Desde el ciclo escolar 2013-2014, las escuelas de educación básica (preescolar, primaria y secundaria) realizan reuniones previas al inicio del ciclo escolar y en el último viernes de cada mes. Todo el personal docente, de diversas funciones, se reúne para abordar temas relacionados con cada plantel, y tienen como objetivo “lograr la calidad educativa”.
Ya se han trabajado durante dos años lectivos, y en este ciclo 2015-2016, se continúa con las reuniones en cuestión. Desde hace más de un año, este modelo se ha puesto en entredicho, por parte de los analistas, también por parte de los medios de comunicación (Reforma, 16/05/2014), y precisamente por los mismos profesores involucrados.
Estas reuniones no han representado un tiempo perdido (o no del todo). Las clases que no se tienen los últimos viernes de cada mes, se compensan con el alargamiento de los días del calendario escolar. Es decir, que no se afectan los 200 días de clases. Con esta tercera versión de Consejos Técnicos Escolares (CTE), se están dando vueltas de tuerca, y a continuación veremos en qué sentido.
Dos modelos de actualización docente
Como es natural para todas las profesiones, la docencia requiere de preparación y actualización constante. De modo que la Secretaría de Educación ha instrumentado estrategias para actualizar a sus profesores de educación básica, y en el organigrama de la secretaría se han modificado los espacios para atender y satisfacer las necesidades de formación continua de los profesores.
Tomando en cuenta los últimos dos sexenios, y con base en el análisis de Ruth Roux y Jorge Luis Mendoza (2014), podemos observar que se han tenido dos modelos de actualización docente, uno de capacitación y otro de desarrollo profesional. Los cuales se describen a grandes rasgos a continuación.
En primer momento, está el modelo de capacitación, que está centrado en satisfacer necesidades de las escuelas y de los sistemas educativos en conjunto. Estas políticas tienen un carácter masivo, homogéneo y momentáneo. Esta capacitación tiene como finalidad “entrenar” a los docentes para poner en práctica una reforma curricular.
Las estrategias de capacitación asumen que hay algún déficit en la docencia, por lo que se debe transmitir el conocimiento técnico. Este modelo apareció con los Cursos Básicos de Formación Continua para Maestros en Servicio, que duraban tres, y luego cinco días (40 horas) antes de cada ciclo escolar.
En estos Cursos de Formación Continua, se trabaja con guías que la SEP distribuía para todos los profesores de educación básica. La finalidad se centraba en la aplicación del Plan 2011, y en temas emergentes y de relevancia social, con los referentes teóricos que sustentan al modelo educativo. Este modelo se ocupó hasta el ciclo escolar 2012-2013.
Por otro lado, aparece el modelo de desarrollo profesional continuo. Este modelo impulsa procesos de preparación a largo plazo, arraigados en escuelas y a partir de las dificultades de cada plantel y de cada docente. A diferencia del anterior, este modelo le atribuye un papel activo al docente en cuanto al diseño de la ruta que seguirán, y en cuanto a la toma de decisiones.
Por medio de los análisis colectivos, los docentes distinguen los factores que intervienen en forma positiva o negativa en el desarrollo de la vida escolar. Se identifican las fortalezas y debilidades que tienen en forma colectiva e individual. En este modelo los docentes pueden construir prácticas a partir de las consignas que determinen como prioritarias.
Desde este espacio, los docentes tienen la posibilidad de instrumentar acciones de facilitación y acompañamiento para favorecer su desarrollo profesional. Este modelo se incorpora al sistema educativo a partir del ciclo escolar 2013-2014, y se faculta a cada institución de educación básica para instrumentar sus estrategias de mejora, a partir de sus necesidades y sus posibilidades.
La guía CTE ¿media llena o media vacía?
Si comparamos la guía de los anteriores Cursos Básicos, con las guías de los Consejos Técnicos Escolares, veremos claramente que tienen más contenido las guías de la versión anterior. Si tomamos en cuenta la pertinencia de la guía homogénea, para contextos institucionales específicos, resulta más adecuada la guía de los Consejos Técnicos, porque es flexible.
Aunque para cada sesión del CTE (intensiva u ordinaria), se publican en forma electrónica la guías de trabajo, específicas para cada nivel, éstas no representan un “libro de texto” a seguir; sino que constituyen ejes sobre los cuales se tiene que entretejer la Ruta de mejora de cada institución.
Si buscábamos el fragmento de la lectura que nos capacitara en función de estrategias de enseñanza, prácticas de evaluación, o instrumentos de gestión, la guía CTE, se verá media vacía, porque sólo prescribe la dirección de las acciones que los docentes, en forma activa, tienen que ir implementando.
Si se reconoce al CTE como una nueva generación de gestión, en donde los docentes tienen la facultad de tomar decisiones y determinar las prioridades de su institución, y las posibilidades de solución a partir de diversas estrategias, la guía de los CTE se verá media llena.
El efecto Mateo
Regresando un poco al análisis de Roux y Mendoza (2014), es preciso señalar que este andamiaje legal y normativo de los CTE, favorecerá las oportunidades de desarrollo profesional docente, en la medida en que exista liderazgo de los directivos, y acompañamiento de los supervisores, asesores y tutores. De este modo se perfilaría una institución hacia la calidad educativa.
Sin embargo, existen algunas dificultades o vacíos en el cuerpo docente de cada institución. Justamente determinados por el liderazgo directivo, las escuelas de educación básica han logrado el nivel que tienen en función del trabajo, individual y colectivo, guiado por los docentes que dirigen las acciones en conjunto.
Entonces, ocurre lo que los sociólogos han denominado efecto Mateo (inspirado en el Evangelio según Mateo, versículo 12) “Porque al que tiene, se le dará más y tendrá en abundancia, pero al que no tiene se le quitará aun lo que tiene”. Para nuestro análisis educativo diremos que el Consejo Técnico Escolar dará más beneficios a las escuelas que ya se encaminan hacia la calidad (desde antes de los CTE).
Mientras que, para las escuelas que han tenido dificultades de organización interna, los Consejos Técnicos Escolares, no representarán necesariamente un beneficio tangible para sus educandos. Y, por muy eficaz y eficiente que sea la modalidad de CTE, en unos casos, no lo será para otros. Por ello tiene tanta cabida la duda que surge entre los medios, los padres de familia y los docentes.
En esta semana se estará preparando (en cascada) la segunda sesión ordinaria del Consejo Técnico Escolar. Y por ser el tercer ciclo escolar que ocupa esta modalidad de desarrollo profesional, vemos que en el trabajo de todas las escuelas ocurre una vuelta de tuerca. Sin embargo, como vimos en el efecto Mateo, para algunas escuelas la tuerca se aprieta, y para otras escuelas la tuerca se afloja.
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*Maestro en Ciencias de la Educación. Jefe de redacción de la revista Voces Normalistas.