“Emilio Chuayffet era un político idóneo para armar una reforma educativa que tuvo una base política y laboral, pero no para entrarle al meollo del asunto educativo, que es lo que tiene que venir ahora, necesariamente, entonces por ese lado la salida de Chuayffet me parece que podría ser positiva”, opina Alicia Civera, académica del Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).
La especialista en Historia de la educación en México e Iberoamérica, explica que no tiene claro si el cambio en la Secretaría de Educación Pública garantiza que habrá un avance en ese aspecto.
Para la política educativa mexicana es fundamental “armonizar planes de estudio, libros de texto, con condiciones de trabajo de los maestros, porque tenemos un funcionamiento de lo mas errático entre planes de estudio que han cambiado, con libros que no han acabado de reformarse, ahí hay un vacío didáctico que creo que va a ser terrible para las generaciones que están ahorita en la escuela”.
Darle a la escuela un fondo formativo y no solo informativo, es otro de los pendientes, a decir de Civera.
Generar formas de diálogo con los maestros que permitan un trabajo conjunto, es importantísimo afirma la Doctora en Ciencias con Especialidad en Investigaciones Educativas:
“porque una política educativa no se puede armar desde arriba, si no tienes el consenso de abajo, se tiene que hacer un diálogo para que los actores tengan un mínimo de consenso en lo que hay que hacer”.
También se debe considerar el papel de los asesores pedagógicos y el apoyo que podrían brindar a las y los maestros en servicio, se debe dejar de considerar, como hasta ahora ha hecho la reforma:
“que los maestros son desechables y que se van a quedar los buenos, pero ¿de dónde van a salir los buenos? Tenemos una base de maestros, hay que trabajar con ellos, hay que mejorar su formación, su desempeño y hay que darles mejores condiciones de trabajo y no culparlos de todo”.