Por segunda ocasión, se presentaron los resultados del concurso de oposición para ingresar al servicio docente en educación básica. Por segunda y última ocasión, los aspirantes a trabajar en educación básica se registraron en dos convocatorias: la de egresados de normales, y la de universitarios. En los resultados generales: Resultó idóneo el 52% de los que presentaron el examen.
Con la aplicación de los exámenes de oposición, para funciones docentes y directivas, aterriza la reforma laboral del sistema educativo. Sobre la Ley del Servicio Profesional Docente, se han esgrimido diferentes voces que apuntan hacia la crítica de los vacíos o inconsistencias de dicha ley, y hay otras voces que la han legitimado.
Construcción del mercado laboral docente
La revisión histórica que nos ha legado Alberto Arnaut, señala los esfuerzos de los gobiernos de finales del siglo XIX y principios de siglo XX, para estructurar al sistema educativo, suministrarlo de infraestructura e instrumentar una política de formación docente. Desde el siglo XIX, las escuelas normales han fungido como las principales instituciones formadoras de docentes, hasta ahora.
Dicho así “hasta ahora”, pero no porque hasta este año hubo convocatoria diferenciada y específica para normalistas, sino porque la formación inicial que se imparte en las escuelas normales es una preparación específica y destinada para la docencia. Y seguirán egresando generaciones de normalistas para concursar por plazas docentes.
Las escuelas normales han modificado sus esquemas curriculares. Recordemos tres años clave: 1984, los normalistas se convierten en licenciados en educación; 1997, aparece una reforma curricular en donde disminuyó el trabajo de investigación para los estudios normalistas; y 2012, en donde se busca la formación docente inscrita en el paradigma de las competencias e indagación.
Las modificaciones señaladas han dependido de esfuerzos sexenales, que en algunos casos han tenido continuidad, o en otros, se han traducido en reformas educativas que llevan la fecha de caducidad del sexenio. Se han tomado en cuenta los referentes teóricos y económicos de orden internacional, y de ese modo se ha trastocado la formación docente.
Como se ha presentado en otros ámbitos laborales, el modelo económico ha tenido influencia en la configuración laboral, como en la aparición del “servicio público de carrera”. Esa noción de capital humano, ha estado entretejida a partir del modelo neoliberal de la economía, en la que es imprescindible la comprobación de un perfil académico que habilite al trabajador para despeñar una función.
Originalmente, desde la teoría de la fila o del bien posicional, la credencial de entrada, o el mérito durante el ejercicio laboral son referentes que utiliza el empleador para determinar el ingreso al trabajo, o la permanencia en él. La reciente Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD) se asemeja un poco a esa lógica laboral.
Sin embargo, el examen de oposición de 2016 tendrá una sola convocatoria, en la que se registrarán por igual los aspirantes normalistas y universitarios. El requisito es tener un título de educación superior. Entonces, con la aparición de la convocatoria pública y abierta, se está construyendo un mercado laboral docente.
El mercado potencial de plazas docentes concursables por medio de exámenes de oposición, transforma la noción de la credencial. Este es un punto muy discutible, ya que pareciera que se pone en duda el sistema normalista de formación docente, y se tiene una alta expectativa de que los universitarios de las diversas profesiones ejerzan funciones docentes para las que no han sido preparados.
Entonces, la LGSPD implica una noción parecida a la de capital humano, pero pone poco énfasis en el perfil profesional de ingreso. Porque probablemente la formación continua que instrumenta el sistema educativo tal vez sea de alto nivel y eficiencia. Pero los hechos apuntan en otro sentido.
La famosa idoneidad
Para presentar el examen de oposición, se sugiere una guía de estudio para que se prepare el sustentante. En las escuelas normales se han instrumentado estrategias para mejorar los resultados de sus egresados. Y parece que esta última aplicación muestra avances en comparación con el año anterior.
Según los registros obtenidos en las pruebas, los puntajes son agrupados en tres niveles. También se posicionan los sustentantes en grupos que determinarán el orden de la lista de prelación. Sin embargo, esta configuración es relativa entre los sustentantes, ya que no existe un número límite para ser idóneo o no, sino que depende de los puntajes recabados, del número total de aspirantes y del número de plazas disponibles.
Las noticias sobre lo “idóneo” o “no idóneo” se han difundido de manera alarmante. El año pasado, los “no idóneos” conformaron el 61%, y esta vez los “no idóneos” son el 48% de los aspirantes a plazas docentes en educación básica, según el Comunicado 225.
Hay otro factor asociado, que es el aumento de jubilados en todas las entidades, que desde que empezó la reforma laboral en educación, se han acelerado los procesos de retiro. Y la demanda por un espacio en las escuelas normales ha venido disminuyendo.
En el panorama educativo nacional, Hugo Aboites ha señalado que la evaluación de docentes se ha convertido en una amenaza de desempleo (La Jornada, 8/08/2015). Con la convocatoria pública y abierta, se perfila la lógica de contratación de profesores como una construcción de un mercado de plazas. Con una relación de patrón y empleado, donde los sindicatos se ven disminuidos.
La consulta de resultados de los exámenes de oposición es general, y no se puede revisar el perfil académico de los universitarios que están en los mejores niveles de idoneidad, ni tampoco se puede revisar si la procedencia es de instituciones públicas o particulares.
Son indicadores que hacen falta, que no se ven, porque no se quieren ver o no quieren que se vean. Ya que dicha información también ofrecería una mirada sobre la calidad de las instituciones de educación superior.