La masa jamás se siente satisfecha. Mientras le quede alguien por engullir, mostrará su apetito.
Elías Canetti, Masa y poder
En varios de mis artículos he utilizado la frase vuelta de tuerca en sus títulos. En mi mente evoco la novela de Henry James, Otra vuelta de tuerca, para muchos la narrativa de terror más refinada. En el análisis político implica observar mudanzas bruscas en ciertos engranajes institucionales.
Usé esa expresión en 2006, cuando, al final de su mandato, el presidente Vicente Fox envió a la Policía Federal a restablecer la tranquilidad que se perdió por el movimiento de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca. Fue un ajuste punzante que salvó la cara del mandatario. Otra vez fue el año pasado, cuando los gobiernos federal y estatal reconquistaron para las autoridades el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca.
En ambos casos consideré que el Estado, con el gobierno central a la cabeza, se agenció pinzas —políticas y simbólicas— para apretar a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y a otras organizaciones. Pero, contra el optimismo de unos y los pronósticos de otros, el gobierno no demolió a la CNTE en julio de 2015. La Coordinadora conforma una masa con apetito. Su cartapacio es más ancho que lo inmediato. Tiene proyecto y metas.
Hoy, acaso los líderes de la CNTE tengan las tenazas en sus zarpas y los altos funcionarios de la Secretaría de Gobernación pequen de candor, aunque en la reunión de este lunes mantuvieron la postura oficial. Desde Canadá, el presidente Peña Nieto ordenó no dar marcha atrás. Pero la CNTE sabe apretar.
La SEP acusó recibo del riesgo de que los militantes de la CNTE no entreguen boletas de calificaciones de los niños que concluyen ciclo escolar en julio. A los maestros disidentes esa táctica les ha redituado en el pasado. Regresan a clases antes de que termine el ciclo, pero negocian recibir salarios. Esta vez van por más.
Los deudos de las víctimas de Nochixtlán salieron —incómodos— antes de que avanzara la reunión en la Segob. No quisieron declarar nada a la prensa, supongo que no tenían respuesta positiva. Pero el secretario Osorio Chong dijo que la Segob mantendrá hoy un encuentro con los familiares de los caídos el domingo 19 de junio. Un punto de distensión.
No obstante, la CNTE sigue apretando. Interceptó automotores, bloqueó el aeropuerto de Oaxaca, detuvo a dos gendarmes que conducían un camión con combustible —que luego liberó por mediación de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca— y bloqueó puentes internacionales en Chiapas, además de realizar acciones en al menos siete estados.
Pienso que las partes agudas del conflicto, las más urgentes, no se resolverán en corto plazo. Si la Segob estaba dispuesta a hacer concesiones, el Presidente ya las frenó. Esta vez, EPN usó un lenguaje positivo, hasta edificante, no habló de los aspectos punitivos sino de las bondades que la reforma acarrearía a los maestros y a la niñez.
El secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, dio un giro en su retórica. En Tecámac, destacó cómo la reforma ya muestra resultados en la construcción y mejora de la infraestructura de las escuelas. Pero también aprovechó para contradecir la propaganda de los opositores. Dijo que es falso que el gobierno privatizará la educación, que venderá los libros de texto gratuito, que despedirá a los maestros que reprueben las evaluaciones. Pero la CNTE ya puso la cabeza de Nuño en la baza. Insinúa —pero se cuida de comprometerse— que el embrollo se resolvería si el secretario Nuño renuncia.
Donde la CNTE tiene presencia recibe apoyo de pobladores y otros grupos, pero la mayoría de la gente padece por sus acciones; el desabasto y la imposibilidad de moverse crea pesadumbre, fomenta intranquilidad y desesperación. El punto: el gobierno recibe la presión de las dos pinzas. La CNTE lo culpa de todo; la otra gente le imputa debilidad por no frenar los excesos de los disidentes.
Sospecho que al secretario Osorio Chong ya le pasó el buen sabor de boca. Las escaramuzas de la CNTE, que nunca está satisfecha, provocan hiel, lastiman las entrañas. Son vueltas de tuerca al revés.
RETAZOS
La mala leche atravesó mi pensamiento. A la CNTE le fue muy bien cuando José Murat fue gobernador de Oaxaca. Dos pistas convergentes: una, la CNTE espera que él asesore a su hijo, el gobernador electo; dos, ablandar de antemano al futuro mandatario del estado. ¡Mala leche, en realidad!