La relación entre padres de familia, maestros y autoridades educativas debe basarse en una comunicación permanente, eficaz y eficiente para lograr el pleno desarrollo escolar de los estudiantes.
Así lo considera Sergio Martínez Dunstan, especialista en educación y formación docente, ya que en primera instancia el profesor debe llevar una relación permanente con los padres de familia para explicar cómo desarrolla el programa de estudios, pero también con las autoridades escolares para captar y aplicar la visión de las políticas públicas nacionales y locales.
“El propósito final es el aprendizaje, la formación de los educandos, esa es la parte fundamental. Todos los demás, todos los que están implicados, obviamente tienen que aportar desde su trinchera, desde lo que les corresponde en su ámbito de competencia hacer, abonar para ello”, señala.
“El maestro, la relación con el alumno de manera directa es la enseñanza, por supuesto, pero el maestro tiene que relacionarse también con el padre de familia para estarle comunicando los avances o retrocesos que pueda tener el alumno. La relación del maestro con el director de la escuela, pues el director es el que proyecta la visión, sabe a dónde quiere conducir su institución, y entonces ahí hay una cuestión, una relación del maestro con el director de la escuela, con los padres de familia y con el alumno en sí mismo, el alumno como se llama ahora: al centro”, detalla.
“Las diferentes relaciones que tiene que haber entre los diferentes actores deben de tener la mirada puesta concretamente en la formación de los estudiantes de Educación Básica o educación obligatoria, incluyendo media superior”.
La influencia que estas relaciones tienen en el proceso de aprendizaje del alumno, varía dependiendo de si la visión está puesta en la formación del sujeto o en el funcionamiento del sistema social, apunta Martínez Dunstan.
“Cuando se da en un plano sistémico, ya no en un plano áulico ni personal, entonces ya cobra una connotación mucho más holística, porque hay un plano del sistema, no sólo educativo nacional, sino del sistema social que tenemos, en un momento dado, porque las políticas públicas se quiere, se pretende o se busca que se concreticen a través de programas, entonces, ya responden a algo más allá que estrictamente el aprendizaje del estudiante”, explica.
Una comunicación deficiente entre los actores ya mencionados conlleva a un riesgo de tensión en las relaciones, derivando en una ruptura a nivel áulico y escolar, principalmente, advierte el especialista.
Por ello, Martínez Dunstan ve necesario comunicar una visión conjunta entre la del sujeto que se quiere formar y la de la sociedad que se pretende desarrollar, ya que las visiones de las políticas públicas nacionales y las locales en materia educativa pueden no estar vinculadas, y el maestro necesita hacer una adecuada interpretación de éstas para concretizar los objetivos.