A reserva de lo que pase en Oaxaca en la última de las consultas estatales para la construcción del Acuerdo Nacional sobre la Educación (ANE), que impulsa el futuro gobierno, el rompecabezas comienza a armarse. El tema de fondo es desmontar una Reforma Educativa que le costó un esfuerzo fenomenal al gobierno de Enrique Peña Nieto. El sexenio no fue suficiente para proteger al entramado que representa la reforma. Puede conjeturarse que tampoco le bastará al de la Cuarta Transformación, al menos, claro, que nada más sea para echar reversa y volver al estatus de 2012.
La consulta privilegió la voz de cinco actores que plantearon sus demandas con cierta nitidez. Nada más las organizaciones de la sociedad civil (no todas) se desprendieron de la premisa de la consulta: cancelar la “mal llamada Reforma Educativa”.
Los demás protagonistas dan por hecho que así será. Unos, la buscaban, otros, aceptan la consigna. Y, sin embargo, será difícil armar en un todo coherente petitorias de calado diferente.
1. Los actores institucionales disfrutaron de privilegios al ostentar representación legal. Los gobernadores aprovecharon los foros para plantear sus asuntos que se resumen en dos: más dinero y menos responsabilidad. Sólo los gobernadores de Chihuahua y Michoacán defendieron la reforma; los demás ya están disponibles para lo que se avecina. Los rectores de las universidades, además de ser los anfitriones y colaboradores en la recolección y organización de las ponencias, también solicitaron más recursos para crecer y apoyar la oferta del Presidente electo de aumentar la matrícula. No se escucharon reclamos de respeto a la autonomía universitaria.
2. Las filas del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación se muestran divididas. La corriente de Juan Díaz de la Torre ofrece colaboración y apoyo al nuevo plan. Las ponencias de sus miembros aportan (o reiteran) los asuntos pedagógicos, formación y actualización docente y no evaluación del desempeño. Los seguidores de Elba Esther Gordillo siembran divisiones e insisten más o menos en las mismas propuestas, pero con un tono reivindicativo.
3. En cambio, las fuerzas de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación se ven unidas, beligerantes y, como siempre, acompañadas de la acción directa que raya en la violencia. Su talante excluyente se refleja en el veto que ponen a los demás actores. Ya anunciaron que en Oaxaca nada más ellas participarán.
4. No muchos, pero investigadores de la educación, al igual que exfuncionarios, participaron con “conferencias representativas”. Supongo que la mayoría coincide con las críticas a la reforma, pero no sé qué es lo que proponen a cambio. Coligo que algunos colegas hicieron planteamientos novedosos e imaginativos. Sospecho que son minoría.
5. También los miembros de organizaciones de la sociedad civil escribieron ponencias y participaron en las tómbolas. Parecían extranjeros en tierras extrañas, aunque en la mayor parte de los foros los escucharon con respeto… y distancia.
Los personajes ausentes fueron los posibles beneficiarios del futuro Acuerdo: los niños, adolescentes y jóvenes que asistirán a las escuelas y serán recipiendarios del sustituto del Nuevo Modelo Educativo. Los expatriados fueron los altos jerarcas del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación —para muchos los villanos en estas rondas—, aunque en algunos estados participaron los delegados estatales.
Carlos Pallán Figueroa, en dos entregas, en Campus Milenio, se preguntó qué tan útiles resultarán los foros para la construcción del ANE. Deja la respuesta al futuro. Yo también, pero conjeturo que será en verdad complicado ensamblar demandas disímbolas y contradictorias. Y, sí, es un rompecabezas de más de cinco piezas.