*Jesús Andriano
Como parte de la estrategia para la implementación del nuevo modelo educativo, la SEP estableció diversas acciones que ayudarán a construir una ruta crítica para poner en marcha los planes y programas de estudio en el próximo ciclo escolar 2018-2019; la tarea suele ser caótica, si consideramos que ante el cierre del presente ciclo las actividades pedagógicas y administrativas suelen incrementarse y por lo tanto la dinámica de las escuelas transformarse; capacitar a los docentes bajo el nuevo modelo educativo no parece una actividad sencilla, el tiempo apremia y no solo es cuestión de operar el nuevo modelo, sino de establecer un marco de referencia global, para que todos los docentes de educación básica conozcan e identifiquen la finalidad de los aprendizajes clave, que junto con la propuesta de autonomía curricular es una intención que va más allá de diagnosticar las necesidades de aprendizaje para contribuir al cumplimiento de los componentes curriculares de la educación básica.
En el documento Aprendizajes clave para la educación integral, se argumenta la necesidad de establecer una educación inclusiva en la que se busca atender las necesidades educativas e intereses específicos de cada alumno; para dar sentido al modelo, se solicitó que cada escuela implementará la oferta curricular que satisfaga su necesidad educativa, y con ello propiciar la atención a la diversidad e intereses individuales de los alumnos, respetando los periodos lectivos del calendario escolar y en el horario que cada escuela considera pertinente; dicha oferta de autonomía curricular está organizada por cinco ámbitos que demandan ampliar la formación académica, potenciar el desarrollo personal y social, atender nuevos contenidos relevantes, asociarse a la enseñanza de conocimientos regionales y establecer proyectos de impacto social.
Para dar respuesta a la propuesta y generar una decisión colegiada en cada una de las escuelas, en la quinta sesión de Consejo Técnico Escolar (CTE); se realizó un acercamiento a la noción conceptual de la autonomía curricular, se socializaron los conceptos básicos, los objetivos que se pretenden alcanzar, la articulación con los campos de formación académica y las áreas de desarrollo personal y social que se aspiran atender, así como el catálogo de temas que la SEP recomienda para crear los clubes de acuerdo a los cinco ámbitos de autonomía curricular.
Para la séptima sesión del CTE, se enfatizó en la construcción de una ruta crítica utilizando la matriz FODA una herramienta que se ocupa principalmente en el ámbito de la administración empresarial y que tiene como objetivo diagnosticar las fortalezas, aprovechar las oportunidades, identificar las debilidades y planear estrategias para evitar las posibles amenazas en la organización. Con la intención de elaborar un primer diagnóstico se les solicitó a los docentes, reconocer las condiciones generales de la escuela, averiguar la disponibilidad de horas por parte de los docentes, identificar cual es el perfil de la planta docente, así como inspeccionar la infraestructura, instalaciones y equipamiento con el que se cuenta. Si bien la instrumentación del FODA suele ser ambiciosa; en ocasiones resulta una herramienta de riesgo, ya que se realiza en un momento determinado y no propiamente sirve para establecer una planeación prospectiva.
Sin embargo ante la iniciativa; es necesario enfatizar que no solo con estar al tanto de las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas se pueden poner en marcha los clubes de autonomía; es necesario que los maestros antes de tomar una decisión, consideren la forma en la que se va articular con los campos de formación y las áreas de desarrollo personal y social.
En la guía de CTE de la séptima sesión (p.23), se señala que cada club puede determinarse por dos vías: ser diseñado por la propia escuela, bajo el Acuerdo 12/10/17 del Diario Oficial de la Federación, en el que se le brinda a la escuela la facultad para que defina los contenidos programáticos y organice los clubes; o mediante la gestión con una organización pública o privada especializada en temas educativos. La tarea para los próximos días no es sencilla, los docentes deben de seleccionar qué clubes se ofertarán y la incertidumbre sobre su diseño, aplicación o adquisición se convierte en una disyuntiva.
Independiente de la forma en la que se gestione para atender la tercera parte de los componentes curriculares, el docente debe identificar y conocer los aspectos teóricos que dan soporte al diseño curricular de un programa; Casarini, en su libro Teoría y desarrollo curricular delinea como necesario fundamentar el diseño en tres fuentes que contribuyen no solo a su elaboración, sino a la articulación con lo que se desea enseñar. La primera es la fuente sociocultural, como la esencia donde se analizan los requerimientos sociales y culturales que el contexto le formula a la escuela, se determina por los valores, actitudes, procedimientos y destrezas que contribuyen a la socialización del alumno dentro de las pautas culturales de una comunidad. En la fuente psicopedagógica, se establecen dos aspectos; el psicológico que se relaciona con los procesos de desarrollo y de aprendizaje de los alumnos, y en él se visualiza la comprensión del proceso evolutivo del desarrollo humano, a nivel físico, emocional y cognitivo, y el aspecto pedagógico que integra la conceptualización de la enseñanza a nivel teórico, como una actividad intencional, anticipada y dirigida a propiciar el aprendizaje de diversos contenidos. Y por último la fuente epistemológica, cuya función es favorecer a la toma de decisión sobre los contenidos relacionados con un saber y un saber hacer específico y contribuye al cumplimiento de los contenidos. De acuerdo a la propuesta los docentes deben ser los principales involucrados en conocer, identificar y cuestionar el sentido que tiene lo que se desea enseñar, aprender o evaluar.
La idea de establecer un currículum diferenciado de acuerdo a las necesidades y condiciones de los estudiantes, no es nueva, en el 2010 la OCDE, hizo público el documento Mejorar las escuelas, estrategias para la acción de mejorar la educación en México; en dicho escrito, se recomienda fortalecer la participación social en la escuela, generando una mayor responsabilidad en la toma de decisiones de los directores; e incluso en dicho material se hace énfasis, en la representación de los consejos escolares para contar con el poder o influencia real, sobre aspectos de la selección del personal escolar, los recursos, el curriculum y otros asuntos.
Es evidente que la puesta en marcha va más allá de una simple propuesta innovadora; instaurar clubes de autonomía, sin las condiciones necesarias para su desarrollo, compromete más a los docentes con la sociedad, que la reforma educativa con lo que se desea alcanzar.
*Docente investigador interdisciplinario de la Escuela Normal de Tecámac. Colaborador de Voces Normalistas