En varias ocasiones he tenido encuentros gratos con el maestro e historiador de la educación de Oaxaca, Javier Sánchez Pereyra, también debates amables acerca del papel de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación en ese estado. De él aprendí muchas cosas y me presentó a maestros e investigadores de Oaxaca a quienes hoy, como a él, los considero amigos.
Pienso que coincidimos en dos cosas, quizás en más, pero no es el momento del balance: la educación de México debe mejorar y, para la investigación, tenemos que separar a los maestros de base de los dirigentes.
El maestro Sánchez Pereyra criticó un punto que levanté en mi artículo del miércoles donde sugerí que la CNTE es casi colegisladora de las leyes secundarias que están por venir. Él piensa que es una exageración de mi parte. Tal vez, pero eventos (en la acepción original de eventualidad) de la semana que concluyó favorecen mi conjetura, para desgracia de la educación nacional. Recurro a notas periodísticas.
La Cámara de Diputados se disponía para aprobar la nueva Ley General de Educación, estaba en la agenda para el jueves 24. La Agencia Quadratín publicó una entrevista con el diputado del PAN, Juan Carlos Romero Hicks, donde afirma que la CNTE dio un manotazo porque hay asuntos del proyecto que no le gustan. El martes 30, el grupo dirigente se reunirá de nuevo con el presidente López Obrador. Busca su favor.
Un reportaje de María Cabadas, en ContraRéplica, del 23 de julio, documenta que la dirigencia de la Sección 22 desea que el gobierno imprima y difunda sus libros de texto. En éstos aboga por el cambio revolucionario, no democrático, enaltece los semblantes de Fidel Castro, Hugo Chávez y el Che Guevara; también de los maestros mexicanos que tomaron las armas, Genaro Vázquez y Lucio Cabañas. Atención. En el texto no analizan a esos personajes, quieren que los alumnos los emulen. Críticos de la CNTE hablan de adoctrinamiento.
Me imagino, porque no lo sé, que en la reunión que tendrán con el Presidente el martes, los líderes de la CNTE insistirán en que se difundan sus textos. Pero les importa más recuperar el control de las plazas, administrar el ingreso y recompensas de los maestros.
El experimento de elaborar un proyecto “tripartito” para una ley de educación para Oaxaca fue interesante como medio de debate. Pero —y eso el maestro Sánchez Pereyra lo sabe— la CNTE la utilizó como medio de propaganda y el PRI —quizá con cierto apoyo popular, digo yo— impuso una versión local de la ley del Servicio Profesional Docente. Grupos de maestros querían aprovechar los márgenes de autonomía curricular que planteaba el modelo educativo para la educación obligatoria. Pero no los dirigentes, ellos iban por todo: la abrogación de la reforma.
El martes que viene pujarán por más. Espero que el Presidente piense dos veces antes de darles el sí, que no los considere colegisladores. La constitución dice que el Estado es el rector de la educación nacional.