El aprendizaje en la educación básica, tal y como lo plantea la Nueva Escuela Mexicana NEM, crea un área de desarrollo potencial de los sujetos en su contexto y condición particular; también estimula y activa procesos internos a través de diversas interrelaciones históricas, sociales, culturales, económicas y educativas, en el marco de la comunidad-territorio (SEP, 2022, p.80).
La escuela pública es un sistema social y como tal, es responsable de generar relaciones pedagógicas que no pueden estar orientadas rígida y exclusivamente a objetivos académicos, sino que éstos deben ser parte de una diversidad de relaciones pedagógicas, culturales y sociales que mejoren y fortalezcan la vida comunitaria dentro y fuera de la escuela (Sidorkin,2002).
El plan de estudios vigente de educación básica y media superior, coloca a la comunidad como el espacio social, cultural, político, productivo y simbólico, en el que se inscribe la escuela y es el principal elemento articulador de las relaciones pedagógicas, así como de los procesos de enseñanza y aprendizaje. Según Bauman (2008), la comunidad es una construcción que se entreteje a partir del cuidado mutuo que se procuran los sujetos, la responsabilidad que asumen hacia la igualdad de derechos de los demás y la igualdad de posibilidades para ejercer esos derechos.
Viajé a Zacatlán, Puebla, para conocer y acercarme a las experiencias de quienes integran el Centro de Desarrollo Comunitario CDC del Proyecto Roberto Alonso Espinosa PRAE, fundado en 1998, que forma parte del enfoque social de Fundación Amparo, quienes están convencidos de que el arte y la educación son herramientas indispensables para el desarrollo integral de la persona, esta Fundación genera estrategias múltiples, complementarias e integrales a partir de dichas organizaciones.
El PRAE es un modelo de intervención que promueve el desarrollo comunitario de zonas vulnerables y/o marginadas por medio de acciones que contribuyen a la mejora en las condiciones de vida de los habitantes, especialmente de niñas, niños y adolescentes NNA, las familias y los grupos dentro de un marco educativo de autonomía, corresponsabilidad y participación social.
Su organización se basa en tres grandes líneas estratégicas:
Educativa. Donde los programas y proyectos se promueven tanto en espacios áulicos dentro del marco de la educación escolar enmarcada en el sistema educativo nacional, como en espacios diversos bajo un enfoque de educación no formal. En cualquiera de las dos modalidades, el propósito central es el promover aprendizajes significativos, contextuados y socialmente construidos.
Para la operación de los programas educativos, han desarrollado un programa de formación y profesionalización que denominan “Educadoras comunitarias”, iniciativa que surge a raíz de capacitar y formar mujeres de la comunidad, con el fin de dotarlas de herramientas metodológicas prácticas para desarrollar su trabajo. El proceso se realiza a partir de la exploración y análisis de temas de desarrollo humano (concientizando sobre la autovaloración y autoconocimiento), Desarrollo social (socializar, incorporarse al trabajo en equipo, liderazgo) y Capacitación para el trabajo (educación social, Pedagogía, Método Montessori).
La organización del centro tomando en cuenta la Metodología Montessori, se realiza en espacios específicos: Cuartos de bebés (NN de 6 meses a un año o hasta que caminen); Comunidad infantil (de la marcha hasta los tres años); el Preescolar que se denomina Casa de los Niños (de tres a seis años de edad). En la Primaria se conforman dos talleres: Taller 1 (de 6 a nueve años) y Taller 2 (de 10 a 12 años).
La educación no formal comprende “Juega, aprende y te prendes” y “Rehilete”, ambos se ofrecen en los Centros Comunitarios y se ofertan a escuelas de la comunidad. particularmente a primarias y secundarias y se hace intervención en espacios comunitarios. en ambos programas.
Salud. En las comunidades en la que se trabaja se realiza a partir de Jornadas de Salud encaminadas a la prevención de enfermedades, buscando mejorar las condiciones de salud comunitaria física, nutricional y emocional de las NNA y sus familias mediante campañas de prevención, promoción y atención para lograr una vida sana y activa. En el CDC de Zacatlán se cuenta con servicio de comedor comunitario, consultorios médicos, odontológicos, psicológicos a y talleres de promoción dirigidos a los NNA y padres de familia. Los programas de esta línea, se vinculan al programa de “Educadoras Comunitarias” desde el proceso de capacitación, impartiendo talleres formativos del área de Salud comunitaria y suficiencia alimentaria atendiendo a los NNA, a sus familias, a los alumnos de algunas escuelas y a personas de la comunidad.
