Estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN) desarrollaron un bioplástico a base de cáscara de mango con propiedades similares a los PET convencionales que a futuro podría servir para crear botellas, cubiertos, platos y vasos desechables.
La innovación de los alumnos del Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos (CECyT) 6 “Miguel Othón de Mendizábal” fue rescatar desechos orgánicos para fabricar un material biodegradable con un tiempo de vida de seis meses, el cual es flexible y se puede reutilizar como abono o composta.
Con el conocimiento adquirido en las aulas de este plantel, Karla Guadalupe Gámez Rangel y Mario Isaac Hernández Hernández utilizaron carbohidratos, proteínas, celulosa, cáscara de mango, fécula de maíz y glicerina, para crear un biopolímero.
En la lista de ingredientes, la glicerina realiza la función de agente plastificante, mientras que “la fécula de maíz aumenta el volumen de los enlaces libres de la amilasa y la amilopectina, lo cual brinda flexibilidad y dureza al bioplástico”, explicó la estudiante Karla Gámez.
Para obtener el material los politécnicos, pertenecientes a la carrera de Técnico Laboratorista Químico, sólo requirieron recopilar la cáscara de mango, de cualquier tipo, triturarla y mezclarla con la fécula de maíz y glicerina para obtener una sustancia viscosa que se moldea al gusto.