David Auris Villegas
Aunque muchos no lo creen, todos somos responsables del calentamiento global debido a nuestra actitud consumista y, en muchas ocasiones, destructiva, motivada por el afán de poder y enriquecimiento. Entonces es fundamental que los gobernantes y las autoridades tomen conciencia de esta cruda realidad. Solo así podrán desarrollar currículos verdes en el ecosistema educativo, fomentando una mentalidad ecológica en las futuras generaciones
El cambio climático, según los estudiosos, ha empezado hace doscientos años. Esto ha generado el aumento del nivel de los océanos y, una insuficiente presencia de agua dulce en el planeta, al que la NASA lo ha llamado un cambio hidrológico que impacta en nuestra forma de vida. Esta crisis ecológica, según la Deutsche Welle, se traduce en intensas sequías, como en el Cuerno de África, que han destruido los sembríos, generando hambruna humana. Agrega el informe que este continente apenas genera el 4 % de contaminación mundial, pero es el que injustamente sufre más.
Para los científicos y las Naciones Unidas, el cambio climático es la alteración a largo plazo del clima y las temperaturas de la Tierra, influenciada por la actividad humana. Entonces, si esto proviene de la mano del hombre es lógico pensar de una pronta solución, sin embargo, los grandes países líderes en contaminación que poseen la tecnología y el imperio económico para disminuir la fiebre ecológica, todavía no se han puesto de acuerdo, eliminar el uso del petróleo y sustituirlos por energías renovables a escala global. En esta batalla, Noruega lidera el uso de las fuentes renovables y se convierte en el país modelo en sostenibilidad.
Con el objetivo de poner en el centro del debate mundial esta crisis climática y transitar hacia la industrialización verde, las Naciones Unidas, cada 24 de octubre, celebra el Día internacional contra el cambio climático. Sumándonos en un frente único, las escuelas de cada país han de alfabetizarse con una cultura ecológica. Es importante que los niños y adolescentes cultiven el poderoso significado del currículo ecológico que aglutina la cultura de la energía azul sostenible y la economía circular. Asimismo, otra clave es desarrollar las diversas líneas de investigación orientadas a la lucha contra el cambio climático en el espacio de la educación superior, respaldada por un elevado presupuesto económico.
Adaptarnos a la naturaleza como nuestro estilo de vida es uno de los mayores retos de estos tiempos. Para ello, impulsemos una educación ambiental, formal e informal.
© David Auris Villegas. Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCPC.