y recursos a intentar mantener el orden y, por lo tanto, se ha obstaculizado la fluida gestión del cambio. La premura con la que se aprobó la reforma educativa es responsable en buena medida de este ambiente de conflicto, caracterizado por el brote de la “beligerancia neocorporativa de la CNTE”, señaló el académico de la Universidad de Guadalajara.
Este malestar ha acarreado un descrédito y escepticismo generalizado tanto en los diseñadores como críticos de la misma. Como acertadamente apuntó el Dr. Acosta, el efecto más pernicioso de este escepticismo es la retirada de la ciudadanía de los asuntos públicos. De ahí la importancia de prestar atención “al panorama del bosque más que al detalle de los árboles”. En ese sentido resulta clave prestar atención a las categorías analíticas que se emplean para abordar este proceso.
Como una referencia a la edificación del orden en la Roma imperial, se trajo a cuenta la epopeya de la Eneida del poeta Virgilio. Si bien esta obra resulta sugerente para pensar la construcción de una civilización, es un discurso que no deja de ser parte de la memoria del poder. Como relato mítico que legitima una cierta teleología de la civilización dominante del mediterráneo, se trata de un discurso que legitimó al mismo tiempo el orden de la Roma imperial sobre los pueblos sojuzgados por ella. En ese sentido, la noción de gobernabilidad no resulta ni ajena ni anacrónica al mantenimiento del orden en dicho Estado, experto en el manejo del conflicto.
Considerar estas implicaciones en el uso del instrumental teórico para abordar las intervenciones de los actores en el espectáculo de la reforma en México, supone valorar el papel que se les asigna dentro de dicho escenario.
En el caso de la CNTE si bien se la puede ubicar como un actor que opera bajo una lógica neocoporativa, al mismo tiempo se nutre de formas de organización alternativas, como el caso de la Sección 22 de Oaxaca que ha incorporado la lógica de la comunalidad a su organización sindical, permitiéndole mantener una interpelación directa de las bases con respecto a las dirigencias.
De ahí que junto con el instrumental teórico para el análisis de las políticas públicas y el papel del Estado sea enriquecedor incorporar una mirada más flexible en función de los sujetos que participan en el espectáculo de las reformas. En el caso de la gobernabilidad y la gobernanza, las juntas de buen gobierno ensayadas por los caracoles autónomos zapatistas ofrecen una aportación clave para pensar los procesos de cambio y conflicto.
A diferencia de la buena gobernanza (good governance) dicha experiencia resulta sugerente para pensar estos procesos en contextos marcados por la colonialidad y la discriminación de los pueblos originarios. Se trata de una categoría elaborada por pueblos que se posicionan desde un lugar de resistencia a los discursos de la memoria del poder y en particular como una alternativa a las lógicas paternalistas que el Estado ha puesto en práctica con las comunidades indígenas quienes, contrariamente reivindican su autonomía, pero para gobernarse a sí mismas.
Cabe considerar que las categorías de buena y mala gobernanza, cuyo auge se sitúa a partir de 1992 con un prominente estudio del Banco Mundial para los procesos políticos de la África Subsahariana se enmarcan en una lógica de cooperación internacional para el desarrollo que, por lo tanto es heredera del colonialismo europeo sobre el continente africano, de ahí que tales categorías se encuentren íntimamente ligadas a la memoria del poder.
En función de esta vigilancia epistemológica para abordar los procesos de cambio y conflicto surgen algunas interrogantes: ¿a quién se le da voz a partir de las categorías analíticas para abordar las reformas educativas?, ¿a qué intereses responden las preguntas de investigación formuladas? Estos interrogantes también forman parte del panorama complejo del bosque y señalan que no sólo es pertinente nutrir esa visión amplia sino también considerar desde qué punto se mira al bosque, en aras a plantear aportaciones concretas de la investigación para la transformación y la justicia social.
Referencias
1.- Tapia, L. (2016). “La sección 22 del SNTE. Una aproximación a su lógica y a su organización interna”. En Garza, Manuel y Eduardo Bautista (Coords.) Formas de participación política. IIS-UABJO (en prensa).
2.- Martínez, M. (2006). “Las juntas de buen gobierno y los caracoles del movimiento zapatista: fundamentos analíticos para entender el fenómeno” en Revista de Investigaciones Políticas y Sociológicas 5(1). Universidad de Santiago de Compostela.