Los preparativos de la aplicación de los nuevos programas de estudio se han desarrollado desde los últimos meses, desde la presentación del modelo, la “revisión” de especialistas, la edición de materiales educativos, y la necesaria capacitación de docentes. Cabe señalar que la aplicación cabal de cualquier plan de estudios requiere, ineludiblemente, la capacitación docente. Ya que la ejecución de la enseñanza y logro de aprendizajes es responsabilidad de los maestros.
En las últimas administraciones, en las escuelas de educación básica, se aplicó el Plan de estudios 2011. Para ello, impulsaron una estrategia de capacitación para los maestros que consistía en Cursos Básicos de Formación Continua para Maestros en Servicio, que se desarrollaban al inicio del ciclo escolar. Salvo un diplomado de capacitación para profesores de primaria, realizado por la UNAM, a dicha estrategia de formación continua se agregaban algunos cursos opcionales de diferentes temáticas, ofrecidos esporádicamente por instancias públicas y privadas para “actualizar” a los maestros. Otra posibilidad de actualización estuvo en los Centros de Maestros, donde se impartían cursos estatales o regionales, algunos con gran trascendencia, y otros más con graves deficiencias en su realización. Éstas son las condiciones del desarrollo continuo de los docentes.
Para preparar al docente del nuevo modelo educativo, la Secretaría de Educación Pública (SEP) ha diseñado una doble estrategia de capacitación. Por un lado, ocupará los Consejos Técnicos Escolares (CTE), que se realizan el último viernes de cada mes. Y por otro, la capacitación por medio de cursos en línea.
Recordemos que desde el ciclo escolar 2016-2017, los CTE abordaron superficialmente el contenido del nuevo modelo educativo. Se destinaron unas cuantas horas para analizar las diferentes versiones de modelo educativo. Esta lógica donde los docentes se reúnen mensualmente, no ha madurado lo suficiente, sin embargo, no han tenido ajustes los lineamientos de los CTE, y las guías de trabajo van apareciendo conforme se van necesitando. A pesar de acuerdos y documentos, las escuelas de educación básica no están en las mejores condiciones para incursionar en la autonomía curricular que promete el nuevo modelo, ni los CTE han demostrado ser un espacio de formación continua de maestros.
En cuanto a los cursos en línea, el pasado 17 de enero la SEP publicó la convocatoria para el registro de cursos “Colección de Aprendizajes Clave” dirigidos a 1.2 millones profesores de educación básica. De primera vista, estos cursos representan algo novedoso para el sistema educativo. Justo por tratarse de cursos en distinta modalidad generan altas expectativas, pero también una gran sospecha sobre su efectividad. Este tipo de cursos masivos abiertos en línea (MOOC, por sus siglas en inglés), han generado polémica desde su aparición, como lo fue en instituciones educativas de Canadá y Estados Unidos.
De manera general, la experiencia que se ha obtenido por medio de los MOOC, es cuestionable por distintos puntos. Según publicaciones de la investigadora de la UNAM, Marion Lloyd, los cursos abiertos en línea han tenido una gran limitante: la eficiencia terminal. Precisamente porque, por tratarse una modalidad en línea, demanda de nuevas cualidades del estudiante matriculado, como habilidades de estudio autodidacta para administrar el uso del tiempo y los recursos disponibles; se limita la interacción entre los inscritos al curso, es muy fácil hacer trampa, y a veces no se perciben resultados favorables entre sus egresados. Por ello estos cursos no han representado una carga de créditos para algún programa de educación superior.
A nivel internacional, la plataforma Coursera ha sido de las principales pioneras en la modalidad de cursos abiertos en línea. En México, hay instituciones como la UNAM o el Tec de Monterrey que han desarrollado plataformas y recursos en línea. En el ámbito oficial, desde el 2015 la Subsecretaría de Planeación, Evaluación y Coordinación, de la SEP, puso en marcha la plataforma Televisión educativa, dentro de la cual se ofrecen los cursos en línea: México X. En esta oferta abierta, también se presentan las mismas limitantes que tienen los MOOC en otras latitudes.
La modalidad de cursos abiertos en línea en México, no ha arrojado los resultados suficientes como para que se conviertan en una estrategia nacional de capacitación docente. En su canal de youtube, la SEP ha subido un tutorial en donde se presentan las características de los cursos en línea “Colección de Aprendizajes Clave”. Se mencionan los requerimientos técnicos y se describen los recursos y botones que aparecen en la plataforma. Se explica cómo conocer y enviar mensajes a compañeros. Se expone que el blog personal servirá como cuaderno electrónico para notas del curso. Se describen los pasos para ingresar a un círculo de estudio, así como el mecanismo para responder evaluaciones o cuestionarios, y el envío de tareas.
La población objetivo de estos cursos son los profesores de básica, quienes tienen un promedio de edad de 40 años (INEGI, 2015). Hay profesores jóvenes con mayor familiaridad para cursos en línea, y también hay profesores mayores que apenas conocerán esta modalidad de capacitación.
Sin duda alguna, estos cursos son bonitos porque están a la moda, y ocupan recursos tecnológicos como nunca se había hecho. Son baratos, porque los recursos educativos están disponibles en línea, y no se hace el gasto monumental en la impresión de materiales, ni en logística de capacitación. Y apenas se verá si los cursos son buenos, y cumplen sus objetivos. Esta política educativa de abandono e incertidumbre se diseñó sin margen de maniobra, para evaluar y reorientar las acciones que sean necesarias. Así empieza el nuevo modelo educativo.
Jefe de redacción en Voces Normalistas.