Estamos ante la etapa N de la reforma educativa, su propuesta y los diversos análisis, discusiones y elaboraciones en torno a la misma se han tornado en lugares comunes. Requerimos leer de mejor manera lo que subyace en torno a la reforma educativa en sus versiones 2013, 2016, 2018 y 2019.
La reforma educativa se puede esquematizar en tres grandes apartados:
- El paquete administrativo – laboral. (2013 – 2016).
- La propuesta pedagógica y curricular (2016 – 2019).
- La atención al magisterio con sus diversas salidas. (2013 – 2019).
Como podrá verse son tres elementos nodales los que integran la reforma: los cambios administrativos en la regulación laboral, lo referente a lo curricular y pedagógico y el trato con el magisterio.
La reforma inició de manera inversa y así sigue como diría Eduardo Galeano en su célebre libro “Patas pa arriba”. Lo que debería iniciar a partir de una lógica de atención a los docentes para a partir de ahí, buscar cambios en lo curricular y en lo administrativo, inició a la inversa, golpeando y restando derechos al magisterio, para concluir en lo curricular.
Una lectura crítica de la reforma implica colocarnos en otro lugar, saber descentrarnos para entender de manera un poco más objetiva todo lo que está en juego junto con aquellas cosas que están por venir.
La reforma educativa como una oleada neoliberal aún no ha concluido, lo que viene es todavía más riesgoso, ya que se trata de regularizar o normalizar a los sujetos a que se acostumbren a que son sujetos sin derechos y sometidos a un esquema de alta vulnerabilidad laboral y administrativa. La ofensiva neoliberal inició con la evaluación obsesiva, y ello fue solo un ensayo de lo que viene se trata de tener controlado y domesticado al magisterio hasta donde se pueda. Esto es, se trata de que desde el Estado, con el partido o las siglas que sean continuar con el férreo control y dominio, antes fue la evaluación tope donde tope, ahora es la austeridad republicana. El fondo es el mismo telón neoliberal bajo el cual se tejen y se ensayan los nuevos términos del control magisterial.
Para leer la reforma educativa necesitamos, des-leer y des-creer mucho de lo que se ha dicho y se ha elaborado hasta ahora, la reforma educativa es de largo aliento y trasciende los gobierno de Peña y de López Obrador, no existe un elemento de ruptura estructural de la propuesta anterior y si muchos de continuidad programática.
Leer hoy la reforma implica des aprender lo que habíamos dicho en el inicio en los años 2013 y 2014, hoy estamos ante nuevos riesgos e inminentes rupturas. No existe desde la esfera gubernamental una salida valida y convincente y si muchos laberintos y falsos respuestas.
Se trata de regresar a las bases magisteriales y a los fundamentos de movilización y propuestas. Es necesario parar esta propuesta de reforma y dar un nuevo curso de acción, ¿Cómo? ¿Hacia dónde? El magisterio deberá recurrir a su historia, deberá aprender a responder, pero no sobre la base de los problemas de coyuntura, sino de las implicaciones estructurales y de los riesgos de largo aliento que implica la reforma.
Obra reforma es posible, se trata de construirla desde los maestros, con nuevos contenidos, estrategias y un curso de acción diferente al que ahora camina.