Jesús Andriano *
Como parte de la estrategia para fortalecer el desarrollo los planes y programas de estudio vigentes (aprendizajes clave) la Secretaria de Educación Pública (SEP) y en su momento el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) anunciaron el año pasado, la capacitación de docentes de educación básica para mejorar el proceso de la evaluación, con el curso en línea ¿Cómo mejorar la evaluación en el aula?
El curso fue diseñado para que los maestros adquieran los elementos fundamentales y con ello llevar a cabo una evaluación formativa, apegada a la reflexión sobre las prácticas docentes y con ello mejorar la forma de evaluar; dicho curso se argumenta en el libro que lleva el mismo nombre “¿Cómo mejorar la evaluación en el aula?” coordinado por Pedro Ravela, Beatriz Picaroni, y Graciela Loureiro, un texto que en su origen fue pensado como una herramienta no solo para los maestros en servicio, sino para la formación inicial de los docentes.
El objetivo del libro es que el lector a partir de su trayectoria, formación y experiencia acumulada, encuentre distintos aspectos para revisar y mejorar la forma en la que evalúa. En el libro se abordan algunos temas principales como lo es, una aproximación conceptual a la evaluación en el aula y a las dificultades para modificar las prácticas de enseñanza, así como las diferentes herramientas para analizar los componentes centrales de una actividad de evaluación y los procesos de pensamiento que están involucrados en su resolución; en el mismo libro se comparten algunas sugerencias y ejemplos para transformar las pruebas que se usan habitualmente, como lo son situaciones motivadoras y desafiantes, a través de la evaluación auténtica; así como algunas ideas de trabajo para incorporar la evaluación formativa al trabajo cotidiano. Se enfatiza el concepto de “devolución” y se brindan sugerencias para promover de manera efectiva instancias de auto-evaluación y co-evaluación de los estudiantes; el tema de la devolución es relevante; sin embargo, ¿qué se entiende por devolución?, de acuerdo a la noción descriptiva es “el volver las cosas a su estado original”. Pero, en el sentido pedagógico la devolución implica un momento más en el proceso de aprendizaje y en especial contribuye a una acción de la evaluación, y no propiamente una devolución del trabajo solicitado.
En la construcción de saberes, es complejo que el alumno pueda dimensionar el sentido de la devolución o retroalimentación pedagógica que el docente plantea; es necesario cimentar en el alumno aspectos que favorezcan la indagación, el análisis, el pensamiento crítico, y la reflexión como un proceso de revisión y análisis sobre aquello que es real, ante la aproximación de lo que se desea alcanzar.
Es de llamar la atención que ante la diversidad del contexto y de los planes y programas de estudio en Latinoamérica, se utilice una propuesta global sobre las diversas formas de evaluar el desempeño de los alumnos en el aula. Si bien el libro busca en el lector hacer una revisión sobre su actuar docente, las condiciones y características en las que se desarrolla la docencia son diversas, por lo tanto la forma de evaluar, no solo depende de la trayectoria, la formación y experiencia acumulada de cada docente.
Cabe subrayar que la evaluación, debe constituirse como un aspecto articulado de acciones, dando pauta a la diversidad y características del contexto y a la dinámica de una política educativa congruente al desarrollo social y cultural; en este sentido, asumimos que ante la necesidad por mejorar la educación, la medición es solo un factor y no una condición de la evaluación.
La evaluación como recurso no puede ser el principal indicador para la toma de decisiones, es necesario considerar los diferentes contextos sociales, las características socioculturales de las regiones, las necesidades del entorno con respecto a los modelos educativos, pero sobre todo las condiciones de infraestructura material y humana en las diferentes escuelas. El termino evaluación es perfectible atiende a la intencionalidad por la que fue creada, se apropia del propósito al anunciar su cumplimiento, propicia la cuantificación de los avances establecidos en una acción; por lo tanto la evaluación es una herramienta vital, pero es necesario replantear la intencionalidad de la misma, no como un recurso que valida lo concreto, sino como una experiencia formativa consecuente de la realidad en la que habita el docente, una realidad que solo se argumenta en el momento en el que se sitúa.
La estrategia de capacitar en línea a los docentes para mejorar las formas de evaluar, no es nueva; sin embargo, este tipo de actividades representa un conjunto de retos personales y profesionales para los involucrados entre los que se encuentran; el dominio de las herramientas tecnológicas acorde a las necesidades de los cursos, una mayor inversión en el tiempo de los docentes fuera de su horario laboral para atender las actividades que se solicitan, así como algunos problemas técnicos de conectividad, que sin duda se convierten en condicionantes para dar cumplimiento al objetivo del curso.
La intención de capacitar a los docentes para mejorar los procesos de evaluación es una tarea caótica, la cual genera incertidumbre ante el momento coyuntural de la política educativa, en la que se debate la pertinencia de calidad y excelencia como dos conceptos asociados al proceso de educación y por consiguiente a la evaluación.
*Profesor investigador de la Escuela Normal de Tecámac. Colaborador de Voces Normalistas.