No es el fin del divorcio, tal vez un acercamiento estratégico. Tras cuatro años del rompimiento entre la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y el presidente Andrés Manuel López Obrador, este lunes se reunieron de nuevo. El Presidente recibió a una comisión de la dirigencia por alrededor de tres horas en Palacio Nacional. La novedad fue la conversación; nada cambió entre los interlocutores. La CNTE es la CNTE y AMLO es AMLO, una tertulia no implica reconciliación como una golondrina no hace verano.
Pedro Hernández, el dirigente de la facción CNTE de la Sección 9 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, habló con los medios en el nombre de la comisión que se entrevistó con el Presidente. Dijo que no se llegó a ningún acuerdo y que por ello mantienen su llamada (amenaza) de un paro nacional de 24 horas para el 15 de este mes. En sus palabras se nota aprensión porque el Presidente prefirió a los charros en lugar de a ellos, que fueron su seguidores desde que comenzó sus andanzas de dirigente social y organizaba marchas de Tabasco a la Ciudad de México. No les gusta que Alfonso Cepeda Salas sea candidato a senador plurinominal por Morena (aunque no la tiene segura, va en el lugar 11).
El dirigente de la CNTE, quien junto con sus compañeros se tomó la foto afuera del Palacio Nacional con el puño izquierdo en alto, afirmó que continuarán con su lucha hasta que sus demandas se cumplan. Cien por ciento de aumento al salario, desaparición de la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y (los) Maestros y abrogar la ley correspondiente, reformar la ley del ISSSTE de 2007 y abrogar por completo la reforma educativa. La Presidencia no publicó una foto de AMLO con ellos.
También exigieron al Presidente que retome el diálogo con los padres de los desaparecidos de la normal de Ayotzinapa y le reclamaron que utilice las mañaneras para decir que los problemas del magisterio están resueltos. Porque no es verdad ni para los de la CNTE ni para los de la facción mayoritaria, agrego. No obstante, si uno escucha al liderazgo de los disidentes y luego al Presidente, parece que hablaron de cosas distintas y no se escucharon. Los líderes manifestaron que mantendrán su convocatoria al paro de sus agremiados y que hasta el Presidente parece que los animó. Según Pedro Hernández, “sí, él (el Presidente) incluso reconoció en la mesa, casi nos conminó, a que sigamos en la movilización”, pues viene del movimiento social. Pero AMLO se mostró feliz y afirmó otra cosa que no es verdad: “Estoy muy contento con los maestros y las maestras de México porque miren el cambio, ya estoy por terminar mi mandato, no ha habido paros, eso es notorio” (excelsior.com.mx/ 1 de abril/2024).
No pienso que el Presidente se haya ablandado ante el músculo de la CNTE. Aguantó insultos y desplantes —incluso agresiones— por más de cuatro años. Tampoco juzgo que vaya a resolver los asuntos que le plantearon, tal vez con excepción de la Usicamm y la ley del ISSSTE, que también le exige el grupo que comanda Cepeda Salas, aunque al sexenio se le agota el tiempo. Entonces, ¿para qué se reunió el Presidente con sus adversarios?
Son tiempos de campaña electoral y, con todo y encuestas, Morena no la tiene segura, menos en las elecciones locales. Ergo, uno de los malos pensamientos que brotan de repente es que el Presidente quiere abrir un espacio para que estos adversarios —que no son de los fifís— y que más o menos machacan la misma ideología —con más consistencia los de la CNTE—, no se alejen mucho ni voten en contra de Morena y sus aliados o, al menos, que se abstengan.
Falta poco para el 15 de abril, veremos la dimensión del paro y el poder de convocatoria que le queda a la CNTE, aunque tal vez el Presidente diga que no hubo paro y que los maestros también están felices.
Dudo que con el encuentro del lunes haya habido reconciliación, el divorcio fue sonado y las causas profundas. La CNTE se siente defraudada y se sabe que el presidente AMLO no tiene reversa. El quid, pienso, fue una reunión con miras a las elecciones, no vaya a ser que los disidentes se acerquen a los xóchitlovers. Sería un revés para el Presidente.