Si has finalizado tu formación docente, y estás listo para iniciar a dar clases, hay ciertos tips útiles que conviene que recuerdes. Toma nota de estos cinco consejos que te ayudarán a superar los nervios iniciales:
1. Utiliza un tono de voz normal y natural
La mayoría de los docentes recuerdan esto, ya que si esfuerzas demasiado tu voz, la perderás rápidamente. Además, no es la mejor manera de comenzar a vincularte con tus estudiantes, y el estrés y el entorno negativo que genera la voz elevada nunca es bueno.
Es importante que diferencies tu tono. Si estás pidiendo a los alumnos que guarden sus cuadernos y formen grupos, asegúrate de utilizar un tono declarativo y asertivo. Pero si estás realizando una pregunta acerca de un personaje en un libro que leen, utiliza un tono conversacional y agradable.
2. Habla solamente cuando los alumnos estén en silencio y tranquilos
Combate la tentación de hablar mientras la clase esté agitada. Lentamente pero de forma segura, los estudiantes comenzarán a pedir silencio entre ellos. Verás que tu paciencia y silencio valen la pena.
3. Utiliza gestos y comunicación no verbal
Levantar una mano, o mantener el contacto visual con un estudiante, es una gran manera de conservar la clase en silencio y la atención enfocada. Toma un tiempo de adaptación a esta rutina, pero es verdaderamente útil. Incluso puedes pedirles que levanten sus manos en conjunto con la tuya, y cuando todos lo hayan hecho, entonces bajas la tuya y hablas.
4. Aborda los problemas de conducta de manera rápida e inteligente
Asegúrate de abordar cualquier problema que puedas tener con un estudiante, o que dos estudiantes tengan entre sí, lo más rápido posible. Los sentimientos negativos entre las partes pueden agravarse en muy poco tiempo.
Para lidiar con estos problemas de forma inteligente, es importante alejarse de los demás estudiantes, tal vez incluso en la entrada al aula. Pregunta algo inocente, como “¿En qué puedo ayudarlos?”; cuando se trate de mala conducta en el aula, opta por un abordaje positivo. Di algo como “Parece que tienes una duda”, en lugar de “¿por qué hablas y no trabajas?”.
Cuando detectes conflictos entre los estudiantes, pídeles que se reúnan contigo a la hora del almuerzo, utiliza un lenguaje neutro y sé la mediadora, ayudando a resolver el problema de forma pacífica. Recuerda que es importante no acusar a nadie de nada. Actúa como si no fuese algo importante, la sensación opuesta a la que seguramente tengas. Así los estudiantes quedarán sorprendidos, ya que estarán esperando una actitud de enojo y confrontación.
5. Intenta siempre tener una lección atractiva y bien planeada
Este es seguramente el consejo más importante. Siempre conviene planear de más, es mejor que sobre el tiempo de lección y no que falte. Los estudiantes aburridos en general significan problemas. Si no armas una buena lección, esto llevará a demasiada conversación. Consigue su atención y mantenla con clases dinámicas.
Fuente: Conversaciones GESS
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