Estimado Señor:
Disculpe si estoy confundido al dirigirme a usted como interlocutor serio, interesado en una mejor educación para los niños de Oaxaca, y no como algunos lo han tratado, como mafioso que solo le interesa el poder y enriquecimiento. Supongamos que usted no siembra la discordia a propósito. Esto iluminaría la posibilidad de poder lograr algunos acuerdos básicos. Como líder de la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, defiende algunas prerrogativas que no comparte ni el gobierno federal ni la mayoría de la sociedad civil pero no por eso hay que considerarlo entre los promotores de discordia que Dante consignó a un lugar especial en el infierno, castigados de ser rajados con la espada de un demonio una y otra vez justo cuando su cuerpo empieza a sanar.
Actualmente parece que son los niños Oaxaqueños los que sufren tal castigo en vida al cortar constantemente su educación.
En la esperanza de poder aliviar ese sufrimiento y sobre todo, defender los derechos de los ciudadanos más débiles y vulnerables, y fortalecer a la vez los derechos de los docentes, me permito proponerle las siguientes bases conceptuales para un acuerdo beneficioso:
- En la educación, los derechos de consideración prioritaria son los de los niños. Como líder sindical, su primera obligación es proteger los derechos de los trabajadores de la educación siempre y cuando no vulneran los derechos de los estudiantes.
- El concurso de oposición docente es como los exámenes calificadores de otras profesiones como derecho y medicina, y como tal, sirve para profesionalizar a la carrera. Solo después de que un candidato califique como profesionista y sea asignado una plaza empieza el papel del sindicato en la defensoría de sus derechos laborales y profesionales. Sin embargo, la Sección 22 tiene un papel válido en apoyar la formación e inserción profesional de los candidatos indígenas al magisterio, ya que Oaxaca es el estado de mayor población indígena. Los niños indígenas necesitan de maestros que hablen su idioma y sirvan de modelos para su desarrollo intelectual, económico y social. Merecen consideración especial en el proceso de calificación para plazas docentes en escuelas con porcentajes altos de niños indígenas.
- La evaluación docente debe lograr diferenciar en lo más básico. Los maestros actuales cuyo ejercicio profesional es dañino o va en detrimento a la formación de los niños deben ser separados de sus trabajos. Los maestros que hacen un esfuerzo honesto y establecen relaciones positivas con sus alumnos deben ser ayudados a mejorar y seguir aprendiendo junto a sus alumnos y a sus compañeros de trabajo en un esfuerzo colectivo de elevar el aprendizaje de todos en su centro escolar.
- El gobierno federal debe apoyar a la capacitación de los docentes a un nivel adecuado. El presupuesto actual para tal propósito es a todas luces insuficiente. Evaluar a los docentes sin invertir en su formación profesional siembra la discordia y merece un castigo dantesco.
- La deserción escolar es el problema más urgente de la educación en México, al cual deben dedicarle tiempo y energía compartida tanto sindicato docente como gobierno, y analizar las causas a nivel de Consejos Técnicos Escolares en todos los centros educativos de la república. Un sistema educativo que provoca la deserción de más de la mitad de sus alumnos antes de graduarse de bachillerato es insostenible.
Creo que cualquier educador ético puede apoyar a estos conceptos. No soy, por supuesto, negociador designado de ninguna instancia gubernamental. Simplemente sugiero principios que, de no ser aceptados por ambas partes, dejarían un vacío en cualquier acuerdo de reconciliación. Entender las preocupaciones e intereses de lado y lado permite evitar posturas de enfrentamientos para colaborar a favor de un mejor resultado. Que nos dejen de tildar de sembradores de discordia y que en vida presente la población más vulnerable, la niñez, no siga sufriendo las heridas de la espada diabólica por intereses encontrados de los adultos. De nuestros méritos para la vida eterna no sabemos, pero entendemos claramente que para nuestros niños un mal arreglo es preferible a un buen pleito, y un acuerdo basado en estos cinco puntos sería un rayo de luz que penetra el cielo nublado de Oaxaca.
Sin más por el momento, quedo de usted, atentamente…