Desarrollo comunitario. Sus programas se vinculan al programa de “Educadoras Comunitarias”, desde el proceso de incorporación al curso como un área activa para el mejoramiento de la comunidad. Incluyen talleres de desarrollo familiar, fomento a la economía familiar, mejoramiento del hábitat y autosuficiencia alimentaria, que contribuyen para mejorar la calidad de vida de NNA y sus familias en procesos formativos basados en la sustentabilidad socioambiental, el desarrollo humano local y la economía solidaria, así como la impartición del plan de formación para la promoción comunitaria, que se ha estructurado en dos fases. En la primera fase se diseñan tres líneas temáticas: desarrollo humano, líneas estratégicas y capacitación técnica. En la segunda fase cuatro líneas: organización y participación comunitaria, salud, agroecología y educación.
Las áreas que apoyan las tres líneas estratégicas son: Mejorando en familia y Trabajo social
La profesionalización objetivo propio de la propuesta, es formar parte de la experiencia de incorporación de mujeres con iniciativa y gusto por el proceso de enseñanza aprendizaje de niñas y niños que forman parte del entorno comunitario de cada una de las zonas de influencia, se les brinda acompañamiento marcando un camino de formación y exigencia profesional que se orienta de manera unidireccional entre la formación propia de la madre educadora y la intervención directa en programas formales y no formales que se brindan en cada uno de los CDC.
El colectivo de trabajo del PRAE desarrolla sus actividades tomando en cuenta la participación y corresponsabilidad comunitaria, la igualdad de derechos, el progreso y la conciencia ecológica y la infancia y el crecimiento en armonía, concretando lo que Hammond (2009) plantea: “propiciar relaciones de aprendizaje y transmisión de valores en donde intervienen las familias y la comunidad local representa una contribución verdaderamente significativa en el bienestar social, físico y emocional de las niñas, niños y adolescentes” (p.29).
Una de las experiencias de éxito, entre muchas otras, son aquellas relacionadas con la formación y profesionalización de las “Educadoras Comunitarias” de PRAE, ya que ha impactado directamente en sus historias de vida, antes y ya siendo educadoras: la maternidad durante las capacitaciones, la relación familiar y conyugal, la relación con la comunidad, el andar académico y profesional y la forma de crianza con sus propios hijos e hijas, han sido elementos que se vieron impactados de manera permanente en la vida de las educadoras. Pero el conocimiento del método, así como el conocimiento de la filosofía Montessori, las capacitaciones recibidas en desarrollo humano y las diferentes herramientas que se les brindaron, han sellado de manera definitiva la vida de cada una de las mujeres educadoras de PRAE durante más de veinte años.
Este andar familiar, comunitario y personal que han recorrido las educadoras comunitarias ha sido largo, no exento de dificultades, con muchos aprendizajes, experiencias y obstáculos que han tenido que atravesar, sin embargo, varias de ellas han ido escalando en la estructura de PRAE, hasta convertirse incluso en directoras. En el Centro Comunitario de Zacatlán laboran 84 personas contratadas y existe un amplio número de personal que realiza servicio social, prácticas profesionales y voluntarias (aprox. 30 personas), todas buscando que los saberes y experiencias recabadas se vayan reflejando en un servicio educativo de calidad y con gran sentido humano.
Para mi ha sido una fortuna vincularme con quienes hacen posible que PRAE se lleve a cabo, confirmando que se puede construir esperanza a partir de la educación en nuestros grandes o pequeños espacios. PRAE ha encontrado en la comunidad: “el marco en el que la escuela encuentra múltiples posibilidades para realizar estrategias de resolución de problemas que se generan dentro de su territorio” (Vera Vila, 2007, p.21), a partir del cuidado mutuo que se procuran los sujetos, la responsabilidad que asumen hacia la igualdad de derechos de los demás y la igualdad de posibilidades para ejercer esos derechos, mejorando y fortaleciendo la vida comunitaria dentro y fuera de la escuela.
Referencias
Bauman, Z. (2008), Comunidad, Madrid, Paidós, p. 147
Hammond, S, (2009). Sacar lo de dentro al exterior, en Rebecca Austin (comp.), Deja que el mundo exterior entre al aula, Madrid, Ediciones Morata.
Sidorkin, A. (2002), Las relaciones educativas: educación impura, escuelas desescolarizadas y diálogo con el mal, Barcelona, Ediciones Octaedro, pp. 159, 161-164
SEP (2022) Marco Curricular Común para Educación Básica. Nueva Escuela Mexicana
Vera Vila, J. (2007) Las relaciones escuela y comunidad en un mundo cambiante, en M. Montserrat Castro Rodríguez et al, La escuela en la comunidad. La comunidad en la escuela, Barcelona, Editorial Grao.
Fundación Amparo: https://www.fundacionamparo.com/prae.html