Miguel Ángel Pérez Reynoso
Toda investigación inicia a partir de plantear preguntas, de vincular lo que se sabe con lo que se desea o se necesita conocer, las preguntas son el horizonte de la indagación, deben ser pertinentes, novedosas, que garanticen la generación nuevos conocimientos. La pandemia como fenómeno global nos hizo regresar a cero, mucho de lo ya sabido ha perdido su valor y su pertinencia, ahora estamos de frente ante la generación de nuevas preguntas porque se tienen la necesidad (urgente) de nuevos conocimientos.
La pandemia al cerrar las puertas de las escuelas garantizó casi en automático un deterioro educativo y una baja significativa en los aprendizajes. Aquí surgen tres líneas de investigación y una para la intervención:
¿Cómo explicar la relación pandemia – rendimiento académico?
¿Por qué es tan difícil adaptarse a nuevos formatos de atención escolar que vayan más allá de lo que pasa en la escuela?
¿Qué ha cambiado en educación en cuanto a ideas y prácticas producto de la pandemia?
Y la pregunta de intervención sería: ¿Cómo hacer para generar un estilo de trabajo educativo que garantice la recuperación de los aprendizajes que se han detenido?
La investigación concebida como la generación de conocimientos pertinentes pensados en conocer algo nuevo para actuar sobre el viejo terreno, tiene nuevos planteamientos y se mueve últimamente bajo formatos ligados con todo lo que nos trajo la pandemia: virtualización, educación remota o a distancia, conexión en tiempo real con distintos personajes y foros en todo el mundo y el compromiso de los sujetos en generar estrategias de auto aprendizajes entre muchos componentes más, todo ellos o la mayoría como componentes novedosos.
Para la pandemia no estábamos preparados para las implicaciones socio educativas que se desprenden de la misma, ni tampoco lo estuvimos, para pensar en investigar los distintos fenómenos y objetos inéditos que se deprendieron de ella.
La generación de conocimientos contribuye a superar las crisis con mayor facilidad. Conocer implica saber caminar sobre senderos desconocidos, la pandemia ha sido uno de ellos, investigarla, es un compromiso que implica vivir un trayecto que no habíamos vivido para conocer lo que ignorábamos.
En educación –termino-, la generación de nuevos conocimientos, es producto de la investigación científica que llega muy tarde, los docentes, no leen ni tienen acceso a reportes de investigación y los que lo tienen no tienen acceso a trabajar y mediar con docentes, ¿Cómo hacer ante esta paradoja? Alguien pensó que las y los docentes se convirtieran en investigadores alguien más pensó que se debía de acercar a los investigadores al trabajo de las y los docentes y alguien más siguen pensando que son brechas y carrieles que corren por separado.
Lo que sí, es que la pandemia (nos) golpeó a todas y todos por igual, nos colocó en una posición de igualdad en el terreno de las vulnerabilidades que siempre serán desiguales. En ello, conocer es un compromiso de todas y todos hacernos preguntas y generar los conocimientos que nos ayuden a caminar a todas y todos encima de sendero aún desconocido, es y debe ser la nueva vocación de investigadores e investigadores.