Claudia Santizo
Profesora-investigadora de la UAM Cuajimalpa
La calidad de la educación es el principio que orienta la política pública, particularmente desde el 2000 con el gobierno de Fox y las siguientes administraciones de Calderón y Peña Nieto y, también, se incluye como elemento de la política del gobierno de AMLO.
En el programa sectorial 2007-2012 se enunció como objetivo “Elevar la calidad de la educación para que los estudiantes mejoren su nivel de logro educativo, cuenten con medios para tener acceso a un mayor bienestar y contribuyan al desarrollo nacional” (1). En el sexenio 2012-2018 se anotó como meta nacional que la: “…Educación de Calidad, propone garantizar el desarrollo integral de todos los mexicanos y contar con un capital humano preparado, que sea fuente de innovación y lleve a todos los estudiantes a su mayor potencial humano.” (2)
Enunciar el objetivo de lograr la calidad sin definirla genera un concepto vacío. Ningún gobierno podría rechazar la búsqueda de una educación de calidad, pero es sólo un elemento retórico si no se acompaña de su significado y no se explica cómo se alcanzará; debe llamar la atención el que la “calidad” pueda ser enunciada de manera indistinta por cualquier gobierno.
Las siguientes reflexiones sobre la calidad de la educación se dirigen principalmente a docentes y directores que necesitan tener un papel más activo en la definición de la política educativa.
En primer lugar, la calidad se define en función de los objetivos educativos. Les propongo considerar como objetivos de la educación básica que los alumnos desarrollen capacidades de comprensión, razonamiento, comunicación y socialización, según la edad y el grado escolar que cursan, con una educación situada, según sea el caso, en la realidad de las comunidades indígenas, rurales o de zonas urbanas. Esto significa, por ejemplo, que los niños indígenas puedan comprender, razonar, comunicar y socializar en su lengua materna y en español como segunda lengua.
La deficiencia educativa es la deficiencia en el cumplimiento de uno o más de los objetivos anotados (comprensión, razonamiento, comunicación, socialización y educación situada). La deficiencia educativa se puede entender como educación de “baja calidad” y cuando se cumplen los objetivos se entendería como “educación de calidad”.
Otra dimensión de la “calidad educativa” es la capacidad de los procesos de enseñanza y aprendizaje para lograr sus objetivos de educación. El proceso educativo depende de múltiples factores: las prácticas docentes en el aula, la experiencia del docente, las condiciones de aprendizaje de los alumnos, los planes de estudios, los materiales didácticos, la organización de la escuela, entre otros.
Por ejemplo, desde hace años se conoce que las condiciones socioeconómicas y educativas de la familia son un factor que diferencia el aprendizaje de los alumnos. Se puede considerar una situación con un docente bien preparado pero el aprendizaje de sus alumnos es diferenciado por su situación familiar.
El docente puede no atender a los alumnos según sus condiciones, o bien, aunque la docencia esté situada en las condiciones del alumno los resultados dependen también de otros factores como los materiales didácticos, el trabajo coordinado con otros docentes, entre otros.
Algunos analistas de la política educativa argumentan que el discurso de la política de calidad conduce a la desigualdad (3) . Desde otro ángulo, me parece que la desigualdad se refuerza por la falta de compromiso para erradicarla, pero principalmente por una falla en la perspectiva de cómo superar las deficiencias del sistema educativo. El gobierno de Peña Nieto propuso que la calidad educativa se lograría, principalmente, mediante la evaluación de los docentes. Es relativamente clara la falla del modelo educativo de Peña Nieto ya que la deficiencia educativa, o la baja calidad de la educación, se atribuyó de manera unifactorial a los docentes sin considerar los otros factores que intervienen. Lo cual refuerza la afirmación de que la política educativa de Peña Nieto no tuvo objetivos educativos sino políticos.
La definición de calidad anotada aquí coloca en un lugar central el aprendizaje de los alumnos pero lograr esos objetivos depende de la perspectiva con la cual se diseñe la política.
¿Cuál será la perspectiva de la política educativa del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador? Se conocen algunas de sus propuestas como eliminar el carácter punitivo de la evaluación para que esta sea diagnóstica, pero esperaría que no se reproduzca la perspectiva unifactorial del gobierno de Peña Nieto donde la deficiencia educativa se atribuyó a la falta de capacitación de los docentes.
No conocemos el contenido del programa sectorial o el plan educativo del nuevo gobierno. Esta política educativa se podrá valorar en la medida que considere una política integral con una educación situada, donde exista coherencia entre los componentes del proceso educativo como son: prácticas en el aula, capacitación de docentes, estrategias didácticas, materiales didácticos, trabajo en equipo entre los docentes, la gestión de las escuelas, el papel de las familias en la educación, los recursos para familias de bajos ingresos, entre otros.
Hay que estar atentos del riesgo de que la política educativa continúe reproduciendo desigualdades en la medida en que los procesos educativos, de enseñanza y aprendizaje, no consideren el contexto económico, social y familiar de los alumnos. El peligro es que enunciar la Calidad Educativa sin definir su contenido, y solo expresar una intención, puede llevar a la política dirigida a la educación a una trampa de la cual será difícil salir.
1.- Programa Sectorial de Educación 2007-2012. DOF 17-Ene-2008.
2.- DECRETO por el que se aprueba el Programa Sectorial de Educación 2013-2018. DOF 13-Dic-2013
3.- Calidad Educativa. Historia de una Política para la Desigualdad. Sebastián Pla, en: http://www.iisue.unam.mx/libros/?dd-product=calidad-educativa-historia-de-una-politica-para-la-desigualdad#basic-modal-content.